JUAN DAVID VÉLEZ,
Las instituciones fuertes y robustas, con manejo transparente y que generan confianza en los ciudadanos, permiten, sin duda alguna, que un sistema democrático prevalezca ante cualquier intento populista para socavarlo. Esa suerte, lamentablemente, no la tuvieron ni Venezuela, ni Nicaragua, ni mucho menos Cuba. Por otro lado, Colombia ha logrado mantener esa solidez institucional, al menos por ahora, que le permite enfrentar las amenazas que causan incertidumbre a raíz del populista y radical Gustavo Petro.
Son las instituciones sólidas de Colombia las que pueden alejar el fantasma de convertirnos en otra Venezuela, pero también son esos órganos de la democracia los que están sufriendo la mayor embestida por parte del gobierno Petro, para así lograr avanzar con su agenda socialista y afianzar su permanencia en el poder por muchos años.
Las últimas semanas han mostrado una Colombia totalmente convulsionada. Escándalos del gobierno que no tienen fin, hundimiento en el Congreso de varias reformas, impactantes marchas en contra de Petro, viajes constantes del mandatario al exterior con pocos resultados. Sin embargo, lo que más ha sorprendido es el incremento de los ataques a los medios de comunicación, periodistas, y empresarios de ese gremio por parte de los sectores más afines y radicales del gobierno y del mismo Petro.
Es constante escuchar en los discursos del presidente Petro ataques fuertes tanto a periodistas como a los dueños de los medios de comunicación. Su permanente arremetida a la revista Semana y a su directora, Vicky Dávila, generan enorme preocupación sobre el futuro de ese medio y la libertad de prensa. Por supuesto, el mandatario puede discrepar con una línea editorial o refutar la información que se publica; lo que es inadmisible es que pretenda callar las voces de periodistas, amedrentándolos y diciendo entre líneas que podría cerrar algún medio.
Ese tipo de acciones de Petro nos hace recordar al dictador Hugo Chávez, quien fue inclemente contra los medios de comunicación de Venezuela, tal como sucedió con RCTV, acusada de ser “aliada del golpismo,” la misma narrativa utilizada por Petro contra Semana.
También sorprende cómo esa narrativa ha ido creciendo en los últimos días por parte de los miembros del nocivo Foro de São Paulo. El expresidente izquierdista de Uruguay Pepe Mujica manifestó en su cuenta de Twitter su respaldo a la agenda radical de Petro, acompañado de ataques a empresarios, partidos políticos y, por supuesto, a los medios de comunicación, escribiendo: “…los medios tradicionales persisten en su campaña de desinformación y tergiversación contra el gobierno de Gustavo Petro. No les importa la verdad, sino que buscan derrocar a la izquierda…”. No es solo delirante el comentario, sino que inquieta que un expresidente acuse de golpistas a medios de comunicación de otro país.
Asimismo, Rodrigo Londoño alias Timochenko, líder y jefe negociador de las FARC en los diálogos de La Habana, ha dedicado varios trinos atacando a la periodista Vicky Dávila. Este personaje, mostrando enorme cinismo, y aún gozando de plena impunidad por sus crímenes atroces, ha manifestado esta grave acusación: “Vicky (Dávila) haciendo lo mejor que sabe hacer: desinformar y alimentar el odio en este país, faltando a la verdad, solo para ganar audiencias incautas.” Y continuó con un burdo ataque a la prensa: “Este ha sido el papel infame de los falsos periodistas de Colombia, solo por enriquecerse con el negocio de la guerra.”
Los mensajes de alias Timochenko en las redes sociales en contra de la directora de Semana se incrementaron en su cantidad y tono desafiante, poniendo claramente en riesgo no solo a esta periodista, sino a todos los que hacen parte de su grupo de trabajo.
Es inaudito ver que ante esta creciente narrativa contra la prensa dirigida por los aliados de Petro, los medios de comunicación no cuenten con un respaldo de oenegés, gremios o sectores políticos que deben entender el riesgo en que estos ataques ponen a la institucionalidad, la democracia y la libre opinión en Colombia.
La prensa libre es un pilar fundamental del sistema democrático. No es en vano que, gracias a la información veraz, las instituciones y el sistema de pesos y contra pesos funciona adecuadamente. Pero también genera confianza por parte de la ciudadanía a los procesos gubernamentales o pueden cuestionarlos. La prensa bajo ataque del gobierno de Petro genera enorme preocupación y debilita las instituciones, y al mismo tiempo aumenta el riesgo de convertirnos a lo que apunta Petro, en otra Venezuela, con la libertad de prensa en jaque.