sábado, noviembre 23, 2024
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El ruso alcalde de Tunja

RICARDO TORRES CASTRO,

Los tunjanos crecimos en una ciudad a la que llaman “la de los tesoros escondidos”. Sin duda muchos de los tesoros de la ciudad cohabitan en sus leyendas que, por cierto, son muchas.

En Tunja, cada calle del Centro Histórico tiene un nombre del que se ha construido una leyenda. Por ejemplo, la casa donde viví mi niñez estaba en la Calle del Cura, subiendo por la pila salada, límite de la Calle del Camino Real que termina en la Calle Caliente, que lo lleva a uno a dar la vuelta al Perro, hasta llegar a la Plaza de Bolívar y su Esquina de la Pulmonía.

Tunja acogió una serie de familias, que han hecho historia en la ciudad, provenientes del Libano, de Italia, de España y de Alemania, principalmente.

Hace unos años, en la casa de Concepción Brando ‘Conchita’, y con miembros de su familia, Mario Zito, Camilo Riccardi, Rosa Paulina Martino Brando, Biaggio ‘Blasito’ Antonio Vitolo y Victor Manuel Lammoglia, firmaron en el acto de constitución de la Associazione Lucani Tunja – Boyacá, la Asociación de Familias Italianas Residentes en Boyacá.

En mi último viaje a Tunja, en la Plaza de Bolívar, me encuentro con Juan Waked, que me contaba como su familia había construido al frente del antiguo terminal, en lo que conocimos como la Casa Rosada, una residencia en la que también vivió la familia del periodista Yamit Amat. Como dato curioso, en Tunja se funda el periódico El Tiempo que sirvió de cuna a muchos periodistas y columnistas del país.

Waked trajo a mi memoria un hecho que resulta bastante atractivo para los tunjanos: el periodista Abel Basti, de origen Argentino, estuvo en a ciudad con Javier Ocampo, presidente de la Academia de Historia Boyacense. Basti asegura que Hitler estuvo en Tunja, visitando a su amigo Julio Sieber, primer rector de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC). Una de las pruebas del periodista es la foto de Hitler en Tunja junto a Philip Citroën, un holandés que ingresó a Colombia en los 50 y se radicó en Tunja.

Naturalmente, las familias españolas que se concentraron en la ciudad, casi todas comerciantes y médicos, tuvieron una inculturación más natural y se fundieron con los apellidos nuestros. De hecho, tunja, según datos de la cancillería, es de las ciudades en la que la mayoría de sus habitantes pueden aspirar a la nacionalidad española o portuguesa por sus raíces sefardíes.

Con estos antecedentes, no nos debería extrañar que un ruso, llegado hace 15 años a la ciudad por un intercambio estudiantil, sea nuestro alcalde.

Mikhail Krasnov nació hace 45 años en la entonces Unión de Repúblicas Soviéticas (URSS). También es economista de la Universidad Humbolt de Berlín, Alemania, y cuenta con un doctorado en Sociología Económica y Demográfica de la Universidad Estatal de Volgogrado, Rusia.

Además, tiene cuatro maestrías en Economía, en Sociología, en Relaciones Internacionales y en Pedagogía; habla seis idiomas y su experiencia laboral destaca por ser profesor en varias universidades.

Este hombre, que ha sido tendencia por haber llegado a la Alcaldía de la ciudad, nos muestra una realidad que en el país pareciera no ser muy fuerte: el voto de opinión.

A diferencia del voto basado en la lealtad partidista o las afiliaciones políticas tradicionales, el voto de opinión se centra en la valoración de los candidatos y sus propuestas, su hoja de vida y su calidad humana, independientemente de su afiliación política.

Tunja votó con un enfoque más individualizado y orientado hacia la evaluación de un candidato que basó su campaña en propuestas claras y el retorno de la moralidad en la política.

A menudo, el voto de opinión está relacionado con cuestiones actuales y problemas específicos que preocupan a los votantes en un momento dado. Los candidatos que proponen soluciones sólidas a estos problemas pueden ganar apoyo y este es el caso del ruso, como lo llaman ahora en la ciudad.

Mikhail ahora tiene el reto de gobernar una ciudad histórica, campesina y estudiantil. Una ciudad que hizo de la política una industria y al haber derrotado las maquinarias de esa industria, se ve enfrentado a cumplirles a los tunjanos su voto de opinión.

Esta contienda dejó para la ciudad unos votantes más informados y comprometidos con la política que esperan del ruso capacidad para tomar decisiones basadas en la calidad de sus propuestas.

El voto de opinión de los tunjanos es una gran oportunidad para sacar adelante un gobierno diferente, independiente y capaz de construir confianza en la ciudad.

El ruso no puede ser una leyenda más. Debe trascender el espectro narrativo para hacer historia. Tremenda responsabilidad.

Fuente: Diario Criterio

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