jueves, noviembre 28, 2024
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«La sociedad argentina está preparada para apoyar una política distinta a la populista»

BUENOS AIRES.- En Argentina corre como el viento la certeza del fin del kirchnerismo, la expiración del movimiento político que por 20 años ha dominado al país.

Los dos principales candidatos opositores a la presidencia, Javier Milei y Patricia Burllrich, apuestan con fuerza a la derrota de esa corriente; y la voluntad del 68% de los argentinos en las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), de agosto pasado, dejó al partido kirchnerista Unión Por la Patria en tercer lugar. La tolda del presidente Alberto Fernández obtuvo apenas 27,1% de los votos, por debajo de la Libertad Avanza (30,2) y Juntos por el Cambio (28,2%) en la puja por llegar a la Casa Rosada.

También, analistas creen que este escenario puede reflejarse en los resultados de las elecciones generales del 22 de octubre próximo, y no sería la primera vez en la política nacional. En los comicios de 2015, Mauricio Macri puso término a 12 años sucesivos de los gobiernos de Néstor y de Cristina Kirchner, al vencer al peronista Daniel Scioli.

¿Sería posible el fin del kirchnerismo, en esta oportunidad?
“Si va a sobrevivir o no, no lo sé, porque, en general, la historia demuestra que los partidos políticos que alguna vez fueron mayoritarios tienden a reconfigurarse, más que a desaparecer”, señala Mariano Caucino, analista en política internacional, quien lleva el pulso del interés nacional. Fue embajador de Argentina ante el Estado de Israel y de Costa Rica, durante el gobierno de Mauricio Macri.

Pero se declara convencido de que el kirchnerismo llevó al peronismo “a la peor derrota de su historia”. Y que gane quien gane, Bullrich o Milei, “un cambio de agenda es fundamental”. Entre otros aspectos, debe mantener la condena a los regímenes dictatoriales de las Américas, como Cuba, Venezuela, Nicaragua, sin olvidar las graves desviaciones autoritarias existentes en Bolivia, dice.

“Ellos convirtieron un partido popular y mayoritario en una expresión minoritaria representativa de un grupo de trasnochados de izquierda”, apunta, al referirse tácitamente a la pareja Néstor y Cristina Kirchner. Esta formó parte del radicalismo argentino en el Grupo Calafate, opuesto a las políticas de Carlos Menem, en 2001; se afianzó durante el gobierno interino de Eduardo Duhalde, y permaneció en el poder desde 2003 hasta 2015.

El exembajador Caucino considera que ponerle fin a este movimiento político devenido del peronismo en 2003, tendría gran significación en la actualidad para la nación argentina, luego de 20 años de dominio populista que ocasionaron, a la larga, una severa crisis económica y social.

“Significa el colapso de un paradigma basado en un esquema estado-céntrico, en el que nos hicieron creer que, aumentando el gasto, a tontas y a locas, se podía satisfacer demandas populares insatisfechas. Y solo lograron generar pobreza, inflación y atraso”.

Ante esta realidad, el analista internacional está persuadido de que la sociedad argentina está preparada para apoyar una política distinta a la de las ayudas con sello populista, a pesar de que el peronismo se encuentre arraigado en el ámbito social.

“Tanto si gana Patricia Bullrich, como si gana Javier Milei, la agenda de cambio es fundamental. Por otro lado, no se olvide de que la mayor reforma de la economía argentina en la historia reciente la hizo un gobierno peronista, el de Carlos Menem y su ministro Domingo Carvallo, quienes en los años 90 modernizaron el país, a través de un proceso de reformas económicas, privatizaciones, apertura y una política exterior realista acorde al momento que le tocó vivir”.

Agenda de cambios
Caucino, quien es también asesor del Instituto Interamericano para la Democracia, con sede en Miami, afirma que el candidato que triunfe en las elecciones del 22 de octubre debe contemplar en la agenda de cambio el objetivo de “revertir el estado de cosas heredado después de 20 años de populismo kirchnerista”. Pero hay lecciones que aprender, advierte.

“Nos libraremos del atraso y saldremos adelante el día que dejemos de celebrar autoderrotas y fracasos, y cuando comprendamos que los países progresan o decaen, en función de las políticas que adoptan sus dirigencias”.

Citó casos emblemáticos en el mundo, para ilustrar su aseveración.

“Un mismo pueblo, el alemán, progresaba en libertad a un lado del Muro de Berlín, al tiempo que luchaba por sobrevivir en el atraso y la sumisión del otro lado. También, los coreanos del Sur se enriquecen, mientras sus primos del Norte luchan por subsistir en medio de las tinieblas de una feroz dictadura comunista. Y los cubanos triunfan en todos lados, menos en el paraíso socialista de la tiranía castrista”.

En Argentina, el balance de 20 años de kirchnerismo muestra, en su opinión, “una enorme derrota nacional”.

“Esta está evidenciada en el angustioso presente que nos toca vivir. En medio de millones de pobres y la sensación de asistir a un país económica, moral y espiritualmente quebrado. Porque dos décadas después de su llegada al poder, el kirchnerismo debe hacerse cargo de su mayor pecado: el haber desperdiciado años enormemente beneficiosos, especialmente, a partir del contexto virtuoso y virtualmente irrepetible que se desplegó ante nosotros en la primera década de este siglo”.

Acerca del camino que debiera tomar Argentina, en un eventual postkirchnerismo, y el cambio político que debiera asumir, en momentos que el populismo gana espacio en gobiernos de la región, Caucino respondió que Argentina debe tener una política exterior realista al servicio de su interés nacional.

En el plano económico y comercial, considera, debe buscar las mejores relaciones para potenciar sus exportaciones y atraer inversiones. En el plano político y de seguridad, dijo, debe coordinar con sus vecinos y no debe olvidar su pertenencia al hemisferio occidental. En el plano hemisférico, apuntó el experto, debe honrar los instrumentos internacionales que comprometen a la promoción de los derechos humanos y la democracia, y en este sentido, considera fundamental mantener la condena a los regímenes dictatoriales de las Américas, como Cuba, Venezuela, Nicaragua, sin olvidar las graves desviaciones autoritarias existentes en Bolivia.

El kirchnerismo comenzó a tomar forma en el seno del Grupo Calafate, luego del colapso político que produjo la crisis de diciembre de 2001 bajo el signo de la consigna: «Que se vayan todos», durante la campaña electoral de las elecciones presidenciales de 2003.

El Grupo Calafate fue un grupo político de Argentina, creado en 1998, con el fin de conformar una corriente interna dentro del peronismo para oponerse a la línea política de Carlos Menem y su proyecto de «re-reelección».

¿Cuando nació el Kirchnerismo?
El 25 de mayo de 2003 se puede considerar como «la fecha» de nacimiento del kirchnerismo.
Una derrota del oficialismo en las urnas, en las generales de octubre, sería un golpe mucho más duro que el de 2015, cuando Mauricio Macri sucedió en el poder a Cristina Kirchner.

Fuente: Diario Las Américas

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