Al presidente de Chile, Gabriel Boric, lo persiguen los escándalos hasta en los feriados patrios. Este año, el trago de “chicha en cacho” que tomará el mandatario para brindar por el inicio de la Parada Militar será amargo. Si bien la tradicional bebida de uva se suponía que le aportaría un sorbo fresco a la ceremonia en honor a las Glorias del Ejército, que se realiza cada 19 de septiembre, la preparación ahora proviene de una organización de huasos (como se denomina en el país a los campesinos) acusados de corrupción.
Cada autoridad que degustará la bebida en la Elipse del Parque O’Higgins sabe que el club de huasos Gil Letelier, donde se congregan representantes del sector campesino, está en medio de una investigación por apropiación ilícita de fondos y administración desleal tras miembros de la Comisión Revisora de Cuentas de que la organización descubriera la falta de 78 millones de pesos en 2019, una cifra que ronda los 88.000 dólares.
El ministerio de Justicia y la Fiscalía manejan los antecedentes que incluyen además préstamos injustificados; inconsistencias en las fechas de ingresos declarados como “conciliación o canje”. Según un reporte de Interferencia, también hay denuncias de afiliados sobre gastos excesivos en eventos por representación y consumos excesivos de los integrantes del directorio en el casino de la corporación; pagos de leyes sociales excesivos y desfasados, realizados por terceras personas; egresos sin facturas; pagos desde cuentas particulares; y manejo excesivo de efectivo en caja chica.
Una auditoria reveladora
De acuerdo con el medio, una auditoría externa a las cuentas del club permitió detectar las irregularidades que ya fueron notificadas a los socios, a través de un correo firmado por el encargado de la Comisión, Carlos Bórquez, quien reveló la desaparición de carpetas con información administrativa vital.
El Tribunal de Honor de la cofradía de huasos está en conocimiento de lo que sucede pero las acciones legales corren en la Fiscalía Local Santiago Centro desde febrero del año pasado en contra el presidente del club, Felipe López, quien en el periodo de la pérdida del patrimonio fungía como el vicepresidente del Gil Letelier, mientras que la presidencia recaía en Amador Hernández, quien además de las irregularidades cometidas que le imputan, tiene antecedentes por acoso sexual.
Reputación en el piso
El caso del Club de huasos Gil Letelier no sólo deja en el piso la reputación de quienes representan a esta figura del folklore tradicional chileno en la Parada Militar, sino además rompe con la intachable reputación de la organización, la cual desde 1952 es la encargada de ofrecer la chicha en cacho a los distintos mandatarios para el brindis patriótico.
La opción del gobierno y del Ejército después de 70 años es omitir el nombre del Club en la tradicional ceremonia, reemplazando dicha mención por la fórmula “huasos de Chile”. La medida sirve de poco cuando, el cacho de chicha que llegará a las manos de Boric, del presidente del Club, Ivo Bacic Varas, sobre quien pesa una acusación por agresión a un menor de edad en la ciudad de Ovalle, en octubre de 2013.
Sus antecedentes -disponibles en el Poder Judicial- conllevaron a los socios a vetar su ingreso por el “actuar indeseable dentro de la Corporación”, pero parece que fueron insuficientes para bajarlo del protocolo presidencial, que cierra el homenaje a la gesta independentista de hace dos siglos con este escándalo y las pifias al mandatario en la Parada Militar.