Armando Benedetti, embajador de Colombia en Venezuela, continuará en su cargo hasta el 19 de julio y no hasta el 23 de junio como se había planteado inicialmente desde su renuncia. Un decreto de Cancillería confirmó la decisión sobre la cual pesan suspicacias porque las razones presentadas por el aún funcionario de Petro parecen carecer de solidez.
Supuestamente a Benedetti “no le es posible hacer entrega efectiva del cargo dentro del plazo inicialmente previsto”. Entre las razones estarían “la multiplicidad de asuntos pendientes que incluyen temas administrativos, presupuestales, de organización e implementación relacionados con la reapertura de la embajada y todos aquellos que se relacionen con su cargo diplomático”.
Si bien está permitido extender las fechas de renuncia de funcionarios colombianos por un periodo de hasta 30 días, lo que genera dudas es por qué le extienden su tiempo de permanencia en el cargo. Benedetti es uno de los hombres del momento en la política colombiana y no por motivos meritorios. Desde que se filtraron los audios donde menciona un presunto financiamiento irregular de 15000 millones de pesos (unos 3,4 millones de dólares) para la campaña de Petro, su carrera política y la relación entre ambos se vinieron abajo. Ahí precisamente es donde salta la comparación que hace Juan Carlos Pastrana, periodista y exdirector del periódico colombiano La Prensa: “El Álex Saab de Petro”.
¿Qué tanto sabe Benedetti?
Puede que el todavía embajador colombiano en Venezuela sepa mucho más de lo que ha confesado a los medios y de lo que mencionó en los audios filtrados y dirigidos a la exjefa de Gabinete, Laura Sarabia. En la entrevista con Vicky Dávila, directora de Semana se negó a revelar el origen real del financiamiento proveniente de la costa del país, aunque en portales como El Expediente citan como benefactor al régimen de Nicolás Maduro con la mediación de empresarios que formarían parte de lo que se conoce como el Clan Torres.
No solo eso. En los reveladores audios, Benedetti ironizó con un asunto de drogas cuando refutaba el hecho de que Petro le negara un cargo más alto dentro de su gabinete. Todo se convirtió en un coctel de escándalos y amenazas que erosionó aún más la golpeada imagen del mandatario y le aseguró al embajador su salida inmediata. Por ende, resulta válida la pregunta sobre qué otras cosas sabe, que a pesar de toda la controversia, le mantienen el rango de diplomático por un mes más.
La situación marca paralelismos con Álex Saab, señalado como testaferro de Maduro, preso en Estados Unidos mientras la justicia de ese país lo procesa por el lavado de 350 millones de dólares. Como bien ha dejado ver la dictadura chavista, el empresario les resulta tan valioso que desde Caracas han hecho lo imposible por evitar el juicio y una posible condena. Hasta un cargo diplomático quisieron asignarle para defender su supuesta inmunidad, algo que la corte de Miami rechazó.
El giro del canciller de Petro
De cualquier manera, la Fiscalía General colombiana abrió una investigación por “posible financiación ilegal de la campaña electoral” de Gustavo Petro, mientras que ya hay hipótesis sobre lo que podría pasar con los casos judiciales que pesaban sobre Benedetti previo a su designación como embajador y que están relacionados con enriquecimiento ilícito, lavado de activos y, más recientemente, presunta compra de votos en 2018 cuando se postuló al Senado.
Otro factor que llama la atención sobre la extensión de su periodo como embajador, es que el actual canciller colombiano, Álvaro Leyva, lo había tildado de “drogadicto”, asegurando que aceptaría su renuncia sin ni siquiera esperar a la primera fecha pautada (23 de junio), pero ahora es su propia cartera la que difunde el nuevo decreto extendiendo su permanencia en la embajada hasta el 19 de julio.
Mientras transcurre la nueva cuenta regresiva, Milton Rengifo espera su turno para ocupar el cargo como embajador en Venezuela. Pero es inevitable que la tormenta política continúe en Colombia, agravada por la muerte del teniente coronel Óscar Dávila (calificada oficialmente como “suicido”) y por continuas derrotas de Petro relacionadas con sus reformas y un discurso que pierde solidez entre los electores.