CARACAS/ESPECIAL. – La mayoría de los países de América Latina han logrado reducir sus niveles de inflación, que habían llegado a cifras de dos dígitos en algunos casos. No obstante, Venezuela -junto a Argentina- sigue sufriendo una espiral hiperinflacionaria.
El caso de Venezuela no deja de ser paradójico. Para el mes de julio las exportaciones petroleras llegaron a su punto más alto en casi tres años y medio. Las exportaciones promediaron 877.032 bpd en julio, 22% más que en junio. La amplia mayoría de estas exportaciones tienen como destino el mercado asiático.
La recuperación petrolera en nada ha ayudado al día a día de los venezolanos. La economía se ve una vez más hundida en una fase contractiva del ciclo económico para entrar en lo que ya se perfila como una recesión.
Según datos del Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), la actividad económica cayó en el segundo trimestre del año (6,3 puntos en términos interanuales), siguiendo a un registro previo de -7,6% en el primer trimestre del año.
De esta manera se puso fin a un periodo de recuperación que apenas duró año y medio, y que solo logró compensar la enorme caída que por casi siete años y medio sufrió la economía venezolana entre 2014 y 2021.
Caen las remuneraciones
Según el análisis del OVF “durante el segundo trimestre de 2023, la remuneración promedio del sector comercio y servicios el cual emplea más de 60% de los trabajadores del Área Metropolitana de Caracas se ubicó en 161 dólares mensuales, lo cual representó un aumento de 13,4% respecto al trimestre anterior.
El OVF detalla que los gerentes tuvieron una remuneración promedio de 355 dólares mensuales durante el segundo trimestre de 2023, los profesionales y técnicos U237 dólares mensuales y los obreros y operarios 146 dólares mensuales.
No obstante, la canasta alimentaria alcanzó en promedio 388 dólares mensuales, ninguna de las remuneraciones recibidas por gerentes, empleados y obreros alcanzó para cubrir su costo.
La causa del regreso a la recesión
Leonardo Vera, integrante de la Academia Nacional de Ciencias Económicas y experto en macroeconomía y desarrollo, sostiene que “un problema medular que enfrenta la economía venezolana para crecer es el bajo ingreso por habitante que aun exhibe la economía. El PIB por habitante que tiene Venezuela hoy no supera los 2.500 dólares, un nivel que escasamente dinamiza aquellos sectores dedicados a la producción de bienes “básicos” o de primera necesidad”.
En el más reciente informe de coyuntura de la firma Carpe Diem, Vera sostiene que “para seguir promoviendo un estilo de crecimiento liderado por el consumo privado, el proceso de dolarización de salarios y de recepción de remesas tendría que haber avanzado más, pero en definitiva esos son flujos cuyos ritmos de expansión tienen límites y que se ven condicionados por realidades fuera de control (como en el caso de las remesas) o por políticas (como el caso de la dolarización)”.
Vera explica que “el impacto de las remesas sigue siendo ligero (pues aún representan alrededor de 5 puntos del PIB) y su crecimiento a lo largo de lo que va de año no ha sido constatado. Por lo que toca al fenómeno de la dolarización de los salarios, el proceso de alza en las remuneraciones en dólares de los trabajadores privados parece haberse estancado”.
Advierte el experto en macroeconomía y desarrollo que la “estocada de la cual la economía parece no haberse recuperado se encuentra en el enorme y prolongado proceso de devaluación del bolívar que ocurrió (y que aún no cesa del todo) desde finales de 2022 y hacia el primer trimestre de 2023. De un precio de 8,20 Bs por dólar a comienzos del cuarto trimestre del pasado año, la divisa norteamericana pasó a 25,15 a finales de marzo de este año. Es decir, en sólo 6 meses el bolívar se devaluó 206%”.
Sostiene que la decisión de mantener congelado el salario mínimo y de rechazar de plano el marcaje en dólares del salario oficial, de las pensiones y de toda la escala salarial de los dependientes del sector públicos, ha sido otra fórmula que no ha permitido la recuperación del poder adquisitivo.
“De esta manera -explica Vera- mermado el ingreso en bolívares y estancado el ingreso en dólares, el comportamiento del consumo público y privado no ha podido sostener la incipiente recuperación de la economía que se vio desde mediados de 2021 y durante todo el año 2022”.
Aislados del mundo
Vera advierte que no hay inversión privada domestica e internacional que pueda venir al rescate de la economía venezolana.
“En mercados que no crecen y en un contexto donde la voracidad tributaria, la inseguridad jurídica y la incertidumbre política/institucional campean, la inversión privada no percibe estímulos para moverse y se concentra en ciertos mercados de nicho, de alto riesgo. La inversión pública, por su parte sigue ausente ante la carencia visible de planes y recursos”, sostiene el integrante de la Academia Nacional de Ciencias Económicas
Además, resalta que Venezuela “está ausente en el radar de los inversionistas foráneos, por su aislamiento político, económico y financiero, por su marco jurídico-institucional precario, por la inestabilidad de su economía, y por las mismas perspectivas de recesión y estancamiento”.
El petróleo no es suficiente
Vera advierte que “poner las expectativas en la recuperación del sector petrolero no luce una opción verosímil. Ciertamente la producción de crudo ha ido en aumento (…) pero ninguno de esos incrementos se tradujo en crecimiento para la economía doméstica. Parece sensible pensar que el arrastre que la operación petrolera tienesobre la economía es hoy menor al que tenía en la economía de antaño, cuando alrededor del sector petrolero convivía una economía semiindustrialy con un importante sector conexo”.
Además, advierte que no se percibe a nivel gubernamental “un programa o un plan de acción para mitigar la recesión”. Resalta que la política financiera de mantener un encaje legal alto y constreñidos los niveles de liquidez de la banca seguirá mantenido el estrangulamiento en el mercado de crédito. Por otro lado, desde el lado fiscal, la voracidad tributaria sigue siendo la norma, a decir por las recientes decisiones de comenzar a cobrar derechos de importación e IVA a las importaciones informalmente exoneradas, y de poner en marcha la nueva Ley de Armonización Tributaria”.
La corrupción en PDVSA
El economista Luis Vicente León sostiene que “la evolución económica del segundo trimestre fue decepcionante”.
Explica que el disparador principal de la contracción del 2023 “se encuentra en la crisis de flujo de caja originada por los eventos de corrupción en PDVSA que ya fueron abordados por el gobierno, pero su impacto en los precios fue tan alto que no se ha logrado rescatar el nivel de consumo. Pese a los esfuerzos para equilibrar el flujo de PDVSA y la entrada de divisas de Chevron al mercado, la reacción económica ha sido muy tímida, debido a la caída de ingresos reales de la población y el agravamiento de la crisis de combustible. El evidente desabastecimiento de diésel y gasolina a lo largo de todo el país (con excepción de Caracas) consolida y alarga la recesión”.
“¿Por qué la actividad de Chevron no ha tenido el impacto positivo que se esperaba? Se pregunta León- En realidad el impacto de la licencia de Chevron ha sido muy positivo, pero no se observa en términos de crecimiento porque no logra compensar la caída ocasionada por la crisis de corrupción en PDVSA, pero sin Chevron la situación del país sería dramática. De hecho, la relativa estabilidad cambiaria que hemos visto en los últimos meses se debe a la oferta de divisas de Chevron en el mercado y en ella se basan las expectativas de estabilización de los números macro en los próximos meses”.
Repsol tiene buenos números
El impacto de la actividad petrolera, a pesar de los buenos números de las empresas que han reactivado operaciones en el país sigue sin tener un impacto significativo sobre los ciudadanos.
La empresa petrolera española Repsol anunció recientemente que la deuda de su socio PDVSA en Venezuela disminuyó de 411 millones a 327 millones de euros. En su informe semestral, Repsol destacó que la cifra de producción petrolera es mayor a la del mismo período de 2020 cuando llegó a 57.500 b/d y, se acerca además a la de 2018 cuando promedió 62.000 b/d.
La compañía española también anunció que ha recibido varios cargamentos relacionados con Cardón IV, su empresa conjunta de gas con la italiana ENI, y se llegaron a realizar entregas de “aproximadamente” una carga por mes para Petroquiriquire, la empresa conjunta de Repsol con Petróleos de Venezuela.