La organización de Venezolanos Perseguidos políticos en el Exilio (Veppex) declaró “persona non grata” al presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula Da Silva en Miami “por el constante apoyo al régimen tirano de Nicolás Maduro” tras recibirlo en privado en el Palacio de Planalto, la sede del poder Ejecutivo, y facilitarle el arribo a la cumbre de Estado suramericanos.
Veppex califica como una “absoluta aberración”, que Lula vociferara durante el encuentro diplomático que “la situación en Venezuela ha mejorado y que todo es producto de una narrativa negativa en contra de Maduro”, en un un comunicado divulgada en Twitter.
En la misiva, el titular José Antonio Colina, asegura que el mandatario brasileño pretende ignorar “muchos hechos que son públicos”, entre ellos, la migración de siete millones venezolanos y la existencia presos políticos.
Demasiado lejos
El respaldo de Lula a Maduro, al plantear como infundadas las acusaciones contra el régimen chavista por crímenes de lesa humanidad, genera controversia entre los opositores venezolanos.
“Presidente Lula, lo que ocurre en Venezuela no es ninguna narrativa”, dijo desde Colombia Julio Borges, uno de los principales dirigentes del partido opositor Primero Justicia, quien consideró “lamentable” que el presidente de Brasil haya sin exigirle respeto a democracia en Venezuela. “Usted quiere que Brasil sea una voz creíble en el ámbito internacional, pero está quedando desacreditado. Lula ha perdido la brújula y se ha convertido en un defensor de Putin, Ortega y Maduro. Defensor de la barbarie”, enfatizó.
El Congreso brasileño también refutó la visita. De hecho, la Comisión de Relaciones Exteriores y de Defensa Nacional de la Cámara de Diputados aprobó una moción donde condena el aterrizaje del dictador y la rendición de honores por parte de Lula.
La iniciativa impulsada por los diputados Marcel van Hattem del Partido Nuevo y Eduardo Bolsonaro del Partido Liberal recibió el apoyo de 21 parlamentarios contra 11 rechazos y 2 abstenciones.
Una situación frustrante
Human Rights Watch (HRW) también cuestionó a Lula calificando de “imprudentes” sus declaraciones sobre Maduro. Para la organización es “frustrante verlo adulando a un gobernante tan autoritario” cuando “no es un secreto” que Maduro “tomó el control del Poder Legislativo en Venezuela” además de poder Judicial, impidiendo elecciones transparentes.
La recepción tiene a Lula entre el cielo y la tierra, divaga entre su sueño de ser o convertirse en el político más popular del mundo, -como lo definió un día Barack Obama- o dedicarse a gobernar a Brasil.
Su imagen parece ser prioridad tomando en cuenta que en sus primeros cinco meses de presidencia ya acumula reuniones con 30 líderes mundiales. El costo de esta tendencia ya comienza emerger. Su administración empieza a recibir los primeros golpes del Congreso, donde a pesar de sus esfuerzos de regalar ministerios a partidos conservadores y hasta bolsonaristas se ve cada día más acorralado con votaciones adversas. “Los congresistas ya le han desbaratado su nueva política progresista sobre el medio ambiente y la defensa de la Amazonia y de los pueblos indígenas, desnudando de sus poderes a los ministerios de Medio Ambiente de Marina Silva y de los temas indigenistas de la ministra Sonia Guajajara” apunta El País.
El futuro pinta más amarga en la víspera de la votación del Congreso que podría anular toda la estructura del Ejecutivo con sus 37 ministerios que deberían ser reducidos a los 13 que tenía su antecesor creándole un verdadero terremoto político vaticina el medio español.