Pbro Juan Lázaro Vélez González,
En nuestra Patria hemos tenido, gracias a Dios, desde los comienzos de su nacionalidad, valores cristianos que han guiado a cada uno de sus hijos en los principios de respeto a la dignidad del hombre, a los derechos humanos, a la dignidad humana del hombre como dijo Dios, y en principios también de solidaridad, de amor, de unión de todos los hombres por el bien común.
“Es criminal quien sonríe al crimen; quien lo ve y no lo ataca; quien se sienta a su mesa; quien se sienta a la mesa de los que se codean con él o le sacan el sombrero interesado; quienes reciben de él el permiso de vivir”. José Martí
Como todos bien sabemos por experiencia esos principios anteriores fueron interrumpidos en el año 1959, como tantas otras tristes realidades en nuestra Patria, que fueron cortadas en esa fecha nefasta y que lamentablemente se han prolongado por más de 64 años. Los que habitan dentro de la Isla-cárcel sufren el terror constante de la muerte a causa del hambre cada vez más creciente, la falta de medicamentos básicos, las constantes violaciones a la libertad de expresión y de conciencia. Todo esto a su vez acompañado de la mano de la desesperanza en un futuro que cada día, a cada instante los empuja al abismo del mismísimo infierno.
¿Qué será de mi Cuba, qué será…? ciertamente ya no será lo que fue, porque la nacionalidad cubana fue mancillada y está herida antropológicamente por el mismo demonio y sus secuaces. Pero no tiene que seguir siendo así. Sabemos que el mal jamás triunfa sobre el Poder de Dios. Debemos implorar que la hidalguía de los padres fundadores de nuestra Nación: José Martí, Maceo, Luz y Caballero, Céspedes, Ignacio Agramonte y Pbro. Varela, infundan en nuestras almas el valor y la claridad máxima para conquistar nuevamente la libertad, y los Derechos a tener Derechos.
Ya lo he repetido muchas veces, pero creo que no está de más repetirlo una más: La Casa Cuba necesita urgentemente un renacer a la vida plena en dignidad de hijos de Dios y en libertad plena.
Ojalá todos los hijos de Cuba podamos disfrutar realmente de un verdadero cambio de sistema político, que no se nos queden en sueños o anhelos el deseo de un cambio real y definitivo, que todos podamos ofrecerle a la Patria el brillo de libertad, de dignidad y de Derechos humanos que se merece.
Virgen de la Caridad del Cobre, intercede por tus hijos que gritan a toda voz: Dios; Patria y Vida.