NACIONES UNIDAS — Estados Unidos y sus aliados se enfrentaron el viernes a Corea del Norte, Rusia y China por los fallidos intentos de Pyongyang de lanzar un satélite espía y por la responsabilidad de la escalada de las tensiones en la península de Corea.
La reunión abierta del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas convocada por Estados Unidos, Albania, Ecuador, Francia, Japón y Malta para condenar el intento de lanzamiento, en el que se empleó tecnología de misiles balísticos prohibida, fue la segunda a la que asistió el embajador norcoreano ante la institución desde 2017.
Kim Song, quien se había dirigido al Consejo también en julio, dijo a sus miembros que la República Popular Democrática de Corea, el nombre oficial de la hermética nación, tiene “un derecho independiente y legítimo” como país soberano a lanzar un satélite para “autodefensa para disuadir los actos militares hostiles cada vez más habituales de Estados Unidos y sus seguidores”.
La agencia espacial Corea del Norte dijo el jueves que su satélite de reconocimiento, Malligyong-1, no logró entrar en órbita por segunda vez consecutiva, algo que achacó a un error en su tercera fase de vuelo. Pyongyang avanzó que realizará un tercer intento en octubre para lograr uno de los objetivos militares clave de su líder, Kim Jong Un.
La embajadora estadounidense ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, dijo que Corea del Norte ha vuelto a desafiar las resoluciones del Consejo al seguir adelante con un programa ilegal de misiles balísticos. Trece de los 15 miembros del Consejo se oponen a las acciones ilegales de Pyongyang y han pedido que la nación abandone su programa y pruebas nucleares, además de la unidad de la entidad, agregó.
Según Song, la RPDC nunca ha reconocido las resoluciones del Consejo de Seguridad ya que, apuntó, infringen “los derechos de un Estado soberano y nunca se verá obligado por ellas en el futuro”.
Acusó a los “gángsters militares” de Washington y Seúl de “convertir la península de Corea en una posible zona para una inmensa guerra nuclear térmica”.
Por su parte, el embajador ruso, Vassily Nebenzia, calificó la reunión del Consejo de “intento cínico e hipócrita de Estados Unidos y sus aliados de intensificar la presión sobre Pyongyang y desviar la atención de las temerarias acciones de escalada de Washington y sus aliados en la región, que representan el verdadero origen de las amenazas a la paz y a la seguridad internacionales”.
El enviado ruso calificó la ampliación de las maniobras militares lideradas por Estados Unidos como “descaradamente provocativa” alegando que complica aún más las posibilidades de iniciar un diálogo, que sería necesario para reforzar la seguridad regional.
El embajador adjunto de China, Geng Shuang, acusó a Estados Unidos de “una longeva política hostil hacia la RPDC” y declaró que las continuas presiones de Washington, incluyendo el envío de un submarino nuclear a la zona en julio, hacen que el Norte se sienta, según él, “cada vez más inseguro”.
El Consejo de Seguridad no debería avivar esa tensión sino tomar medidas prácticas para responder a las preocupaciones norcoreanas y crear las condiciones para relanzar las conversaciones, añadió.
La reunión incluyó también un acalorado intercambio de opiniones entre Japón y Corea del Norte y China sobre la decisión de Tokio de verter, desde el jueves, agua radiactiva tratada al océano Pacífico procedente de la central nuclear de Fukushima Daiichi, destruida por un devastador tsunami.