WASHINGTON. – Nuevos elementos salen a la luz en el proceso judicial contra Hunter Biden, quien es centro de investigación por dos delitos fiscales federales y posesión ilegal de arma, en una averiguación que lleva al menos cinco años.
Un antiguo socio comercial del hijo del presidente Joe Biden, Devon Archer, apareció en las últimas horas ante el Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes y desafió el tímido interés por el caso, mientras los últimos cuatro cargos criminales contra el expresidente Donald Trump, por supuestamente, seg{un se le señala, de mentir, para anular su derrota en 2020, acaparan la atención internacional.
Archer testificó que Biden, abogado y consultor, de 53 años de edad, utilizó su influencia en 2015 para lograr que el gobierno de Barack Obama, a través de su padre quien era vicepresidente, presionara a Ucrania para que frenara la investigación que adelantaba el fiscal Viktor Shokin, en contra una compañía de energía ucraniana llamada Burisma, reportaron medios periodísticos.
El testigo, que compartía funciones con Biden, afirmó que este puso a su padre al teléfono, por lo menos en 20 ocasiones, para “vender la marca del apellido”. La versión fue interpretada por medios periodísticos conservadores como que el holding de empresas ucranianas “presionaron constantemente a Hunter para obtener ayuda de D.C” y lograr despedir al fiscal. Archer no mencionó nombres de los receptores de la llamada.
Lo que sí dijo es que el vicepresidente Biden, luego de ese contacto telefónico, habría pronunciado en Ucrania un discurso en el que recalcó la necesidad de reformar la oficina del fiscal ucraniano. “Este es el aspecto más revelador del testimonio de Archer y quizás el más importante en toda nuestra investigación hasta ahora”, afirmó el republicano Jim Jordan, de Ohio, reseñada por medios internacionales.
Según los reportes periodísticos, el presidente del Comité de Supervisión de la Cámara, James Comer, de Kentucky, dijo que el testimonio de Archer “confirma que Joe Biden mintió al pueblo estadounidense cuando dijo que no tenía conocimiento de los negocios de su hijo y que no estaba involucrado”.
Este nuevo elemento de supuesto tráfico de influencia, considerado clave por funcionarios del caso, se agrega a otros aspectos personales que han surgido durante la investigación, como la violación de una ley que prohíbe el empleo de arnas de fuego mientras se usan drogas, cosa que Biden habría confesado, durante el acuerdo de confesión con los fiscales del caso, en semanas pasadas.
Lo cierto es que las implicaciones políticas del caso están siendo utilizadas por republicanos y demócratas, con objetivos electorales, y podrían incidir en las presidenciales de 2024.