SONIA SCHOTT,
El nerviosismo de esta semana en Washington se ha desatado ante la posibilidad de un cierre federal luego de que el Congreso no haya podido alcanzar un acuerdo bipartidista viable para mantener al gobierno financiado y evitar una interrupción política y económicamente costosa.
La Casa Blanca ya ordenó a las agencias federales que se prepararen para un cierre que parece inminente sin embrago, el Pentágono “eximirá sus operaciones en Ucrania de un posible cierre” según el propio Departamento de Defensa.
Ahora bien, todavía hay muchos obstáculos en el camino.
Para los republicanos más conservadores que luchan por la financiación de sus programas políticos favoritos, la guerra en Ucrania es considerada como un gasto innecesario para el contribuyente estadounidense.
La reciente visita del presidente Volodimyr Zelensky al Capitolio, sólo pareció alimentar las preocupaciones sobre la enorme carga financiera que supone apoyar la batalla del líder ucraniano contra Moscú.
Ya se han entregado más de 43.000 millones de dólares en ayuda militar a Ucrania, pero la suma total, incluida la asistencia financiera y humanitaria, es de 100.000 millones de dólares, según la Casa Blanca.
Ahora, la administración Biden está solicitando otros 24 mil millones de dólares adicionales. Zelensky aprovechó su discurso ante los legisladores para pedir la aprobación de ese dinero.
Los republicanos escépticos, siguen siendo minoría, pero tienen un poderoso aliado en Donald Trump, quien continúa poniendo en duda la necesidad de un financiamiento bélico estadounidense, contra Rusia.
Trump sigue siendo el candidato presidencial con más probabilidades de ganar la nominación republicana, así que sus palabras tendrán un impacto en la forma en que el Congreso responda a los llamamientos de Kiev.
La primera vez que Zelensky se dirigió personalmente al Congreso, en diciembre pasado, recibió una gran ovación, pero la semana pasada, aunque la acogida fue calurosa, no tuvo la misma magnitud.
Y es que los republicanos tienen serias dudas sobre el costo de la guerra, con un cierre del Gobierno en puertas y una creciente y pesada deuda nacional.
Aquí hay dos argumentos enfrentados.
Por un lado, un grupo de republicanos sostiene que Estados Unidos enfrenta sus propias presiones económicas y necesita centrarse en cuestiones internas prioritarias y no seguir gastando dinero en una guerra que no parece llegar a ninguna parte.
Los demócratas, por su parte, respaldados por republicanos de alto rango como el senador Mitch McConnell, argumentan que Estados Unidos tiene que involucrarse en lo que se ha convertido en una batalla por la democracia en contra de la autocracia y si no se mantiene el apoyo a Ucrania, ganará el presidente ruso Vladimir Putin.
Ambas tesis cobrarán más relevancia cuanto más nos acerquemos a las elecciones presidenciales.
La pregunta es cuál se impondrá.
El presidente republicano de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, ha estado luchando por evitar el cierre gubernamental y la visita de Zelensky, pidiendo más financiación, no ha ayudado a su causa.
Para el presidente Joe Biden, la amenaza de un cierre y la creciente ansiedad por el lento progreso de la contraofensiva de Ucrania, contra las defensas rusas, le presentan dos crisis gemelas que probablemente dominen su agenda este otoño.
Si Estados Unidos flaqueara en su apoyo a Ucrania, habrá un impacto devastador en toda la coalición de 50 naciones que él ha ayudado a construir.
Hace poco Polonia, uno de los más firmes partidarios del gobierno de Kiev anunció que ya no dotará de armas a Ucrania alegando que, el ejército polaco necesita invertir en sistemas de armas avanzados y el dinero disponible debe centrarse en ese programa de modernización.
Polonia ha sido uno de los miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) más generosos, suministrando a Ucrania armas de la era soviética como tanques y vehículos blindados, que permanecían almacenados.
La preocupación es que la decisión de Polonia pueda alentar a otros aliados, de reducir su apoyo a Ucrania bajo la premisa de que necesitan modernizar su inventario militar.
Si esto sucediera, Estados Unidos podría tener que aumentar su apoyo militar a Ucrania para llenar los vacíos, lo que significaría compromisos financieros aún mayores.
Entonces, el número de republicanos en el Congreso que se oponen a un mayor apoyo militar a Ucrania podría aumentar cambiando la correlación de fuerzas.