LA HABANA — El 22 de noviembre de 2021, cuatro meses después de las multitudinarias protestas callejeras del 11J en más de cincuenta poblados de la Isla, entró en vigor de manera repentina la derogación de visado para los cubanos que viajaban a Nicaragua.
Cuando las autoridades abrieron la talanquera, miles de compatriotas vendieron sus propiedades a precio de saldo y tratar de reunir los 8.000 o 10.000 dólares que necesitaban que les permitiera iniciar una travesía por varios países de Centroamérica hasta la frontera sur de Estados Unidos.
Orlando, quien desde hace año y medio reside en Tampa, vendió su casa de cinco habitaciones, tres baños y garaje donde cabían dos autos en solo 60.000 dólares. «Vivía en Nuevo Vedado, una de las mejores zonas residenciales de La Habana. Mi casa fue construida en la etapa del capitalismo. Tenía piso de granito negro fundido y un patio inmenso. Antes de la pandemia estaba valorada en 200.000 dólares. Pero nunca pensé en venderla. Tenía un negocio de alquiler y una cafetería de entrepanes. Cuando llegó el COVID, como el gobierno no ofreció ninguna ayuda financiera a los emprendimientos privados, gasté todos los ahorros”.
A emigrar
“La comida comenzó a escasear y el precio de los alimentos se disparó. La tarea ordenamiento, puesta en marcha el 1 de enero de 2021, le puso ‘la tapa al pomo’. Desde ese día la inflación no ha dejado de crecer. Una noche, después que habíamos escuchado rumores de que el gobierno iba a quitar el visado para viajar a Isla Margarita en Venezuela y a Nicaragua, la familia se reunió y decidimos emigrar todos: mi esposa, mis dos hijos, mis padres que ya tenían más de 60 años y yo. A los 6.000 dólares que teníamos se sumaron 15.000 dólares por la venta del Lada (auto de la era soviética). El precio inicial de venta de la casa era de 150.000 dólares».
«Pero pasaban los meses y no aparecían compradores. Un tipo nos ofrecía 60.000 dólares al contado y no lo pensamos dos veces. Sabíamos que era una ganga, pero a esas alturas del juego no podíamos estar con sentimentalismos. Cuando cruzamos el puesto fronterizo de El Paso sentí que había vuelto a nacer. Creía que el problema mayor era hacer todo ese periplo con mis padres con sus achaques. Por el camino observé un montón de ancianos que también hacían la dura travesía. Era una fuga masiva de cubanos”, rememora Orlando.
En los últimos dos años, casi medio millón de cubanos han huido del manicomio castrista rumbo a Estados Unidos, España u otra nación europea, latinoamericana, caribeña o de latitudes más lejanas. Ese éxodo masivo, promovido sin demasiadas sutilezas por autoridades de la Isla y el siniestro matrimonio dictatorial de Daniel Ortega y Rosario Murillo en Nicaragua, se transformó en un lucrativo negocio para los dos regímenes.
Antes de la estampida, un billete aéreo Habana-Managua costaba alrededor de 400 dólares. La demanda disparó el precio de un boleto entre los 3.000 y 4.000 dólares. Incluso más caro. Una funcionaria de inmigración revela que en una reunión que tuvieron por esos días con sus superiores les recomendaron “que fueran flexibles con las personas que viajaban a Nicaragua supuestamente como turistas a ver los volcanes”.
“Hubo gente incluso con causas pendientes que pagaban mucho dinero para limpiar su historial delictivo. A esa estampida los trabajadores de la Aduana e inmigración le llamamos ‘la corrida del pargo’, porque era muy fácil hacer dinero. Tu sacabas de la cola de chequeo del pasaporte a una persona y antes de llegar a la oficina ya te estaba haciendo una propuesta que no podías rechazar”, confiesa la funcionaria.
Abrir compuertas
Llamémosle Ricardo, un excoronel de la Inteligencia, afirma que esa estrategia de “abrir las compuertas y soltar el lastre, es decir permitir por una u otra vía que personas descontentas con el sistema puedan marcharse del país, es de vieja data. Durante los sucesos de la Embajada del Perú en abril de 1980, cuando Fidel Castro decidió quitar la custodia del recinto diplomático, la Seguridad del Estado le informó que probablemente 15.000 o 20.000 personas intentarían introducirse en la sede. Al principio dio su berrinche patriótico, dando a entender que nuestros oficiales no conocían la ‘entereza y dignidad del pueblo cubano’, pero después fue pragmático y abrió las puertas de la jaula».
«Esa estrategia que ya se utilizó en Camarioca, en el Mariel y en 1994 tras las protestas del Maleconazo, se retomó nuevamente ahora. Bolivia acaba de quitar el visado. Mientras el estado de opinión de la ciudadanía, que manejan los servicios especiales, siga arrojando la elevada impopularidad de Díaz-Canel y su gobierno, las puertas de la emigración las mantendrán abiertas. En el argot de la Inteligencia se dice que ‘se debe vaciar el gas, pues cualquier chispa ocasiona un incendio’. Y en las actuales condiciones, donde han colapsado prácticamente todos los servicios básicos, esa chispa pudiera ser un estallido social incontrolable”, argumenta el exoficial.
Aunque el plan del régimen de fomentar la emigración a Estados Unidos era evidente, porque un inmigrante representa a corto plazo remesas en divisas a sus parientes pobres en la isla y gastos de dólares en visitas a Cuba, además les creaba una crisis migratoria a los estados fronterizos.
Una táctica de ganar-ganar. La Casa Blanca, mientras tanto, hizo mutis hasta la pasada semana, cuando el Departamento de Estado alertó de que tomará medidas con los responsables de fomentar la migración irregular hacia su territorio usando a Nicaragua como puente y estimulando los vuelos chárteres desde países como Cuba con ese propósito.
Brian A. Nichols, subsecretario de Estado para el hemisferio occidental, comentó en su perfil de la red social X, antes Twitter, que está “preocupado por los informes de un aumento dramático en los vuelos chárter con destino a Nicaragua. Nadie debería sacar provecho de la desesperación de los inmigrantes vulnerables: ni los traficantes, ni las empresas privadas, ni los funcionarios públicos ni los gobiernos”, advirtió.
Un funcionario estadounidense dijo a DIARIO LAS AMÉRICAS que en “determinadas administraciones, como la de Reagan o Bush, esas oleadas migratorias incentivadas por el régimen cubano podrían ser consideradas acciones de guerras. Los Estados Unidos están a favor de una emigración legal, ordenada y segura”.
Paralelamente al reclamo de las autoridades estadounidenses al régimen de Díaz-Canel, para que cese el flujo irregular de inmigrantes, entre el 22 y 25 de noviembre, Eamon Gilmore, representante especial de Derechos Humanos en la Unión Europea, realizará una visita a Cuba enmarcada en el diálogo sobre ese tema previsto en el acuerdo que firmaron Bruselas y La Habana.
Voces opositoras
Voces opositoras dentro de la Isla consideran que el viaje de Gilmore es una gran oportunidad para que la UE exija al gobierno la liberación de los más de 1.000 presioneros políticos y tenga una posición más enérgica sobre las libertades y condene las violaciones de derechos humanos del castrismo.
Yaxys Cires, director de estrategia del Observatorio Cubano de Derechos Humanos, comentó a DIARIO LAS AMÉRICAS que “la liberación de los presos políticos debería ser un asunto primordial en la agenda de Gilmore; también los cambios estructurales y legales en Cuba. Esperamos que reciba y converse con la sociedad civil cubana verdaderamente independiente del Estado y con familiares de presos políticos. Sería una gran omisión que no se reúna con los Premios Sajarov, con Berta Soler en representación de las Damas de Blanco y Guillermo Fariñas”.
En lo que respecta al tema migratorio, Cires subraya que “mientras la Isla no sea un país en el que se pueda vivir sin pobreza y represión, la gente seguirá buscando formas de irse. La base de los problemas es el fracaso político y económico del régimen. Por tanto, las exigencias tienen que ser coherentes con esa realidad y no solamente atacar o mitigar los efectos. Cuba necesita una transición inmediata hacia una democracia y una economía libre. Pero eso requiere de un mayor compromiso y creatividad internacional”.
De momento la dictadura verde olivo da la callada por respuesta a los reclamos de Estados Unidos y la UE. La emigración irregular no se detiene, tampoco la represión.