El triunfo del Partido Republicano en la elección del Consejo Constituyente chileno de este domingo, donde logró 22 de los 50 curules en disputa, no sólo reconfigura el liderazgo de las fuerzas de derecha, al convertirse en la organización con mayor votación con 35 %. También, este hito coloca a las reformas de pensiones, tributaria y salud del presidente, Gabriel Boric, al borde del precipicio, tras el duro revés de sus aliados en la contienda en la que alcanzaron 17 escaños.
“Las reformas de Boric después de resultado electoral van a tener que comenzar a quedar en el olvido, tanto de la vista del discurso público como bandera de lucha. La tributaria, así como también la ley de educación sexual integral, que no tiene nada de integral, sino más bien de inmoral, quedan prácticamente sin piso político”, asegura el especialista de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Maximiliano Lobos a PanAm Post.
Subraya que “el relato del gobierno ha quedado prácticamente reducido a la nada, por lo que va a tener que cambiar la disposición hacia la oposición”.
El mayor fracaso en tres décadas
Las posibilidades de aprobar las reformas en agenda de Boric sólo serán posible si hay un replanteamiento o reorientación del contenido, considerando que el mandatario no tiene mayoría en el Congreso.
En el caso de la Cámara de Diputados, su bancada de Apruebo Dignidad —conformada por el Frente Amplio, Partido Comunista y el Partido Liberal— sólo tiene 39 de 155 escaños. La oposición concentra 68 curules y los demás se distribuyen entre independientes, ecologistas y organizaciones progresistas minoritarias dinamitadas en torno al mandatario.
En el caso del Senado, la derecha y la izquierda están empatadas. Ambas coaliciones tienen 25 representantes, que se distribuyen en la facción de Chile Vamos en conjunto con el Partido Republicano, como parte de la oposición, frente al oficialismo que cuenta con el Frente Amplio de Boric, el Partido Comunista y el Nuevo Pacto Social.
Un panorama con presión
El panorama explica que el presidente haya amanecido encabezando un comité político. El debate de las reformas será tenso. Lo saben. Desde ahora puede predecirse, al considerarse que la caída de la izquierda en la elección de los consejeros constituyentes representa su peor derrota desde el retorno a la democracia.
Esta movida política de repliegue por parte de Boric, dejó una serie de lecturas, entre ellas la de José Francisco Lagos, director de Instituto Respublica, quien en diálogo con Panam Post aseveró que: “Las elecciones fueron un juicio el desempeño del Gobierno y en ese sentido las listas oficialistas tuvieron un mal resultado. Asumir eso implica dar un paso atrás a ciertas reformas que siguen la lógica de la convención constitucional anterior y proponer políticas acordes a este ideario que triunfó en las elecciones porque eso es lo que hoy día están demandando los chilenos sobre todo en cuestiones de la seguridad”.
Con ese escenario encima, el costo de los fracasos es alto. De hecho, si no hay una apuesta a un diálogo estratégico entre sus fuerzas, tener un revés en las elecciones municipales de 2024, en las parlamentarias o en las presidenciales de 2025 es casi un hecho.
El editorial de La Tercera lo deja claro: “El gran derrotado ha sido el gobierno y las fuerzas que lo acompañan, Evidentemente a partir de aquí se configura un escenario político completamente distinto, cuyas implicancias ya se empiezan a proyectar mucho más allá del proceso constituyente propiamente tal”.
Es verdad. El Partido Republicano superó el récord que tenía la Democracia Cristiana de 1965, con la llamada Falange Nacional, al lograr 35 % de los votos, que significa cinco veces la Unión Demócrata Independiente (UDI), cuatro veces Renovación Nacional y siete veces a Evópoli, según datos de Lobos. A ello se suma que “el voto por el Partido Republicano es muy comprometido, no es un voto acomodaticio o que cambie con la ocasión. Es ideológico y de convicciones”, advierte el autor de El Camino del Conservador.
Una catástrofe para Boric
“Las dos votaciones durante su mandato, 4S y 7M, han sido una paliza de proporciones bíblicas para el gobierno”, asegura el dirigente del Partido Demócratas, Carlos Maldonado, quien cree que “en régimen parlamentario Gabriel Boric ya no estaría gobernando”, mientras que en gestión presidencial le queda optar por “humildad y búsqueda de acuerdos”, porque “quedan tres años, y el país necesita avanzar”.
El trabajo político parece la única salida ante el fúnebre pronóstico. No estará fácil cuando la derecha, representada por el Partido Republicano y la Chile Vamos -coalición formada por la Unión Demócrata Independiente, Renovación Nacional y Evópoli- aglutinaron el 56 % de los votos, traduciéndose en un total de 33 consejeros. La cifra, por un lado, les permitirá controlar el Consejo Constitucional y por otro, abonar el camino a la consolidación de esa tendencia, que equivale al resultado del referéndum de septiembre, donde la opción del Apruebo obtuvo 38 % y el Rechazo un 62 %.
“Estos resultados son la confirmación que lo de septiembre pasado no solo fue un rechazo a la forma irresponsable en que la Convención llevó el proceso constituyente, sino que ahí también se estaba expresando un profundo malestar por el hecho de que el tema constitucional no se estuviera zanjando bien y que problemas urgentes que agobian a la ciudadanía se estuvieran desatendiendo”, indica La Tercera en su editorial.
Boric da señales de estar asumiendo el impacto. A su manera, claro. Reconoce que el anterior proceso fracasó porque faltó empatía entre quienes pensaban distinto. “No supimos escucharnos” admitió. Por ello, exhorta al Partido Republicano a “no cometer el mismo error que cometimos nosotros en su momento”. Son lamentos y esperanzas para ablandar la dura senda que comienza y que él propició, al proponer como estrategia ocultar el fracaso de una constituyente con otra.