sábado, noviembre 23, 2024
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Nayib Bukele: un fenómeno mesiánico que puede enrumbar a El Salvador hacia la autocracia

SAN SALVADOR.-Nayib Bukele, presidente de El Salvador, se postula para la reelección en las presidenciales del 4 de febrero de 2024, con la sombra de un mesianismo que podría conducir al país centroamericano hacia modelos autocráticos, advierte el filósofo y analista político Óscar Picardo Joao.

La percepción del experto se fundamenta en dos hechos puntuales que ha observado en el gobierno de Bukele, un político emergente y empresario de 42 años, electo en 2019, y que puede significar su mayor reto político.

Picardo, especialista en Educación e Informática, es investigador de la Universidad Francisco Gaviria (UFG) y además, asegura conocer bien al presidente: fue su maestro en educación básica cuando Bukele tenía apenas entre 11 años y 12 años. “Tenía una personalidad estándar, no era un chico brillante ni malo académicamente, y sus amigos de entonces conforman ahora su gabinete”, esboza Picardo.

Mesianismo de Nayib Bukele
El analista político destaca como primer hecho que Bukele se lanza a la reelección para un segundo periodo hasta 2029, por encima de la Constitución que se lo prohíbe, con el apoyo de un fallo de la Corte que es controlada por el oficialismo. Y para eso usa su alta popularidad por la lucha contra las pandillas. Algo jamás alcanzado por gobernante alguno en Centroamérica.

Por ejemplo, en agosto pasado, Bukele apareció como el presidente más popular de América Latina en el informe Latinobarómetro 2023, que le adjudicó 90% de aprobación superando a todos sus pares en 40 países de la región.

Pero además, el presidente de El Salvador se muestra refractario a las críticas que lo acusan de violar los derechos humanos en su afán contra la inseguridad, y de concentrar el poder sin restricciones de ningún tipo. Más de 100 videos que muestran lo que hace y dice, se publican a diario en sus redes sociales para persuadir a los salvadoreños. Todo por mantenerse en el poder, según dice.

“Él posee una maquinaria propagandística de gran magnitud, que lo ayuda muchísimo, y ha creado una atmósfera en torno a su personalidad totalmente inusual. Si bien no es un tipo de dictador tradicional, sí utiliza técnicas intimidatorias y mete presa a la gente que quizá no debería estar en la cárcel, obviamente, violando sus derechos. Pero al final le resulta positivo y es lo que aprovecha para gobernar”, opina el experto.

¿Por qué el modelo es popular?
Según Picardo, no luce fácil entender que mientras el gobierno de Nayib Bukele “genera una atmósfera de temor, de mucho miedo en la población”, su popularidad aumenta. El más reciente estudio de intención de voto, hecha por la UFG, le favorece con el 58%, mientras que la oposición se queda entre el 2% y 3%. En el tema de la reelección, el presidente de El Salvador es favorecido hasta con un 70%.

Los números de aceptación se deben a “una combinación de factores”, señala el analista político. Por una parte, percibe un factor de “suerte”. El tema de la seguridad “que no fue planificada”, así como las acciones de encarcelar y suspender los derechos, “le han funcionado bien”. Pero también ve a su favor la vulnerabilidad del país y su gente, agudizada por las calamidades económicas y sociales del continente. Aunque EEUU es su principal socio comercial.

El Salvador, de 6.36 millones de habitantes en 2023, según las Naciones Unidas, tiene un porcentaje de población vulnerable de bajos ingresos y escasa escolaridad, en medio de una economía que se desacelera y se comporta inestable con el Bitcoin, la moneda nacional, según la Cepal. “La gente no quiere esa moneda, prefiere el cash, pero se ha encandilado con la propaganda y eso a Bukele le ha facilitado las cosas muchísimo. Estamos entonces ante una suerte de populismo que inclina todo a su favor”.

Bukele, entre Chávez y Ortega
Picardo relaciona el modelo político de Bukele con el populismo de Hugo Chávez en Venezuela. “A nivel metodológico y discursivo se parece muchísimo, aunque El Salvador no tiene la riqueza venezolana como para sostener ese modelo, y tampoco creo que dure tanto como el chavismo”.

También traza semejanzas con el régimen de Daniel Ortega en Nicaragua. “Creo que Bukele es muy similar al caso de Ortega, quien al principio se veía bien, pero ahora se hace cada vez más intolerante; lo que pasa en ese país [Nicaragua] es desastroso”, califica el experto.

Y alerta sobre el peligro de los autoritarismos. “La experiencia nos indica que ningún político autócrata está interesado en el bienestar de los ciudadanos, sino en los privilegios del poder y en su salvaguarda personal; saben que si dejan una grieta de democracia terminarán huyendo o en la cárcel, porque para mantener el poder suelen violar derechos humanos y romper la seguridad jurídica. Ejemplos hay de sobra…”, apunta.

La seguridad, el rédito político
Pero la popularidad de Bukele y la de su modelo descansa básicamente en su política de seguridad, que le ha generado respaldo y críticas, con la misma velocidad.

Cuando inicia el ejercicio presidencial en 2019, Bukele asume desde el poder un país sumido en la inseguridad generada principalmente por dos grandes pandillas, la MS13 y la 18, que extorsionaban y asesinaban a la población, según sus intereses.

“Bukele decidió no seguir aceptando el chantaje y prácticamente las borró del mapa, lo cual la gente agradece muchísimo”, indica Picardo. En medio de un régimen de excepción, que ha prorrogado por décimosexta vez, ha capturado a más de 70.000 personas asociadas con pandillas o “maras”, para lo cual crea la megacárcel, y logra una reducción de la tasa de homicidios, según reportes oficiales.

¿Un castillo de naipes?
Frente a la compleja situación del país, Picardo no descarta que Bukele consiga la reelección en las presidenciales “con un margen amplísimo en primera vuelta, sin necesidad de balotaje”. “Las encuestas son muy claras, los niveles de popularidad son altísimos y esto hace probablemente que su partido Nuevas Ideas cope la Asamblea Legislativa y mantenga el control total de todo el Estado”.

Sin embargo, considera que poner sobre la Constitución la reelección inconstitucional y los niveles de popularidad obtenidos a punta de propaganda, es “altamente riesgoso”. Los salvadoreños resienten que la vida está más costosa, pero tienen la esperanza de que Bukele solucionará la economía como lo hizo con la seguridad. Una expectativa de la que Picardo duda.

“Bukele no está en un país de grandes recursos y será muy difícil sostener su aparato de comunicaciones y propaganda; es un país muy vulnerable económicamente y no hay indicios de que mejore la economía. Quizá esto sea como un castillo de naipes. ¿Vamos hacia Singapur…?, no, vamos rumbo a Caracas con escala en Managua”, sentencia.

opimentel@diariolasamericas.com

Fuente: Diario Las Américas

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