WASHINGTON– La agencia calificadora Fitch rebajó este martes un escalón la nota de la deuda de Estados Unidos del perfecto AAA a AA+, debido a una «erosión de la gobernanza» tras repetidas crisis sobre el límite de emisión de deuda del país.
«La rebaja (de la nota) de Estados Unidos refleja el deterioro fiscal esperado en los próximos tres años» y la «erosión de la gobernanza» luego de «repetidos impasses sobre el límite de endeudamiento y resoluciones de último minuto» (para evitar un default).
Fitch también apuntó contra «una carga de la deuda pública alta y creciente» en Estados Unidos.
«El gobierno no dispone de un marco fiscal a mediano plazo, contrariamente a la mayoría de sus pares, y tiene un proceso presupuestal complejo. Estos factores, así como varios shocks económicos, reducciones de impuestos y nuevas iniciativas de gastos, contribuyeron a aumentos sucesivos de la deuda durante la última década», añadió la calificadora.
A esto se suma la alta inflación, a pesar de que el gobierno dice que merma cada mes, crisis bancaria, la actual crisis hipotecaria que niega Washington y las condiciones de una recesión desde finales de 2021, que también niega la actual administración. Una crisis de inmigración y la guerra en Ucrania que se han sumado al desgaste del bolsillo de los contribuyentes estadounidenses y el deterioro del consumo con grandes cadenas minoristas y de servicios cerrando tiendas y restaurantes con cifras significativas desde hace tres años.
Progresos muy limitados sobre la deuda
«Además, solo se realizaron progresos limitados ante el desafío que a mediano plazo presenta el aumento de costos del régimen de pensiones y de seguro médico por el envejecimiento de la población», agregó el informe.
La secretaria del Tesoro, Janet Yellen, se manifestó en desacuerdo con la decisión de Fitch, a la que calificó de «arbitraria» en un comunicado. Pero esta actitud de Yellen y de la izquierda en el poder ya es común en la actual administración. Todo lo que vaya en contra de ellos, es totalmente cuestionable y «arbitrario».
En 2011, un episodio similar al que este año puso a Estados Unidos cerca de un default, llevó a la agencia S&P a una rebaja igual de la nota de la deuda estadounidense, considerada la más segura del mundo.
Yellen enfatizó que los bonos del Tesoro estadounidenses «siguen siendo el activo más seguro y líquido del mundo, y que los fundamentos de la economía estadounidense son fuertes», pero la realidad indica lo contrario a lo que habla la entidad federal, otrora independiente y de gran respeto, ahora alineada completamente a los designios de la Casa Blanca con la izquierda y la extrema izquierda en EEUU. Lo mismo ocurre con la Reserva Federal que afirma que la inflación ha mermado por debajo del 5% con precios similares a los de 2022 donde llegó al 9%.
«Hubo un deterioro constante de las normas de gobernanza durante los últimos 20 años, incluyendo en materia presupuestal y de deuda, a pesar del acuerdo bipartitidista de junio para suspender el techo de endeudamiento hasta enero de 2025», concluyó Fitch.
A esto se suma la crisis bancaria, la actual crisis hipotecarias que niega el gobierno y las condiciones de una recesión desde finales de 2021, que también niega la actual administración en Washington.
El gobierno de Joe Biden y la oposición republicana encontraron in extremis a inicios de junio un acuerdo para evitar la moratoria, tras una agria batalla política de meses.
Fitch advirtió a finales de mayo que podía degradar la nota de Estados Unidos, debido al riesgo de un default.
La agencia mantuvo estable la perspectiva para la calificación crediticia de la mayor economía mundial, lo cual significa que no prevé nuevos recortes a la nota.