CIUDAD DE MÉXICO.- Miles de migrantes se agolpaban este lunes en la ciudad mexicana de Tapachula (sur) para obtener refugio o permisos de viaje que les permitan continuar su marcha hacia la frontera con Estados Unidos.
Con un calor sofocante, unas 2.000 personas, algunas con niños en hombros, se formaban en filas frente a las oficinas de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar).
«Es mucho tiempo esperando, cogiendo sol, pasando mala noche para poder coger el permiso», aseguró la cubana Doratis de los Ángeles, quien llegó a Tapachula (estado de Chiapas), tras pasar por República Dominicana y Centroamérica.
Detrás de una reja metálica, muchos llegaron en busca de permisos de tránsito que les garanticen avanzar a la frontera sin ser detenidos y deportados. Algunos llevan hasta 15 días cuidando su lugar en la cola.
Crisis migratoria en México
Comar solo admite solicitudes de refugio y su resolución puede demorar semanas. Los permisos de tránsito los expide el Instituto Nacional de Migración (INM), y el gobierno mexicano admite estar «desbordado».
En consecuencia, Tapachula ha vuelto a convertirse en un cuello de botella para los migrantes sin documentos de entrada a Estados Unidos.
Tan sólo en lo que va de septiembre el INM ha interceptado a unos 189.000 migrantes, según cifras oficiales.
«Muchas de esas personas son migrantes económicos, ellos van en búsqueda del sueño americano, de mejorar sus condiciones de vida (…) pero no son un sector que pueda ser atendido» por la Comar, señaló a periodistas el responsable de la Comar en Tapachula, Daladier Anzueto.
Cambio de estatus migratorio
El estatus de refugiado lo obtienen migrantes que comprueben que sus vidas, libertad o seguridad se encuentren en peligro y deben presentar una solicitud en un máximo de 30 días después de ingresar a territorio mexicano.
En medio del caos, la desesperación se apodera de los extranjeros, en su mayoría provenientes de Venezuela, Cuba y países centroamericanos.
«Estamos estancados, no tenemos posibilidad de ir a otro lugar», comentó el cubano Héctor Suárez.
«No nos queda de otra para poder obtener el documento que nos hace falta para estar establecidos aquí», añadió.
El pasado 18 de septiembre, varias personas resultaron lesionadas cuando una multitud intentó ingresar por la fuerza a la sede de la Comar.
La situación se complica aun más, pues el gobierno mexicano endureció las medidas para evitar el paso de migrantes irregulares por su territorio usando trenes de carga, luego que el mayor operador ferroviario local detuviera la semana pasada 30% de sus operaciones, agobiado por el flujo de indocumentados.
El INM firmó un acuerdo con la Patrulla Fronteriza estadounidense (CBP por su sigla en inglés) y la empresa Ferromex que incluye «intervenciones» a migrantes que estén en trenes, carreteras o en la vía pública, así como el «retorno» a sus países.