Robert F. Kennedy Jr., heredero de la dinastía política estadounidense, ha anunciado este lunes que deja el Partido Demócrata para presentarse a la Casa Blanca como independiente. Kennedy, un verso suelto en su formación muy criticado entre otras cosas por rechazar la vacunación contra la Covid, intenta así dar un nuevo impulso a su candidatura a la Casa Blanca, una de las pocas que desafiaban el liderazgo de Joe Biden en las primarias azules (el color con que se identifica a los demócratas) de 2024.
“Estoy aquí para declararme candidato independiente”, ha dicho Kennedy a una multitud de simpatizantes reunidos en Filadelfia. “Debo declarar mi independencia. Independencia del Partido Demócrata”, dijo entre vítores. “Y de todos los demás partidos políticos”.
American Values 2024, un super-PAC (comité de acción política, en sus siglas inglesas) que apoya al candidato, ha recaudado hasta ahora 17 millones de dólares, según la agencia Reuters. Ello supone casi el doble de los 10 millones que su candidatura había logrado en julio. El equipo de campaña de Kennedy espera registrar 10 millones más tras el anuncio de este lunes.
Abogado ambiental de formación, hijo del antiguo senador de igual nombre asesinado en 1968 y voluntario propagador de bulos, Kennedy no ha conseguido restar apoyos a Biden desde que lanzara su candidatura, en primavera, pero su desbandada, e iniciativas como la de una plataforma “sin etiquetas” o tercera vía entre republicanos y demócratas, pueden socavar la menguante popularidad del presidente demócrata, al que muchos, incluido un número creciente de correligionarios, ven incapaz de desempeñar un segundo mandato por su avanzada edad (tiene 80 años).
A poco más de un año para las elecciones presidenciales, y con el arranque de las primarias en ciernes, presentarse como independiente permite a Kennedy desafiar tanto a Biden como al expresidente Donald Trump, actual favorito para la nominación republicana de 2024, apoyándose en su plataforma antiestablishment y, lo que es más importante, eludiendo las reglas de las primarias de ambos partidos, como subraya el semanario político digital The Hill.
Kennedy, de 69 años, ha protagonizado desde abril una campaña de outsider, introduciendo libremente teorías conspirativas que los demócratas en el poder e incluso algunos republicanos tradicionales -es decir, más moderados que Trump- desautorizan, especialmente en torno a las vacunas, aspectos de la historia política estadounidense y la neutralidad del actual proceso de primarias presidenciales. También comentarios racistas carentes de toda base científica, como que los judíos y los chinos son inmunes al coronavirus, que en su día le valieron las críticas a un lado y otro del espectro político.
Su decisión le acerca teóricamente a los votantes descontentos con ambos partidos políticos, la política excesivamente partidista y quienes quieren una alternativa a la prevista opción bipolar Biden versus Trump, o viceversa, en noviembre. “La gente sospecha que las divisiones están deliberadamente orquestadas”, ha dicho hoy en Filadelfia. “Están hartos de que les engañen y están dispuestos a recuperar el poder”.
Aunque Kennedy procede de una conocida familia liberal, se ha distanciado de esa tendencia, atrayendo considerablemente más elogios y financiación de los conservadores que de los demócratas. No es sin embargo el único verso libre en el seno del partido de Biden: el senador rebelde Joe Munchin, que ha torpedeado numerosas iniciativas legislativas de su grupo, es visto en Washington como el más republicano de los demócratas. Excompañera de bancada de Munchin, la senadora Kirsten Sinema, conocida también por sus críticas y reticencias a Biden, acabó registrándose como independiente en el Senado en diciembre, lo que ha complicado aún más el control de la Cámara baja a su antiguo partido.
Entre la plana mayor de los demócratas ha cundido la alarma por el paso de Kennedy, por temor a que su campaña pueda ser útil a Trump si convence a suficientes votantes indecisos para que le apoyen, aunque sus posibilidades de ganar en noviembre de 2024 son nulas. Pero los republicanos también se plantean lo mismo, preocupados por la posibilidad de que también pueda arañarle votos a Trump y así, indirectamente, impulsar a Biden.
El movimiento de Kennedy se produce después de que otro candidato, el profesor progresista Cornel West, dijera la semana pasada que también se presentará a las elecciones como independiente. West era candidato del Partido Verde, ideológicamente a la izquierda de Kennedy, y su participación en la carrera planteaba preocupaciones similares sobre el menoscabo del apoyo a Biden frente a Trump, ya que casi todos los sondeos pronostican una lid muy reñida en 2024.
Según las encuestas, los votantes muestran más interés por Kennedy que por otros candidatos independientes o de terceros partidos en la próxima convocatoria a las urnas. Un reciente sondeo de Reuters/Ipsos daba a Kennedy un 14% de apoyo entre los posibles votantes, un porcentaje muy considerable si se compara con el 40% de Trump, inmerso en una formidable ofensiva judicial, y el 38% de Biden.