Bogotá, 29 jul (EFE).- La detención de Nicolás Petro Burgos, hijo del presidente colombiano, Gustavo Petro, investigado por los delitos de lavado de activos y enriquecimiento ilícito, sacude al país y a su Gobierno en la víspera del primer aniversario de haber llegado al poder el tan prometido “cambio”.
Petro Burgos fue detenido este sábado en Barranquilla, capital del departamento del Atlántico, del cual es diputado, por la Fiscalía, que también arrestó a su exesposa Daysuris Vásquez, quien a comienzos de año lo acusó de recibir de un narcotraficante una alta suma de dinero para la campaña del hoy presidente y de quedarse con ese dinero.
La Fiscalía informó en un comunicado que Nicolás Petro Burgos fue detenido “por los delitos de lavado de activos y enriquecimiento ilícito y Daysuris del Carmen Vásquez Castro por los punibles de lavado de activos y violación de datos personales por hechos ocurridos desde 2022 a la fecha”.
Nicolás Petro siguió los pasos de su padre
Ambos fueron trasladados este sábado de Barranquilla al búnker de la Fiscalía de Bogotá, donde permanecerán a la espera de las audiencias que serán programadas por el juez.
“Como persona y padre me duele mucho tanta autodestrucción y el que uno de mis hijos pase por la cárcel; como presidente de la República aseguro que la Fiscalía tenga todas las garantías de mi parte para proceder de acuerdo a la ley”, fueron las primeras palabras de Petro tras la noticia.
Nicolás Petro nació en 1986 en Ciénaga de Oro (pueblo del departamento caribeño de Córdoba de donde también es oriundo el hoy presidente) de su unión con Katia Burgos en sus tiempos de militante de la guerrilla del Movimiento 19 de Abril (M-19).
Pese a que no se crió con su padre, Nicolás Petro heredó de él su gusto por la política y en 2019 fue candidato a la Gobernación del Atlántico, y aunque no fue elegido obtuvo un escaño en la Asamblea Departamental.
Al año siguiente comenzó una relación de pareja con Day Vásquez, quien el 7 de agosto de 2022, día de la posesión de Gustavo Petro, apareció en la fotografía de la familia presidencial como esposa del hijo mayor del mandatario.
Otro escándalo antes del primer aniversario
Gustavo Petro, que cumple el próximo 7 de agosto un año en el poder, ha tenido unos meses convulsos, en los que no han faltado los escándalos, desde un supuesto abuso de poder que le costó el cargo a Laura Sarabia, jefa de Gabinete, y a Armando Benedetti, embajador en Venezuela, hasta una reestructuración de su Gobierno por el estancamiento en el Congreso de sus principales reformas sociales.
La detención de su hijo ya era un caso que le venía acechando, desde que la Fiscalía anunció en marzo que investigaría a Petro Burgos por un “posible lavado de activos” después de que Vásquez contara a la revista Semana que el narcotraficante Samuel Santander Lopesierra, alias “el hombre Marlboro”, le dio “más de 600 millones de pesos (unos 153.000 dólares de hoy) para la campaña del papá” que no llegaron a su destino.
En principio, la detención del hijo de Gustavo Petro, Nicolás Petro Burgos, de 37 años, no afecta directamente al mandatario, pero el escándalo puede debilitar aún más su Gobierno cuando faltan tres meses exactos para las elecciones municipales y regionales de octubre y carece de mayorías legislativas para lograr la aprobación de sus reformas en el Congreso.
El Gobierno de Petro “hoy es todo lo que criticó”
Las reacciones no se hicieron esperar con la evidente solidaridad automática desde el oficialismo y críticas de la oposición, que le echa en cara su supuesta lucha contra la corrupción cuando la tiene en su propia casa.
“Le reconozco al señor presidente su ánimo de respetar las instituciones. Sin embargo, (la detención de su hijo) amplía el manto de dudas sobre el posible ingreso de dineros ilícitos a su campaña y la legitimidad del gobierno. Que ironía, su gobierno es hoy todo lo que en su momento criticó”, dijo el senador David Luna, del partido Cambio Radical.
El expresidente Álvaro Uribe, al ser preguntado por el caso indicó: “Mis padres siempre me enseñaron a jamás alegrarme del dolor o del mal del prójimo”.
Sin embargo, la tónica general entre expertos juristas y políticos tras la detención ha sido desmarcar las acciones individuales del hijo de Gustavo Petro de su Gobierno, con la confianza de que la Justicia resolverá el caso.
Al respecto, el jefe de Estado colombiano ya aseguró que no intervendrá ni presionará las decisiones de la Fiscalía para beneficiar a su hijo. “Que estos sucesos forjen su carácter y pueda reflexionar sobre sus propios errores”, agregó Petro en sus redes sociales.