WASHINGTON — Donald Trump salió indemne de dos juicios políticos promovidos por los demócratas durante su administración, ahora se enfrenta a cuatro juicios penales, está acusado de 91 delitos, pero esa avalancha a la que califica de persecución no le impide gozar de la confianza de millones de estadounidenses que quieren de verlo de nuevo en la Casa Blanca.
Magnate inmobiliario, golfista, estrella de televisión, actor y autor de libros superventas, Trump, de 77 años, supera con creces a sus rivales en la carrera por la nominación republicana de cara a las elecciones presidenciales de 2024.
Los números de aprobación de Trump ante la posible revancha con el presidente Joe Biden también escuecen en la Casa Blanca, cuando solo falta un año para que el país acuda a las urnas.
Sus críticos esperaban que la fiebre disminuyera después de la insurrección de 2021, cuando se le acusó de incitar el asalto al Capitolio cometido por simpatizantes suyos.
«No es un santo, pero es auténtico»
Sin embargo, Trump está mejor visto ahora entre sus seguidores que antes del asalto, según los sondeos.
Y su influencia en la lucha interna por el puesto de presidente de la Cámara de Representantes, en la que sus partidarios forzaron la renuncia de un republicano considerado poco leal a los principios conservadores, lo ha dejado patente la influencia de Trump en el partido sigue siendo fuerte.
El secreto de Trump, reconocen sus detractores, siempre ha sido la idea de que, aunque no es un santo, es auténtico, no está en deuda con nadie y lucha como un guerrero por la gente.
El expresidente ha pasado la mayor parte de una década diciendo a los estadounidenses dejados de lado por la economía moderna que sus necesidades son importantes y que él, y solo él, está dispuesto a defenderlas contra una clase empresarial y mediática hostil y corrupta.
Según el experto en marketing Zachary Weiner, los partidarios de Trump respetan el estilo retórico sin límites y desenfrenado de un «hombre que dice lo que piensa».
Mientras tanto, la constelación de acusaciones y de artículos periodísticos negativos sobre su persona no hacen más que reforzar la narrativa de «caza de brujas» que él denuncia a diario.
«Él aprovecha ansiedades culturales, económicas y sociales que ellos sienten (y) que de otro modo pasarían desapercibidas», dijo Weiner. «Ese es un vínculo que no se rompe fácilmente mediante desafíos legales o críticas convencionales».
Valores
Los partidarios de Trump entrevistados en sus mítines suelen restar importancia a los escándalos y consideran que las acusaciones son insignificantes.
Los cristianos evangélicos estiman que el hecho de que contribuyera a suprimir el aborto es una prueba de que ha luchado por ellos como ningún otro político y a cambio merece lealtad.
«No se trata de ‘¿Somos compatibles? ¿Somos iguales?’ sino de: ‘¿Trasladarás mis valores a la política?'», declaró Suzzanne Monk, de 50 años, en una conferencia religiosa en Washington este verano. «Por eso toda esta gente ama a Donald Trump».
El estratega electoral de izquierdas Zee Cohen-Sanchez tiene un consejo para los demócratas frustrados con el apoyo a prueba de balas de Trump: miren más allá de sus simpatizantes a ultranza y céntrense en los que dudan y en los independientes que lo llevaron al poder en 2016 y se desilusionaron al cabo de cuatro años.
«Si los demócratas quieren llegar a nuevos votantes, deben considerar estos grupos», dijo Cohen-Sanchez, director ejecutivo de Sole Strategies, radicado en Nevada. En su opinión el «yo no soy Trump» ha dejado de ser una estrategia válida.
Biden con índices de aprobación bajos
Biden aspira a un segundo mandato, sin grandes rivales serios para la nominación demócrata, a pesar de un índice de popularidad muy bajo en los sondeos, la creciente preocupación sobre su edad y los episodios en los que luce estar desorientado.
Trump es el claro favorito en el campo republicano a pesar de que el expresidente, se enfrenta a varios procesos penales, incluido uno por presunta interferencia electoral.
En las encuestas Biden y Trump están prácticamente empatados y el expresidente republicano incluso lleva la delantera en algunas de las encuestas más recientes.
Lo que está en juego es enorme.
Un editorial del New York Times predice que serán «las elecciones más importantes desde 1860», cuando Abraham Lincoln fue elegido presidente, lo que desencadenó la Guerra Civil estadounidense.