Leonardo Morales,
«Me postulo para presidente de EEUU para liderar nuestro gran regreso estadounidense. Sabemos que nuestro país va en la dirección equivocada, lo vemos y lo percibimos a diario, nuestra frontera sur colapsa, el fentanilo y las drogas llegan al país y matan a los estadounidenses».
«Nuestras ciudades se vacían por el aumento de la delincuencia y el gobierno federal hace que sea más difícil para la familia promedio llegar a fin de mes y lograr mantener un estilo de vida de clase media. A nuestro presidente le falta vigor». Así definió Ron DeSantis su decisión de aspirar a la nominación republicana para competir por la Casa Blanca en 2024.
Las declaraciones fueron hechas en un Twitter Space organizado por Elon Musk.
El gobernador agregó: «El declive estadounidense no es inevitable. Florida lo demostró. Es una elección y debemos tomar una nueva dirección. Un camino que conducirá a la revitalización de EEUU. Debemos restaurar la cordura fiscal y económica. Debemos rechazar los ataques a los hombres y mujeres de las fuerzas del orden. También debemos restablecer la integridad en nuestras instituciones. Esto incluye a los militares».
«Estoy orgulloso de ser un veterano de la Armada y de Irak, y venero nuestros servicios. Pero cuando instituciones veneradas como las de nuestro ejército están más preocupadas por asuntos que no son fundamentales para la misión como el calentamiento global o el género, la ideología y los pronombres, la moral decae y el reclutamiento fracasa. Es necesario eliminar estas distracciones».
Horas antes DeSantis presentó la documentación requerida para postularse a la presidencia y criticó con dureza al gobierno de Joe Biden.
¿Por qué Trump y no DeSantis?
Durante y después de la pandemia de COVID-19 la popularidad alcanzada por el gobernador de Florida, Ron DeSantis, se cataloga de [relevante], luego de despertar la simpatía de millones de votantes no sólo en el Estado del Sol, sino en otros lugares del país.
El trabajo elogiable de DeSantis y su oposición a las políticas de extrema izquierda del gobierno de Joe Biden lo situaron en el lente republicano; e incluso, de votantes demócratas e independientes, que lo vieron como una figura en ascenso con ideas firmes como el expresidente Donald Trump, pero con un sentido más diplomático y mesurado frente a la opinión pública.
El gobernador, de 44 años y quien anunció oficialmente su postulación a las primarias republicanas, tiene un camino difícil esta vez: vencer el carisma y el vigoroso liderazgo de Trump en el Partido Republicano.
«Anunciar su candidatura en Twitter es perfecto para DeSantis. Así no tiene que interactuar con nadie», ironizó unos de los asesores del exmandatario.
Para muchos, DeSantis, veterano de guerra y licenciado en Harvard y Yale, carece de las herramientas histriónicas que posee el Presidente #45 de Estados Unidos.
En 2018, DeSantis, un congresista casi desconocido, ganó las elecciones a gobernador de forma sorprendente, luego del [apoyo decisivo de Trump] desde la Casa Blanca.
Los ataques a Trump
No pocos entre quienes calificaron a Trump de radical e impredecible pusieron las esperanzas en DeSantis como una alternativa nueva y joven. En un primer momento, como posible compañero de fórmula de Trump y luego como un potencial candidato directo a la Presidencia, frente al constante rechazo y acoso de los demócratas y los mal llamados “progresistas” (socialistas) contra Trump, desde su victoria electoral en noviembre de 2016.
Trump, de 76 años, ha tenido escasos días de respiro desde su ascenso a la Casa Blanca, luego de la derrota de Hillary Clinton, considerada favorita para sentarse en la Oficina Oval.
El exjefe de la Casa Blanca se enfrentó a dos intentos de impeachment (destitución), reiteradas e incisivas campañas de descrédito y ataques constantes a nivel político y judicial; antes, durante y después de sus cuatro años de mandato.
Desde un principio, los grandes medios de prensa en Estados Unidos marcados por la tendencia de izquierda se enfrentaron al candidato y al entonces Presidente. Lo dibujaron y etiquetaron exclusivamente como un ser arrogante, divisivo, racista e impositivo, entre muchos otros términos que calaron dentro de una amplia audiencia liberal, e incluso en republicanos, ávida de una retórica “progresista” y de enfrentamiento a los valores que defienden Trump y los conservadores.
Tanto en el 2016 como en 2020, la personalidad del multimillonario y la propaganda mediática influyeron de forma decisiva en el voto de cientos de miles de personas, que pasaron por alto los resultados de su gestión, como en el caso de la segunda elección general.
El amplio círculo del expresidente
Pero la sorpresa de Trump, pronto dejó de serlo para convertirse en una cordillera antiglobalista y antiprogresista dentro y fuera de EEUU.
Los ataques contra el expresidente tienen un denominador común: anular su liderazgo y aniquilarlo política y judicialmente, sin la posibilidad de otra victoria electoral.
El acaudalado empresario era muy conocido desde la década de 1980 por su filantropía y dentro de la política por sus donaciones de campañas, comentarios y el sarcasmo que le caracteriza, que lo llevaron al mundo del espectáculo en programas de televisión (reality Shows).
En el amplio círculo de Trump, entre los que se encontraban figuras del arte y la música, deportistas, inversores y políticos demócratas y republicanos, casi todos conocían la evidente devoción política de Trump, pero muy pocos lo veían con probabilidades reales de convertirse en presidente de Estados Unidos. Muchos lo tomaban, incluso, como una broma.
Trump se postuló como candidato oficial a la presidencia en cuatro ocasiones.
Los estadounidenses le dieron la oportunidad que tanto Trump había perseguido. Su empeño en no rendirse, sus anunciadas reformas y la creación espontánea de un enorme movimiento conservador MAGA (Make America Great Again, Hacer Grande a América Otra vez) y una plataforma económica y política que atrajo la atención, lo condujeron a la Casa Blanca.
El exitoso gobernador de Florida
Por su parte, Ron DeSantis -impulsado por Trump en su carrera de ascenso político- se convirtió en apenas tres años en el otro hombre fuerte de un grupo de conservadores, entre ellos, Greg Abott (gobernador de Texas), Ted Cruz (senador), Glenn Youngkin (gobernador de Virginia), Mike Pompeo (exsecretario de Estado), Marjorie Taylor (congresista), Matt Gaetz (congresista por Florida), Mario Diaz-Balart (congresista por Florida) y Marco Rubio (senador por Florida), entre otros.
Como gobernador, DeSantis ha propuesto y firmado leyes contra la tendencia “progresista” Woke, contra el aborto a temprano tiempo; contra el desastre en inmigración ilegal; a favor del derecho de los padres a decidir en la educación de sus hijos, a favor de la segunda enmienda sobre las armas, a reforzar la pequeña y mediana empresa, además de dar prioridad al desarrollo tecnológico y económico de Florida con una recuperación impresionante, después de la crisis sanitaria de COVID-19 o SARS-COVID-2.
Florida cerró 2022 con un desempleo de 2,5% y el Producto Interno Bruto (PIB) más alto desde el año 2000, a pesar del impacto de la pandemia.
Con un presupuesto de 112.100 millones de dólares, Florida es el estado de mayor auge económico en Estados Unidos en los últimos cuatro años y un lugar codiciado para vivir no sólo entre los estadounidenses, sino para los extranjeros de diversas partes del mundo.
Sólido respaldo a su gestión
El turismo, la tecnología, la agricultura, industria hipotecaria y la construcción son sectores que han puesto al estado entre los primeros de la nación, respecto a resultados económicos y por encima de su favorable clima.
La población aumentó un 2% entre 2021 y 2022 (+22 millones de habitantes), tras recibir un fuerte éxodo desde California, Nueva York y otros estados gobernados por demócratas o progresistas donde la violencia, las reformas legales contra el poder de la justicia y las leyes; y el alza desmedida de impuestos aceleraron la decisión de cientos de miles de estadounidenses de buscar mejores sitios para residir.
El éxito de su gobierno estatal se puso de relieve en las elecciones de medio término en noviembre de 2022, cuando Florida pasó de ser un estado indeciso a una muralla republicana y un respaldo arrollador a la gestión de DeSantis, quien fue catalogado como el “gran vencedor”. Y en su aval la histórica acción de teñir de rojo al condado Miami-Dade, tras dos décadas de dominio demócrata.
DeSantis, considerado al igual que Trump defensor de las libertades individuales y de los valores conservadores con los que se fundó la nación americana, cuenta con un sólido respaldo en Florida [como gobernador]; sin embargo, desde que los grandes medios de prensa nacionales y locales comenzaron a difundir su posible candidatura a las primarias republicanas, el análisis ha cambiado entre muchos electores.
«Creo que cometería un error. A la base de votantes no le gustaría», sostuvo Trump en una entrevista con Fox News el mismo día de la elección legislativa.
Las últimas encuestas confirman este giro y le otorgan -hasta ahora- la razón al exinquilino de la Casa Blanca. Una buena parte del electorado considera que DeSantis no cuenta con el voto de la mayoría de los republicanos para ganar las primarias y menos con el liderazgo nacional para vencer a Biden en las presidenciales, a pesar de su currículo y sus resultados.
Al parecer, sí reconocen las enormes posibilidades que posee de asentarse en Washington en 2028, por ser una figura en pleno ascenso político.
Algunos analistas afirman que DeSantis aprovecha estas primarias para darse a conocer a nivel nacional durante los debates y afianzar su imagen dentro del Partido Republicano.
Inquebrantable el liderazgo republicano de Trump
Según los sondeos, la fuerza de Trump entre los republicanos continúa infranqueable y a medida que los ataques, por intereses políticos, se han recrudecido contra el expresidente, las cifras de respaldo electoral avanzan a la par.
Pero durante los comicios de medio término en noviembre, Trump reafirmó su poder político, a pesar de las acostumbradas críticas de la prensa de corte liberal. “Si bien en cierto modo las elecciones del 8 de noviembre fueron algo decepcionantes, desde mi perspectiva personal fue una gran victoria: 219 triunfos y 16 derrotas”, dijo después de los resultados electorales.
Las cifras de los recientes estudios corroboran que el movimiento MAGA, que arrastra decenas de millones de estadounidenses, no abandona a Trump.
En una reciente encuesta citada por la revista Newsweek, el exmandatario incrementó su ventaja en un 36,1% sobre el gobernador de Florida, Ron DeSantis, como candidato preferido por los republicanos para las elecciones presidenciales del 2024.
El sitio web de análisis político «Real Clear Politics» indicó que el 56% de los republicanos tiene a Trump como su candidato favorito, muy por delante de DeSantis con apenas un 19,9% y el exvicepresidente Mike Pence con 5,9%.
La encuesta reveló que el índice favorable a Trump entre los probables votantes de las primarias republicanas es del 63%, «el más fuerte» en el campo de las primarias republicanas.
MAGA, el fuerte movimiento conservador
Los seguidores del exmandatario siguen plantados en su apoyo frente a lo que sería su más cercano rival, DeSantis.
Las declaraciones de apoyo a DeSantis del controversial multimillonario de izquierda, George Soros, fomentaron demasiadas dudas entre los republicanos.
Algunos analistas consideran, que lo mismo que ha sucedido con el exvicepresidente, Mike Pence, podría ocurrirle al gobernador floridano en el 2028, cuando casi seguro irá otra vez por la Presidencia. Pero en la política el tiempo es casi una eternidad y los ciertos conflictos que pueden ver los votantes pasan con rapidez al olvido.
En un video del 2018, filtrado por la cadena ABC, en el que se ve a DeSantis en un simulacro de debate electoral contra Trump, no ha caído muy bien entre los conservadores. De hecho, quienes estuvieron en los ensayos se unieron a Trump.
La propuesta del gobernador de portar armas en lugares públicos sin licencia fue [percibida como algo extremo e innecesario] en momentos en que la violencia prolifera en muchos estados del país. Finalmente, la sugerencia quedó desechada como se había estipulado.
Otros consideran que la postulación de DeSantis lo que hace es dividir al Partido y darles ventaja a los demócratas.
Millones de estadounidenses opinan que Trump ha sido uno de los mejores presidentes en la historia del país, pese a sus detractores y al trato de la prensa. Y las cifras hablan.
Los resultados avalan al expresidente
Al dejar la Casa Blanca, Trump dejó una economía en sólida y sostenida recuperación, tras los efectos nefastos de la pandemia.
Las medidas asumidas por su gobierno sacaron al país de una recesión transitoria causada por el COVID-19 en apenas tres o cuatro meses. El 2020 concluyó con una inflación de 1,4%, mientras que el déficit comercial aumentó por el impacto de la pandemia en la economía estadounidense.
En diciembre de 2019 la cifra de déficit comercial apenas registró 48,900 millones de dólares en medio del conflicto comercial con China. A mediados de 2022, durante el gobierno de Joe Biden, sobrepasó los 110.000 millones y cerró ese año con 948.100 millones de dólares, la cifra más alta desde 1960.
En sus primeros tres años, el gobierno de Trump creó 6,6 millones de puestos de trabajo, al tiempo que convertía a EEUU en un país energéticamente independiente y en el mayor exportador de petróleo del mundo. Obligó a China a firmar un acuerdo, después de año y medio de presiones, que eliminaba las grandes ventajas del país asiático en su comercio desigual con EEUU durante décadas.
Trump redujo al mínimo los enormes gastos en ayudas a organizaciones y gobiernos extranjeros. Sólo en la supuesta lucha contra el cambio climático, la administración de Barack Hussein Obama destinó más de 170.000 millones de dólares.
En política exterior, Trump mantuvo a EEUU sin guerras, mientras planeó la retirada de las tropas de Afganistán en un acuerdo de cuatro puntos básicos que Joe Biden desechó y que hizo en medio del caos, la desorganización y la pérdida de un billón de dólares en armamentos de alta tecnología, aviones, helicópteros y equipos terrestres blindados.
Trump mantuvo a raya a sus enemigos jurados como Irán, Corea del Norte, China y Rusia y a los regímenes latinoamericanos con más sanciones y asfixia económica, además de reducir considerablemente las acciones del terrorismo con fuertes ofensivas y la eliminación de sus fuentes de ingresos financieros.
La Casa Blanca fue el escenario del mayor acuerdo de paz en Oriente Medio en 42 años: la firma del establecimiento de relaciones diplomáticas entre los Emiratos Árabes Unidos y Bahréin con Israel.
Conservadores por otra oportunidad a Trump
A pesar de todos los logros, el gran proyecto de Trump quedó inconcluso al no continuar otros cuatro años en la Casa Blanca como esperaba y con la experiencia del primer término, que la extrema izquierda intentó opacar con campañas mediáticas y falsas acusaciones como la trama rusa o la delirante labor por inculparlo por la irrupción del Capitolio durante la masiva protesta en su apoyo el 6 de enero; junto al caso reabierto por el fiscal de distrito de Manhattan, Alvin Bragg, por el supuesto pago a una actriz y directora de la industria de la pornografía, Stormy Daniels. El caso había sido desestimado, por falta de pruebas y consistencia legal, por el letrado predecesor de Bragg.
El reciente informe del fiscal especial, John Durham, después de una investigación durante más de tres años sobre la llamada «Trama Rusa», rebosó la copa de rechazo a las campañas de descrédito por parte de los demócratas, instituciones que deberían no ser partidistas y de los grandes medios de prensa izquierdistas.
El documento de la pesquisa de Durham concluyó que el FBI no tuvo en ningún momento pruebas fehacientes para investigar a Trump y que la pesquisa fue impulsada por intereses políticos. Durham además lo calificó de «seriamente deficiente» y con un «grave daño a la reputación del FBI, de Trump y de la nación».
“Durham culpó específicamente al FBI por confiar en la evidencia de la campaña de la candidata presidencial demócrata de 2016, Hillary Clinton, incluido el ahora desacreditado expediente Steele», al tiempo que su informe demostró que Hillary y el FBI intentaron manipular las elecciones de 2016.
Al expresidente Trump, no le perdonan que haya sido el precursor del desmantelamiento del llamado Estado Profundo y de la agenda globalista 2030 contra EEUU, bajo planes y confabulaciones de élites financieras y políticas a nivel mundial.
El objetivo: desarticular la sociedad occidental capitalista y transformarla en una especie de socialismo chino con un control absoluto sobre los ciudadanos, otorgar al gobierno federal el máximo poder sobre la economía y la empresa privada y hacer dependientes del estado a los ciudadanos. Desaparecer la clase media, desarmar a la población y acosar con mayores impuestos a los más ricos.
Bajo la situación económica actual, la gigantesca deuda pública, el financiamiento de la guerra en Ucrania junto al caos y el gasto en la Frontera sur del país por más de dos años, apenas un 33 % de los estadounidenses cree que Biden hace un trabajo “decente” en economía, y sólo el 24% opina que las cosas van bien.
La encuesta, divulgada este martes 23 de mayo, fue realizada por el Instituto AP/NORC para la Investigación de Asuntos Públicos, días antes del regreso anticipado de Biden de la conferencia anual del G7.
Según Breitbart News, buena parte de los estadounidenses considera incluso que Joe Biden, de 80 años, debería ser acusado por la forma en que ha manejado sus deberes como Presidente.
Mientras, otro nuevo sondeo de Big Data Poll, indica que el expresidente Donald J. Trump tiene una ventaja de 7 puntos sobre Joe Biden en Iowa, Ohio, Michigan, Minnesota, Pennsylvania y Rust Belt, Wisconsin.
Si las elecciones presidenciales de Estados Unidos de 2024 se celebraran hoy, ¿por quién votaría?: 45% Donald J. Trump y 38% Joe Biden.
Las encuestas muestran que el presidente Trump sigue siendo el candidato republicano que puede vencer a Joe Biden en las elecciones generales de 2024.