La semana comenzó de manera tumultuosa en el ámbito de la política internacional. Que dos tiranos, como Kim Jong-un, de Corea del Norte y Vladímir Putin, de Rusia, se reúnan en tiempos de guerra no solo aviva las teorías alrededor de esas conversaciones, sino que llama la atención de países occidentales, que advierten de “pagar un precio en la comunidad internacional” si estos cierran acuerdos armamentísticos.
El dictador norcoreano partió en su tren blindado hacia Vladivostok. Unos 700 kilómetros separan a Pionyang de dicha ciudad con costas hacia el Mar de Japón. Lo poco que ha trascendido del encuentro, es que ambos se verán las caras luego del Foro Económico Oriental, un evento que agrupará representantes de 50 países y que tiene como lema “el camino hacia la asociación, la paz y la prosperidad”. Sin embargo, las acciones de muchos representantes distan de esa premisa, sobre todo por el acuerdo de armas que podrían cerrar Putin y Kim Jong-un.
Kim no pisaba suelo ruso desde abril de 2019. Con la pandemia y el cierre de fronteras, el dictador no volvió al país vecino y para 2022 tropas rusas entraron oficialmente en suelo ucraniano por orden del Kremlin. De manera que muchas cosas pasaron durante este último tiempo y ahora ambos países amigos cierran filas. El objetivo pasa por presionar EE. UU. y por eso, el armamento sirve como factor de disuasión. Es una estrategia que viene como anillo al dedo a Pionyang ya que si hay algo en lo que el comunismo juche invierte todos sus recursos, es en engrosar su arsenal bélico.
Más armas antes del invierno
Desde Washington dicen que la próxima reunión entre Putin y Kim se debe a que el primero “está suplicando ayuda”. Esa es la interpretación del Departamento de Estado estadounidense luego de darse a conocer que el dictador norcoreano partió en su tren blindado.
“No parece un encuentro social”, agregó el portavoz de la agencia Matthew Miller y añadió que vigilarán “muy de cerca” el resultado. Además, la semana pasada el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, se refirió al posible acuerdo en el cual Corea del Norte venda armas a Rusia.
“Proporcionar armas a Rusia para usarlas en el campo de batalla contra silos de grano e infraestructura de calefacción de las principales ciudades mientras nos acercamos al invierno para tratar de conquistar territorio de otra nación soberana no va a dejar bien a Corea del Norte y pagará un precio por ello en la comunidad internacional”, indicó. Es que el tema no solo plantea conflictos diplomáticos, sino las consecuencias tangibles en la guerra contra Ucrania. Putin busca ampliar su arsenal para pelear una guerra que se le extendió demasiado y su vecino busca dinero por la graves crisis en la cual tiene sumida al país.
Moscú defiende la reunión
La mirada sobre el encuentro es tal, que el Kremlin tuvo que salir a defenderlo. “La República Popular Democrática de Corea es nuestro vecino y como con cualquier vecino nos sentimos en la obligación de entablar unas relaciones buenas y mutuamente beneficiosas”, dijeron desde Moscú.
A ciencia cierta, se desconoce cuáles y qué tan severas serían las sanciones de Occidente si Putin y Kim Jong-un llegan a un acuerdo de armas. De lo poco que se conoce, es que Putin busca que le venda municiones para artillería y misiles antitanque. Todo podría ser usado en la guerra contra Ucrania.
No queda de lado que ambos poseen ojivas nucleares, quizás esto es lo más delicado. Si bien Rusia tiene el mayor arsenal del mundo al contar con 5889 ojivas nucleares, también es cierto que Corea del Norte ha invertido millones para lograr avances en esta materia, aunque tenga menos (30). Pero hay expertos enfáticos respecto a las ambiciones de cada bando y recuerdan algo importante: la premisa de «1 + 1 = 0» (destrucción mutuo asegurada) siempre estará en pie ya que una vez que un país accione un arma nuclear, habrá una reacción en cadena.