Todos los meses, a la hora de presentar el nuevo índice de inflación, Alberto Fernández repite como un mantra la triple excusa de la sequía, la pandemia y la invasión rusa a Ucrania. Sin embargo, su argumento encuentra cada vez menos oídos receptivos en la población, incluso dentro de su espacio político. Sin ir más lejos, y ya habiendo superado hace rato las tres cifras interanuales, es posible que el próximo relevamiento evidencie, una vez más, que en Argentina hubo más inflación mensual que en la Venezuela chavista. Por allí, el mes pasado se registró 7,6 %, mientras que las mediciones privadas en Buenos Aires anticipan un número no menor a 9 %.
Pero si el presidente argentino sufre cada vez que presenta sus números el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (que incluso está manejado por su propia gente, por lo que no se descarta que hasta son benévolos), también hay que mencionar que mes a mes se le clava otra estaca en el corazón de sus mentiras: cuando los países limítrofes, de similares características climáticas y mismos padecimientos internacionales, presentan la inflación mensual.
En mayo, las autoridades paraguayas confirmaron que la inflación del país cerró en 0 %. De esta manera, la nación vecina, que se vio afectada de la misma manera por la sequía y que tuvo las mismas complicaciones internacionales por la guerra, por ahora tiene un acumulado en 2023 de 2,5 %. Estos son los datos con los que se tendría que confrontar al mentiroso de Alberto Fernández cada vez que justifica la inflación en su país, pero como solamente brinda entrevistas a periodistas oficialistas, es más difícil que esto ocurra a que en la Argentina baje la inflación con el kirchnerismo.
En diálogo exclusivo con el senador nacional electo de Paraguay, Eduardo Nakayama, el referente de la renovación del PLRA advirtió que hay “varias razones” por las que su país cuenta con estabilidad cambiaria y monetaria. “El guaraní es la moneda más antigua de la región. Ha cumplido 70 años y no ha sido nunca reemplazada por otra moneda. Si bien hemos pasado por etapas donde se ha fijado el tipo de cambio, como en los años de Stroessner, luego de la dictadura se ha sincerado el tipo de cambio. Salvo raras excepciones en materia de intervención por parte del Banco Central, el tipo de cambio es libre en Paraguay”.
En este sentido, Nakayama resaltó que la estabilidad de la moneda con respecto al dólar norteamericano no es producto de ninguna fijación artificial de largo plazo y que responde a cuestiones de mercado, como el ingreso de divisas por las exportaciones agropecuarias, pero también con un Banco Central responsable, que no imprime dinero para financiar al gobierno. “Luego de varias mejoras en el ámbito de la genética, Paraguay se convirtió en uno de los exportadores de carne más grandes del mundo”, recordó. Claro que mientras el gobierno argentino desincentiva las exportaciones e imprime dinero a mansalva, esas cosas no ocurren en el país limítrofe.
“El banco central es una de las instituciones más prestigiosas del Paraguay y no permite la emisión indiscriminada del papel moneda. Aquí no se empapela el país cuando hay una problemática de déficit fiscal, porque conocemos muy bien las consecuencias directas de esto, que es la espiral inflacionaria”, comentó a PanAm Post el senador electo para el próximo período que se iniciará el 30 de junio.
Nakayama agregó que Paraguay se ha convertido en uno de los principales destinos de inversión de los empresarios argentinos en la zona de frontera y que, ante la complicación eventual de conseguir dólares, ellos deciden refugiarse en el guaraní, con tal de no quedarse con los pesos.
Como suele decirse, “dato mata relato”. Y la “inflación 0 %” de Paraguay destruye el chamuyo kirchnerista.