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En el Reino Unido tenemos un primer ministro conservador, de derecha, y los resultados de la interferencia de su gobierno en la economía y la politización de la vida cotidiana han tenido un impacto negativo en la vida individual, el discurso público y la economía. En Estados Unidos, hay un presidente demócrata, de izquierda, y sus vecinos del norte, Canadá, tienen un gobierno liberal, de izquierda (aunque no verdaderamente liberal en el sentido original de la palabra), y ambos países tienen problemas económicos y vidas cotidianas altamente politizadas, al igual que el Reino Unido. La lista de países con líderes y gobiernos de diferentes lados del espectro político sigue y sigue, pero lo que todos estos gobiernos de izquierda y derecha tienen en común son los mismos malos resultados y situaciones empeoradas creadas por sus creencias.
¿Cómo es posible que dos visiones del mundo supuestamente muy diferentes den como resultado resultados similares? Si realmente estuvieran en mundos distintos, los resultados también serían completamente diferentes. La realidad es que ambos lados del espectro dependen de diferentes grados de autoritarismo para lograr su popularidad, y ambos lados aplican políticas autoritarias en la vida económica y social de los ciudadanos, lo que explica por qué los resultados son tan similares. Ambos lados dañan las economías mediante la imposición de impuestos, regulaciones y castigos a la actividad económica. Ambos lados prohíben ciertos discursos, comportamientos, puntos de vista e interacciones. Ambos lados creen en el uso de la fuerza contra diferentes grupos de personas y en castigar a diferentes grupos en nombre de la “igualdad” y la “equidad”. Ambos lados carecen de principios y cambiarán sus posiciones según la dirección en que sople el viento político. En resumen, ambos lados son solo diferentes sabores del mismo caldo amargo.
La única diferencia real entre las ideologías de izquierda y derecha radica en sus objetivos y políticas. Su falta de principios y su rechazo a la libertad humana son iguales. Su creencia de que los humanos son simplemente “bloques de madera que pueden ser movidos” como diría Thomas Sowell, es la misma. Ninguno de los lados cree en la libertad humana y ninguno de los lados sabe nada sobre economía. Lo más importante es que ninguno de los lados quiere entender estas cosas. Ambos son entidades ávidas de poder y los partidarios que atrapan están tan convencidos de que si su lado estuviera en el poder, los resultados serían diferentes que ni siquiera se plantea la idea de una alternativa al autoritarismo en la conversación.
Entren en escena los libertarios y los liberales clásicos. Leonard Read escribió un artículo explorando el uso de las definiciones de izquierda y derecha para *he Freeman en 1956, lo cual todavía es bastante aplicable hoy en día. En el artículo, él declara:
“La libertad no tiene una relación horizontal con el autoritarismo. La relación del libertarianismo con el autoritarismo es vertical; es un ascenso desde el lodazal de los hombres esclavizando a otros”.
Esta cita es impactante porque nos recuerda que el autoritarismo, la creencia de que el estado puede y debe dirigir la acción humana, es falaz y siempre será anti-liberal. Si queremos superar las diferentes formas de autoritarismo, entonces aquellos que creen en la filosofía de la libertad deben apartarse de la división entre izquierda y derecha y convertirse en defensores de la libertad. O como lo expresó Read, refiriéndose a los libertarios:
“Su posición, si se utilizan analogías direccionales, es hacia arriba, en el sentido en que el vapor de un montón de basura asciende hacia una atmósfera saludable. Si la idea de extremidad se va a aplicar a un libertario, que sea en función de cuán extremadamente bien se ha despojado de las creencias autoritarias”.