Es posible que el BRICS —foro fundado en la década de los 2000 e integrado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica— sume nuevos integrantes en el corto plazo. El motivo es que el reciente anuncio del dictador venezolano Nicolás Maduro sobre sus intenciones de unirse al grupo y el envío de la solicitud formal es solo una pequeña muestra del objetivo que tienen más de una veintena de países.
Maduro lo dejó claro en su más reciente alocución. A su juicio, los países BRICS son “la fuerza dinamizadora del surgimiento del mundo multipolar”. Así ratificó la idea que había planteado a inicios de este año, cuando también aprovechó de mencionar la creación de “una nueva geopolítica regional”, que deje de lado a Estados Unidos, en conjunto con sus “hermanos mayores” Xi Jinping de China y Vladímir Putin de Rusia.
Además de Venezuela, otros países latinoamericanos gobernados por la izquierda están oficializando su solicitud de ingreso al BRICS, bloque que ya responde a los intereses económicos, expansionistas y autócratas de Pekín y Moscú. En febrero hubo una cumbre donde el grupo discutió su expansión ante el interés de 12 naciones, pero pasados unos meses ya suman más de 20 países en total los interesados en incorporarse.
En América Latina, además de Venezuela han levantado la mano Argentina, Bolivia y posiblemente Colombia (que a diferencia de los anteriores, fue invitada a la próxima cumbre). Estos llegarían a acompañar al presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva y a Dilma Rousseff, quien está al frente del Nuevo Banco de Desarrollo (NBD), la institución financiera de los BRICS.
“Influencia y estatus en el orden internacional”
En los últimos meses se han confirmado las solicitudes de ingreso de países como Emiratos Árabes Unidos, Nigeria, Arabia Saudita, Indonesia, Etiopía, Egipto e Irán. Sin embargo, las alarmas suenan más fuerte en la región latinoamericana, dado que fue este 1 de agosto cuando, por separado, Colombia y Venezuela plantearon la posibilidad de unirse a un bloque desde el cual Vladímir Putin ha hablado del “fracaso” de Estados Unidos en mantener a Moscú aislado internacionalmente.
Ante este escenario vale recordar las palabras de Sabino Narvaja, el embajador argentino en Pekín. “Si este mecanismo puede ampliarse aún más, definitivamente aumentará su influencia y estatus en el orden internacional”, dijo hace un año para blanquear que desde el BRICS ya no se buscan solamente alianzas entre economías emergentes. Lo que se pretende es formar un bloque geopolítico, complementado con la intención de desplazar al dólar como moneda de transacciones internacionales.
Si bien en el caso de Colombia se trata solo de una invitación y no de una solicitud formal por parte del gobierno de Gustavo Petro, su ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, confirmó la información. Respecto a Bolivia, desde el gobierno de Luis Arce afirman que la estrategia es “explorar diversas opciones y abrirse a la colaboración”. Esa frase viene precedida por el inicio de la sustitución del dólar por el yuan para las transacciones de comercio exterior y la explotación china de litio en tierras bolivianas. En cuanto a Argentina, justamente hace un año la Cancillería aseguraba que el gobierno peronista de Alberto Fernández “consiguió el respaldo de China para ingresar a los BRICS”.
Destronar al dólar
Abandonar el uso del dólar parece ser uno de los principales objetivos del grupo que busca destronar el poder de EE. UU. Y para lograrlo, los países mienbros están trabajando en una moneda digital «u otra forma completamente nueva de moneda», como dejó saber el vicepresidente de la Cámara baja de Rusia, Alexandr Babakov. La transición hacia los pagos transfronterizos realizados con monedas nacionales sería uno de los primeros pasos, según el portal Criptonoticias. El respaldo de ese dinero podría estar en oro, metales, tierras, extensiones de terreno y otras materias primas.
La secretaria del Tesoro de EE. UU., Janet Yellen, desestima la iniciativa, aún así no deja de ser un tema relevante, ya que tanto China como Rusia han afinado en los últimos años sus intereses expansionistas, y para hacerlo cuentan con aliados ideológicos que les permiten avanzar en esta dirección. Con el retorno de Lula al poder en Brasil han conseguido tener de su lado a la primera economía de Latinoamérica. Argentina, Venezuela, Colombia y Bolivia hacen fila para sumarse. El resto de naciones interesadas en ingresar al BRICS (que muy probablemente cambie de nombre al ampliar la lista de miembros) son en su mayoría naciones africanas y del mundo árabe. Casualidad o no, casi todas tiene algo en común: son antiestadounidenses y quieren acabar con el dominio del dólar.