La Iglesia Católica se ha convertido en el principal blanco de los ataques de la dictadura de Daniel Ortega en los últimos años. Así lo refleja un estudio publicado por la investigadora -hoy en el exilio- Martha Patricia Molina, que especifica que desde 2018 al menos 77 religiosos han tenido que abandonar el país centroamericano.
De acuerdo a la información reseñada en el trabajo «Nicaragua: ¿Una Iglesia perseguida?», 40 religiosos han sido expulsados abiertamente por la dictadura, al tiempo que otros 17 se fueron al exilio alegando amenazas contra su integridad personal.
12 personas más vinculadas al mundo eclesiástico sufrieron prohibición de entrada al país por parte del régimen luego de haber salido del mismo; mientras que otras 8 fueron desterradas bajo el argumento de que habían cometido «traición a la patria».
Entre las expulsiones más recientes destacan la del nuncio apostólico, monseñor Waldemar Stanislaw Sommertag y monseñor Marcel Diouf, secretario de la Nunciatura, quienes fueron sacados del país en marzo pasado. Ese mismo mes la Nunciatura Apostólica en Nicaragua decidió cerrar sus puertas en Managua, en un contexto en el que Ortega ha planteado la ruptura de relaciones con la Santa Sede.