SONIA SCHOTT,
Las elecciones presidenciales de 2024 no sólo girarán en torno a Donald Trump. Ya sea que gane la nominación republicana o no, China será uno de los mayores desafíos para quien sea electo presidente y, según demostraron los recientes y sorpresivos acontecimientos en Rusia, tampoco se podrá perder de vista los movimientos del Kremlin.
Para empezar, parece inevitable que sea quien sea el próximo presidente de Estados Unidos, éste deberá enfrentarse a la posibilidad de una invasión militar china a Taiwán.
La inteligencia estadounidense anticipa que el 2027 será el año en que el presidente de China, Xi Jinping, querrá listo al Ejército Popular de Liberación (EPL), para anexarse la isla separatista y autónoma.
No es un secreto que las relaciones entre Estados Unidos y China se han deteriorado mucho, pero la visita del secretario de Estado, Antony Blinken, la semana pasada, daba esperanzas de unas relaciones más cálidas.
Por eso, sabiendo que China está al pendiente de cada movimiento y declaración de Washington, no fue útil que el presidente Joe Biden, durante un evento de campaña privada, se refiriera indirectamente al líder chino como “un dictador”.
Pekín respondió con enojo.
No hay duda de que Xi mantiene un firme control sobre China y su pueblo, mucho más de lo que cualquier presidente estadounidense podría hacer bajo la Constitución de Estados Unidos, pero, es claro que la elección de palabras de Biden no fue la más acertada, dadas las circunstancias.
Desde entonces, Biden ha desestimado su comentario por considerarlo poco importante y ha afirmado que no tendrá ningún impacto negativo en sus relaciones con su homólogo chino.
Sin embargo, no fue la primera vez que Biden demostró que tiene tendencia a hacer comentarios improvisados en privado que pueden tener repercusiones desafortunadas y debe cuidarse más ahora que faltan sólo 17 meses para las elecciones de 2024.
Blinken, hizo su parte para que las relaciones con China se volvieran a encarrilar. Sin embargo, no logró, al menos por ahora, persuadir a los militares chinos de reanudar las comunicaciones con sus pares estadounidenses.
Irónicamente, fue el envío por parte de China de un globo espía en febrero pasado lo que terminó por congelar las relaciones y llevó a Blinken a cancelar una visita planificada a la potencia asiática.
Bajo Xi, China ha retrocedido en términos de contactos y comunicaciones con occidente y ha centrado su atención en construir un ejército que domine la región.
El ejército chino ha logrado grandes avances de modernización por la demanda de X,i de que las fuerzas armadas estén listas para la eventual ocupación de Taiwán, a menos que el líder chino cambie de opinión por temor a las consecuencias.
Aquí es donde, ya sea Biden o quien sea presidente en 2024, tendrá que dejar en claro que una invasión de Taiwán podría conducir a una confrontación directa con el ejército estadounidense. Biden ya ha dicho en varias ocasiones que Estados Unidos acudiría en ayuda de Taiwán si fuera invadido desde China continental y si gana, no cambiará el mensaje.
¿Harán otros candidatos presidenciales la misma promesa?
Ahora hay tantos candidatos republicanos haciendo fila para enfrentarse a Trump por la nominación de su partido, que por ahora el problema parece ser si alguno de ellos tiene la más remota posibilidad de vencer al candidato favorito en las encuestas.
Cualquier decisión de Pekín sobre una acción militar contra Taiwán, en los próximos cuatro años, dependerá de la evaluación de Xi sobre la probable respuesta de Washington.
Entonces, la elección de las palabras, no solo de Biden sino de sus rivales por la Casa Blanca, será crucial de aquí a noviembre de 2024.
En cuanto a Rusia, la rebelión del grupo mercenario Wagner, que desafió el liderazgo de Vladimir Putin, pareció marcar un revés, pero ¿podemos creer que es un signo de debilidad a futuro?
Un artículo de la revista Foreign Affaires de marzo, escrita por Mark Leonard, describe cómo al final de la visita del presidente chino, Xi Jinping, a Moscú, el presidente ruso, Vladimir Putin al despedirse de Xi le dijo: “En este momento, hay cambios, como los que no hemos visto en 100 años, y somos nosotros los que impulsamos estos cambios juntos”. Putin, sonriendo, respondió: “Estoy de acuerdo” y Estados Unidos y sus aliados, deben estar preparados para reaccionar a tiempo.