Arturo McFields Yescas,
El socialismo del siglo XXI vuelve a ser sacudido por un terremoto escala 7. Primero fue Paraguay y ahora es Ecuador con Daniel Noboa. En Argentina se viene un huracán arrollador con el inminente triunfo Javier Milei. Es una tendencia irreversible.
Con 96 % del escrutinio, Daniel Noboa alcanzó 52.11 % de votos a su favor mientras la correísta Luisa González obtuvo 47.89 %. Un triunfo simbólico que demuestra la inquebrantable voluntad democrática de Ecuador.
El correísmo fue aplastado
Los ungidos de Rafael Correa, prófugo de la justicia, vuelven a perder una presidencial. Pese a esto, el socialismo utiliza las calles y la violencia para socavar la democracia y lograr sus metas más retorcidas.
El país de 17 millones de habitantes tiene grandes desafíos en materia de seguridad y generación de empleos. Noboa tendrá que hacer cambios significativos en un tiempo récord de 16 meses. Difícil pero no imposible.
Latinoamérica esta harta de las mentiras marxistas
Las elecciones en Paraguay lo demostraron y el triunfo de Noboa en Ecuador lo ratificó. La gente quiere seguridad y prosperidad. Algo que la izquierda no da.
En Brasil, la población sufre bajo un presidente Lula trasnochado, vengativo y aferrado a las ideas del pasado. La seguridad de la propiedad privada, la corrupción y la violencia no han recibido respuesta.
En Colombia el gobierno de Gustavo Petro todos los días suma enemigos. La prensa libre, los empresarios y ahora Israel son sus nuevos frentes. La seguridad y el combate al narcotráfico no figuran en sus prioridades.
Argentina
El kirchnerismo ha fracasado política y económicamente. Javier Milei es la esperanza de un cambio real que garantice estabilidad monetaria y confianza a los inversionistas.
Bolivia
El Movimiento al Socialismo (MAS) sigue dividiendo sus filas y al país entero. El narcotráfico y la pobreza siguen ganando terreno y la democracia sigue en bancarrota.
La dictadura cubana sigue matando de hambre a su pueblo. 64 años de fracasos no han sido suficientes para demostrar sus desaciertos. La izquierda regional ve en Cuba un modelo y no una maldición.
Venezuela sigue vendiendo la falsa promesa de elecciones libres a cambio de menos sanciones. El país es el mejor espejo de lo que el socialismo del siglo XXI puede hacer. Convertir en mendigos a una potencia petrolera.
Nicaragua es otra vitrina de la izquierda radical. El segundo país más pobre del hemisferio gobernado por una familia de cleptócratas. Aquí hasta los sacerdotes son encarcelados y acusados de terroristas.
Los triunfos de la democracia en Paraguay, Ecuador y muy pronto en Argentina, demuestran que Latinoamérica quiere vivir en libertad, seguridad y prosperidad. Esa es la batalla.
El socialismo tiránico, aliado del narcotráfico, sigue siendo un factor desestabilizador en toda América Latina, pero las elecciones libres son un buen antídoto. Por eso celebramos el triunfo de Noboa en Ecuador. No la tendrá fácil, pero ya ganó la primer gran batalla.