Hablar sobre la gestión del presidente chileno, Gabriel Boric, está quedando en el olvido entre sus aliados. Si bien su administración caducará en marzo de 2026, en su entorno avanza el debate sobre quiénes competirán por la silla de La Moneda en los próximos comicios.
Los indicios de corrupción que confirmó la Contraloría en el traspaso de fondos públicos a fundaciones afines al Ejecutivo, suamdo a las deficiencias del mandatario para enfrentar la crisis económica y de seguridad e incluso, la desastrosa conmemoración de los 50 años del golpe contra el socialista, Salvador Allende, acelera la discusión sobre los nombres que deben posicionarse para la carrera electoral presidencial.
Los primeros en barajar las cartas para la competencia son las toldas que conforman su coalición Apruebo Dignidad. Allí conviven el Partido Comunista y las formaciones de la Socialdemocracia. De acuerdo con El Líbero, el Partido Socialista perfila al ministro de la Secretaría general de la presidencia (Segpres), Álvaro Elizalde; al subsecretario del Interior, Manuel Monsalve; así como al senador Fidel Espinoza, como sus opciones. La proyección de los tres está en observación, se indica en el medio.
En el Partido por la Democracia (PPD) también comenzaron las evaluaciones entre sus militantes y en ellas destaca la ministra del Interior, Carolina Tohá. El resonar de estos nombres revela que la centroizquierda instala la necesidad “cuidar todos los liderazgos del sector, sin descartar ninguno” a dos años de las elecciones presidenciales.
Una desaprobación constante
La caída de la popularidad de Boric es una constante entre la ciudadanía que detona la discusión entre sus aliados. Se ve muy nítido y hay una realidad sostenida en números en las encuestas de Pulso Ciudadano donde la población manifiesta su postura sobre la aprobación del mandatario con la misma tendencia desde marzo: 50 % “nunca” aprueba, 25 % lo hace “siempre y 25 % es “volátil”.
Sin embargo, los fieles comenzaron a decaer. Los números del sondeo de agosto arrojan que 23,2 % de los consultados aprueba la gestión del jefe de Estado pero el número equivale a 3,9 puntos menos en comparación con julio y mientras que 16,1 % no sabe cómo evaluar el trabajo de la máxima autoridad nacional.
Las tendencias tienen explicación con otras cifras considerando que este mismo estudio también recoge las preferencias preferenciales que ya pululan en la calle. Mientras Boric atraviesa un ocaso, la alcaldesa de Providencia, Evelyn Matthei, se posiciona con 17,4% de apoyo a una eventual candidatura al Ejecutivo, 1,9 puntos más que en la encuesta previa.
En segundo lugar está el excandidato presidencial, José Antonio Kast, con un 14,6%, seguido por los expresidentes, Sebastián Piñera con 10,2% (+4,0%), Michelle Bachelet con 5,4%, la ministra vocera de gobierno de Boric, Camila Vallejo con 3,5% (-1,5%) y la ministra de Interior, Carolina Tohá con 2,8%.
Comunistas con planes
La aparición de Vallejo es clave. Aunque lo hace con muy bajo respaldo, la alta funcionaria emerge como la ficha del Partido Comunista ante la continua caída de su compañero de tolda, el alcalde de Recoleta, Daniel Jadue.
Jadue se mantiene con 70% de rechazo en las encuestas, un derrumbe de imagen innegable que además tiene encima la imposibilidad para optar por la reelección en las municipales de octubre de 2024 como alcalde, porque gobierna desde 2012 y sólo podía mandar por dos periodos más. Si se postula a la Cámara de Diputados será uno más de los detractores que pululan en el Congreso sin trascendencia mayor.
Para algunos, como el director de Criteria, Cristian Valdivieso, “la ministra supo esperar su momento, no ponerse ansiosa, mantener a raya su temperamento”. Incluso, cree que “Vallejo pasó a ser una suerte de biministra todo poderosa, la nueva estrella del gabinete”.
Los comunistas llevan con cuidado su papel como aliados de Boric y resguardan a Vallejo pensando en 2026. Andan con estrategia. Vallejo, optó replegarse en medio de la ola divulgación de la corrupción que sacudió al Ejecutivo tras conocerse el traspaso de fondos público de forma directa a fundaciones. Abandonó la vocería en el momento crítico para ceder el espacio al ministro de Justicia, Luis Cordero. “Se recetó unos días administrativos que más parecían el preámbulo de lo que sería su salida de la vocería para guarecerse en un ministerio que la cuidara mejor como presidenciable pero nadie previó que su diseño era otro. Volvió de sus vacaciones el mismo día del cambio de gabinete y no precisamente para jurar en otra cartera” indica Valdivieso recientemente en su columna de ExAnte. Sería ingenuo si Boric no ve las sigilosas andanzas que traducen -por lo bajo- deslealtad.