En Argentina, algunas provincias adelantan los comicios locales, para separar el debate electoral de las cuestiones nacionales y sus candidatos. Un ejemplo de esto es Tierra del Fuego, donde fue reelecto el gobernador oficialista Gustavo Melella. El jefe del Ejecutivo provincial ya había sido noticia internacional recientemente, ya que había sido acusado por unos obreros de la construcción por una cuestión muy delicada: aseguraron que el gobernador les había solicitado tener relaciones sexuales a cambio de trabajo. Cuando el tema explotó en los medios, el dirigente kirchnerista dijo que fue todo una operación política, donde se lo discriminaba por su condición de homosexual.
Una vez más, Tierra del Fuego es noticia y no por nada agradable. El espacio opositor de Republicanos Unidos, aliado a Javier Milei en la provincia, por ahora está perdiendo dos concejales por un insólito motivo: el tono del color de las boletas que se ponen en el sobre. Aunque desde el partido señalaron que se trató de un error de impresión, la competencia utilizó el detalle para impugnar 3000 votos que dejarían a los liberales sin las dos representaciones parlamentarias locales. Como dice el precandidato a presidente de La Libertad Avanza “la casta” hace cualquier cosa para no perder los espacios de poder. Ya ni cuidan las formas.
La agrupación política perjudicada por la estafa acudió a la Justicia Electoral provincial, pero la respuesta oficial fue completamente fuera de lugar. Los acusaron a ellos de querer hacer trampa para engañar al electorado. Los medios locales, incluso los que no son afines al espacio libertario, advirtieron que la impugnación de los votos se hizo con “razones imprecisas, arbitrarias y contradictorias por parte de la Junta Electoral”. Entre las problemáticas que se mencionan figuran la anulación de las boletas que la propia Junta distribuyó en los centros de votación y que fueron objetadas a destiempo. Incluso se advierten las problemáticas del papel y la tinta que existen, no sólo en Tierra del Fuego sino en el país.
En diálogo con PanAm Post, Santiago Pauli, el apoderado de Republicanos Unidos en el distrito, aseguró que la respuesta que obtuvieron por parte del la Justicia Electoral local es “escandalosa” y que apelarán en todas las instancias hasta llegar a la Corte Suprema de Justicia. “Ahora los pasos a seguir son la Cámara de Apelaciones y luego el Tribunal Superior. Las dos bancas que pretenden quitarnos ilegalmente, una se la quiere llevar el partido del gobernador. La otra la pretende la actual cuñada del hombre poderoso del Tribunal de Justicia, así que claramente sabemos que no habrá respuesta favorable a la provincia. Vamos a ir a la Corte, pero antes agotaremos todas las instancias”.
Lamentablemente, en los cuartos oscuros de Argentina es usual encontrar irregularidades e intentos de fraude. Uno de ellos es el de falsificar boletas de listas adversarias, para luego objetarlas en el conteo. Por ejemplo, se le cambia el nombre de un candidato en el montón de la lista, se modifica el número que corresponde al partido político u otro detalle así que pase absolutamente desapercibido para el elector. Lo que ocurrió aquí es algo completamente distinto. Se cuestiona que unas boletas tienen otro tono diferente y, con base en eso, se señala que el partido liberal quiso cometer fraude. Algo que no tiene el más mínimo sentido y que, más temprano que tarde, deberá ser modificado en alguna instancia judicial.