Caracas / Foto Portada: cortesía.– Un extenso reportaje realizado por la agencia Bloomberg sobre la fuga de cerebros venezolanos, revela que durante el último medio siglo ningún país latinoamericano produjo tantos graduados universitarios como lo hizo Venezuela durante el auge del petróleo que comenzó en la década de 1970.
Caracas / Foto Portada: cortesía.– Un extenso reportaje realizado por la agencia Bloomberg sobre la fuga de cerebros venezolanos, revela que durante el último medio siglo ningún país latinoamericano produjo tantos graduados universitarios como lo hizo Venezuela durante el auge del petróleo que comenzó en la década de 1970.
«Los expertos en migración estiman que unos 2 millones de venezolanos con títulos avanzados viven fuera de su país», la mayoría de los cuales han logrado emprender negocios que han generado millares de empleos en el país de acogida, mientras otros miles han entrado al mundo académico o de investigación.
«Los migrantes venezolanos tienen ventajas estructurales sobre otros grandes episodios migratorios», concluyeron los investigadores del Fondo Monetario Internacional haciendo referencia al éxodo en la década de 1960 desencadenado por la Revolución Cubana o las oleadas más recientes de haitianos y nicaragüenses que huyen de la inestabilidad política y las dificultades económicas.
«Los venezolanos tienden a tener más educación que el ciudadano promedio de las economías de destino», escribieron los autores del informe, y agregaron que sus barreras de asimilación idiomática y cultural son relativamente bajas».
De hecho, el periodista de Bloomberg, Joel Millman, ilustra su investigación entrevistando a cuatro venezolanos que han rehecho su vida en Panamá, llevando empresas exitosas como Ron Diplomático o abriendo nuevas, como Stward Corp que posee una flota de siete embarcaciones y una estación de servicio flotante donde los megayates pueden repostarla, así como la constructora Grupo OTI o el bistro Casa Stizzoli, que ya abrió otros cuatro locales y una heladería.
«Gian Guido Arditi, gerente de Ron Diplomático en Panamá, dice que fue el colapso del auge petrolero de Venezuela en 2015 lo que llevó a la empresa a buscar refugio aquí. La marca premium, cuyas mezclas pueden costar una botella de hasta $300, había prosperado durante décadas en un país famoso por su consumo excesivo de artículos de lujo. Pero, a medida que comenzó la hiperinflación, el poder adquisitivo de los venezolanos se evaporó, prácticamente de la noche a la mañana. Dice Arditi, quien vino para ayudar a Ron Diplomático durante su transición. «Considero a Venezuela el principal exportador mundial de capacidad intelectual en la actualidad».
Por su parte Orlando Soto, fabricante de tanques de acero para transportar crudo venezolano a refinerías como Shell, Chevron, British Petroleum y Petróleos de Venezuela (PDVSA) decidió irse de Venezuela por las pésimas condiciones políticas y el deterioro de la situación de seguridad.
«Soto logró enviar dos pequeñas embarcaciones portuarias que operaba en el lago de Maracaibo a Panamá y allí fundó una empresa llamada Stward Corp. para atender a los cargadores marítimos». Hoy posee una flota de siete embarcaciones y una estación de servicio flotante donde los megayates pueden repostar.
Daniel Uranga, un ganadero que se fue de Venezuela por diversos intentos de secuestro, compró 150 acres cerca de la frontera de Panamá con Costa Rica y se estableció como el principal productor de aguacates Haas del país. El otro caso que destaca el reportaje es el del ingeniero Enrique Álvarez, director de la constructora Grupo OTI, educado en la Universidad de Cornell y quien ha triunfado construyendo viviendas unifamiliares de bajo costo en Panamá y planifica terminar 300 unidades cada año.
La larga lista de venezolanos triunfantes en otros países, incluye a Carlos Moreno, un médico que en Venezuela fue ejecutivo de las farmacéuticos Pfizer Inc. y Merck & Co., y lanzó recientemente en Panamá DomiSalud, el primer servicio de hospitalización a domicilio de Panamá.
Éxito que ha replicado el diseñador Roberto Stizzoli, quien decidió abrir un restaurante, Casa Stizzoli, un bistró de lujo que ya posee tres locales, ganancias que le han permitido abrir una heladería y otro restaurante de comida arabe. Confiesa orgulloso que la mayoría de sus proveedores son también venezolanos (le proporcionan hongos orgánicos, licores al por mayor, pescados y carnes), otros emprendedores que han logrado enriquecer la economía local.
Culmina el reportaje señalando que la diáspora venezolana ha sido tan efectiva en términos económicos para los países de acogida, que en algunos países como México, Costa Rica, República Dominicana y Ecuador, se han realizado cambios en la política laboral ya que sus gobiernos buscan aprovechar el talento venezolano ya que eso significa crear más empleos para los locales.