Roderick Navarro,
Luego de años de hegemonía socialista en Occidente, la llegada a la escena política de los conservadores Donald Trump en los Estados Unidos y Jair Bolsonaro en Brasil, generaron una tendencia hacia la derechización con el surgimiento de movimientos políticos afines a sus banderas. Luego la izquierda avanzó en su ataque radical persiguiéndolos con acciones desde los poderes del Estado para quitarles sus derechos políticos y así no vuelvan al poder. Sin embargo, en otros países que son víctimas de los miembros del Foro de São Paulo, ahora se percibe un nuevo ciclo político contra la izquierda, esta vez liderado por los liberales.
Hablemos del caso de María Corina Machado en Venezuela y de Javier Milei en Argentina.
En Venezuela la gran mayoría de las fuerzas políticas del debate público nacional se visualizan a la izquierda del espectro. Vente ha sido el único movimiento político que desde hace 10 años promueve el liberalismo de manera constante. Por otra parte, hay movimientos más a la derecha con menor presencia en el debate público. La primaria como el evento político que se propone hacer una elección interna entre los actores de la oposición para luego enfrentar al chavismo, ha demostrado que la popularidad de Machado como candidata ha despegado desde que decidió separarse de la MUD y también presentar una propuesta ideológica abiertamente contraria al socialismo, lo que ha permitido que en torno a ella exista una coalición de movimientos políticos del centro hacia la derecha como Despertar Republicano, Rumbo Propio, entre otros. Este fenómeno político ha crecido al punto de capitalizar el descontento que hay entre las bases de los partidos políticos tradicionales de izquierda y un sector del chavismo que se opone a Maduro.
En Argentina, por su parte, Javier Milei ha triunfado en las PASO frente a los partidos políticos tradicionales, con una propuesta abiertamente liberal y contraria a la izquierda. Los movimientos más socialdemócratas que se habían perfilado como la oposición al kirchnerismo, han quedado como la segunda opción moderada. Queda ver si en las elecciones de octubre se presentan las tres candidaturas o si hay un pacto entre las fuerzas tradicionales que siempre se habían enfrentado para no dejar el poder en manos de un outsider.
En cualquier caso, podemos percibir que en ambos fenómenos políticos existe un ataque de los dos lados que tradicionalmente se han enfrentado contra el tercero: en Venezuela la MUD y el PSUV se han juntado en el ataque directo y sistemático contra María Corina y en Argentina, el kirchnerismo y varios sectores de Juntos por el Cambio han hecho lo propio contra Milei. Sin embargo, los conservadores en los Estados Unidos y en Brasil han sido solidarios con ambos candidatos. También en España, el partido Vox ha sido solidario con estos candidatos, quienes por cierto han sido signatarios del manifiesto del Foro de Madrid.
El resultado común que podemos percibir de estos fenómenos, en teoría, sería la salida del poder de la izquierda y una reconfiguración de larga data de los polos de poder político en estos países. Ahora bien, cabe preguntarnos: ¿Es posible que exista en este momento la unión de los conservadores y de los liberales para derrotar a la izquierda?
Los conservadores abrieron un camino que los liberales están continuando en la región. La unión de ambos esfuerzos puede provocar que, en el futuro, luego de que sean derrotadas las izquierdas radicales, sus restos sean absorbidos por los movimientos políticos socialdemócratas, llevándolos a un proceso de moderación y a un cambio de paradigma que determine el futuro de esas organizaciones.
Al mismo tiempo que sean derrotadas las izquierdas radicales, los grupos más radicales de derecha también estarán más propensos a pasar por un proceso de moderación o, como ha sucedido ya en el pasado, pasarán por un proceso de extinción al aislarse en sus banderas y rechazar el devenir histórico sin hacer esfuerzos por tener alguna influencia en la sociedad. Las izquierdas y las derechas radicales que pasen por este proceso se encontrarán en frases como “el pueblo no entiende”, “tenemos la razón”, “somos puros”.
Si los conservadores y los liberales se proponen derrotar a la izquierda juntos, no solo se incrementarán las posibilidades de éxito en su propósito, sino que aumentan la probabilidad de que ocurra en menor tiempo. Así mismo, es más probable que las sociedades encuentren en esta alianza o abanico de opciones, los futuros candidatos confiables para votar en elecciones al legislativo en sus distintos niveles, y con esto, también estarían materializando el hecho de que la izquierda pierda no solo espacios de poder político dentro del sistema sino también en términos físicos, territoriales.