WASHINGTON — A modo de encubrir la extensa cadena de delitos graves y con implicaciones para la seguridad nacional de Estados Unidos, el hijo del presidente Joe Biden, Hunter Biden, fue acusado el jueves de cargos federales por armas de fuego.
La acusación es un nuevo presunto intento de encubrimiento y protección a la familia Biden, en medio de un escándalo por corrupción que investiga ahora un panel de la Cámara Baja en el Congreso en Washington
Como han criticado los republicanos, el Departamento de Justicia del gobierno de Biden sigue tratando de opacar los presuntos graves delitos revelados por medios de prensa y declaraciones de testigos sobre la familia Biden, mientras al expresidente Donald Trump y los conservadores se emplea el máximo rigor y todas las acusaciones posibles en una visible parcialización política de la Justicia en Estados Unidos.
La acusación tiene como objetivo primordial apasiguar a legisladores republicanos y conservadores indignados con el trato que el Departamento de Justicia y el Buró Federal de Investigaciones (FBI) les da a la familia Biden, a diferencia del constante acoso y hostigamiento judicial contra el exmandatario Trump. Pero al parecer, todo continúa en la misma línea y con una fachada ante el público para que los cargos que enfrente Hunter Biden tengan la menor condena y consecuencias posibles.
La Justicia en EEUU sigue sin pronunciarse sobre los negocios turbios y de corrupción que han revelado importantes medios de prensa en EEUU y bajo fuego de denuncias de representantes federales y senadores sobre la llamada «cultura de corrupción de la familia Biden» calificada así por el presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy.
A Hunter Biden le siguen buscando elementos de acusación que son más un entretenimiento y distracción frente al público y el Congreso que las consecuencias legales que debería enfrentar judicialmente el hijo del mandatario actual de EEUU.
Biden está acusado de mentir sobre su consumo de drogas cuando compró un arma de fuego en octubre de 2018, un tiempo durante el cual él mismo reconoce que luchaba con una adicción al crack, según el acta de acusación presentada en un tribunal federal en Delaware.
El hijo del presidente también ha estado bajo investigación por sus negocios. El fiscal especial que supervisa el caso ha indicado que cargos de no pagar impuestos podrían ser presentados en Washington o en California.
El caso surge en momentos en que los republicanos en el Congreso buscan un juicio político al Presidente, en gran parte por los negocios de Hunter Biden. Los republicanos han obtenido testimonios sobre cómo Hunter usó “la marca Biden” para obtener negocios en el exterior y poner en riesgo la seguridad de EEUU en lugares como Ucrania y China con supuesta (hasta ahora) participación directa de Joe Biden.
La causa dice que Hunter Biden mintió en el formulario para comprar una pistola Colt Cobra Special en una tienda en Wilmington, Delaware, en octubre de 2018. Está acusado de llenar la casilla diciendo que no usaba drogas ni era adicto a las drogas, y de poseer ilegalmente un arma siendo un consumidor de drogas, un delito prácticamente insignificante frente a las serias denuncias que pesan sobre el hijo del Presidente.
El cargo de armas contra Hunter Biden, de 53 años, ya era previamente parte del acuerdo de reducción de sentencia que incluía declaraciones de culpabilidad por delitos de impuestos, pero el acuerdo se derrumbó durante una audiencia judicial en julio cuando un juez presentó preguntas por sus provisiones inusuales.
Los abogados de la defensa argumentan que parte del acuerdo, según el cual Hunter Biden no sería encausado por el delito de armas si sigue exento de problemas judiciales, sigue válido e incluye provisiones de inmunidad contra otros cargos potenciales. Los abogados indicaron que se resistirán a cargos adicionales en su contra.