WASHINGTON- La inflación interanual subió en agosto en Estados Unidos por segundo mes consecutivo y expertos consideran que las cifras que da el gobierno están muy por debajo de lo que realmente demuestra la realidad.
El índice de precios al consumo (IPC) subió al 3,7% interanual, frente al 3,2% de julio, según datos del Departamento de Trabajo difundidos este miércoles.
La cifra supera al 3,6% esperado por los analistas, de acuerdo al consenso de Market Watch, si bien en un mes la inflación fue del 0,6%, frente al 0,2% de julio.
Con precios similares en 2022, la inflación en EEUU sobrepasaba el 7% y por eso expertos conservadores e independientes se cuestionan los datos que ofrece el gobierno de Joe Biden.
El precio de la gasolina es el que más contribuyó al incremento mensual, «representando más de la mitad del aumento», detalló el Departamento de Trabajo en su comunicado de prensa, que también destacó «la continua progresión del índice de vivienda, que siguen en ascenso».
Según las instituciones de la Casa Blanca, la inflación empezó a aumentar nuevamente en julio impulsada particularmente por los precios de la vivienda. Washington ha dicho que los niveles inflacionarios se han reducido durante un año, pero los consumidores padecen lo contrario y los precios en 2022 continuaron por las nubes sin ese alivio que anuncia la Reserva Federal.
Por ejemplo, los precios de los alimentos, los autos, los seguros, las rentas y las viviendas han seguido casi al mismo nivel que en 2021 y 2022. Al tiempo que la gasolina se ha mantenido por encima de los 3.50 dólares como promedio, un precio que sólo la Casa Blanca ve satisfactorio.
Entre 2021 y 2022, el costo de los alimentos en sentido general subió más de un 60% por el alza de los combustibles (+46%). Y la moderación que afirma la Reserva Federal no se divisa en los mercados estadounidenses y los altísimos precios cercenan aún más el bolsillo de la gran mayoría de los estadounidenses.
Durante el gobierno del expresidente Donald Trump, el galón regular de gasolina promediaba unos 2.25 dólares y en varios estados de la nación los conductores pagaban por debajo de ese valor. Lo mismo ocurría con el gas y otros combustibles fósiles debido a la independencia energética lograda por Trump en el 2019.
Desde el primer día de mandato, la administración Biden echó por tierra ese enorme logro y fomentó la peor inflación en EEUU en las últimas cinco décadas. Ahora EEUU depende de los precios del barril de petróleo impuestos por la OPEP (Organización de Países Expoertadores de Petróleo) que ha reducido más de 3 millones de barriles diarios su producción en los últimos dos años para mantener los precios por encima de los 80 y 90 dólares el barril de crudo.
Según el gobierno, los precios de la energía han caído un 3,6% desde agosto de 2022.
Excluyendo los precios más volátiles de la energía y los alimentos, la llamada inflación subyacente se situó en agosto en el 0,3% frente al 0,2% del mes anterior. Sin embargo, la tasa interanual de este índice bajó del 4,7% de julio al 4,3% de agosto.
A pocos días de la próxima reunión de la Fed
Las cifras se conocen una semana antes de que el Banco Central estadounidense (Fed) se reúna para decidir si vuelve a subir las tasas con la esperanza de reducir la inflación, o mantenerlas en su nivel actual para no afectar demasiado la actividad económica.
La tasa de referencia se encuentra ahora en un rango de 5,25% a 5,50%, su nivel más alto en 22 años, después de haber sido aumentada 11 veces desde marzo de 2022.
No obstante, la Fed prioriza para tomar sus decisiones el PCE, un índice de inflación que en julio subió a 3,3% interanual y que la Reserva Federal quiere situar en torno al 2%.
La inflación es un tema clave en la campaña electoral estadounidense de cara a las elecciones presidenciales de noviembre de 2024.
El demócrata Joe Biden y sus asesores, visiblemente apartados de la realidad, insisten en que sus políticas económicas permitieron frenar la inflación, cuando fue el actual gobierno quien la creó. En el 2020, bajo el poder de Trump, la inflación cerró en 1,4%.
El gobierno de Biden la llevó en apenas año y medio al 9,1% en junio del 2022 y analistas consideraron que la cifra era mayor respecto a la enorme escalada de precios
La subida de la inflación provocó una pérdida del poder adquisitivo de un 2,3%. Las familias, durante el mandato de Biden, han perdido casi 7.000 dólares de poder adquisitivo anualmente y la cifra sería mucho más grande sin las ayudas financieras otorgadas en 2021 y 2022 y otras medidas asumidas por la pandemia.
La escasez de mano de obra en la primera economía mundial provocó que los sueldos subieran, pero es el elemento que toma la prensa para justificar el desastre económico de las políticas de Joe Biden, cuando en realidad muchos otros factores fueron los que impulsaron la alta y sostenida inflación en EEUU, que está bastante lejos de terminar si EEUU sigue dependiendo de los precios del petróleo impuestos por la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) y la alianza estratégica OPEP+.