Hace cuatro años, la Justicia de Estados Unidos remitió a la Audiencia Nacional de España un informe de la DEA. El documento detallaba que en 2005 el entonces dictador venezolano, Hugo Chávez, reunió en su residencia oficial a los principales responsables del aparato de inteligencia del país. La orden del tirano fue clara: “Inundar a Estados Unidos de cocaína” con la ayuda de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y así, erosionar el poder de la Administración del entonces presidente George W. Bush.
Desde ese momento, mucho se ha hablado, registrado e informado sobre el crimen organizado y presunto contrabando de droga desde Venezuela. Organizaciones que monitorean la dinámica geopolítica y organizaciones independientes han indicado que existen nexos con grupos guerrilleros usando la droga como medio para influir sobre zonas fronterizas y aumentar su influencia en la región.
Bajo este contexto surge la afirmación de Michael Renaud, director del programa de la Oficina de Investigaciones del Departamento de Seguridad Nacional de EE. UU. (DHS por sus siglas en inglés). En el marco de un evento realizado por la Organización de Estados Americanos (OEA), aseveró que “Venezuela es un narcoestado” y que desde el país sudamericano se estarían movilizando aviones “con toneladas de cocaína en vuelos clandestinos”.
“Lavar dinero de economías estables”
Renaud remarcó durante el evento que “no sabía que había vuelos que llegan de Venezuela de manera ilícita” hasta que llegó a desempeñar labores en Washington. “Luego van a Guyana y Surinam”. Y en ese sentido, planteó otro escenario: “Imagínense lo que pueden hacer ellos con el oro. Es un narcoestado y de alguna manera deben lavar el dinero en las economías estables”.
La instancia en la que trabaja Renaud se encarga de la seguridad nacional, aduanas, frontera y todo lo que cada uno de esos sectores implica, por eso hace la aseveración respecto a Venezuela. Otra de sus labores es desmantelar redes de lavado de activos, con lo cual agregó que “todas” las organizaciones dedicadas a ese delito “están vinculadas a explotación de mujeres, terrorismo, contrabando de oro y, por supuesto, el narcotráfico”.
De esta manera, la agencia estatal estadounidense vuelve a sacar a flote un tema incómodo para la dictadura venezolana. Y aunque el funcionario del DHS pone la lupa en un asunto que se maneja entre las tinieblas, desde la Casa Blanca, dirigida por Joe Biden, los gestos van por el camino contrario. Ejemplo claro de ello fue la liberación, en octubre de 2022, de los sobrinos de Cilia Flores, esposa del dictador Nicolás Maduro, a pesar de que en 2017 fueron condenados a 18 años de prisión por narcotráfico. La negociación se cerró a cambio de siete presos estadounidenses que se encontraban en Venezuela.
Coincidiendo con las palabras de Renaud está el precedente de que hasta marzo de 2022 el presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, remarcaba que 95 % de los aviones que transportan drogas a Centroamérica y México “salen de Venezuela”.