Ecuador tiene un nuevo Gobierno. Y con solo días en el poder hubo una primera ruptura dentro del mismo, o al menos así lo han retratado los medios locales. Todo ello puesto que el presidente Daniel Noboa anunció que enviará a la vicepresidente Verónica Abad como mediadora de paz a Tierra Santa hasta el fin de su mandato.
Abad ya tiene experiencia en la zona. Por lo cual es la más idónea para el cargo. Más aùn considerando que el rol de vicepresidente tiende a ser protocolar y la pondría a cargo de una de las situaciones diplomáticas más significativas en el mundo. No es un dato menor que Joe Biden envió a Kamala Harris, como vicepresidente, para el mismo fin a Ucrania frente a la disputa con Rusia.
Sin embargo, lo que ha sido duramente cuestionado es que lo haga por un periodo tan prolongado. Kamala cumplió con la visita y volvió a los EE.UU. Mientras que Abad tendría que permanecer en Tel Aviv lo que dure su mandato.
Aunque es un periodo corto, considerando que el binomio terminará el mandato inconcluso de Guillermo Lasso, el hecho no deja de llamar la atención. En vista de que Lasso entregó el poder por medio de la muerte cruzada, herramienta constitucional que le faculta adelantar elecciones, Noboa y Abad llegaron a la presidencia por medio de elecciones anticipadas.
Pero no fue un camino fácil. Salieron a la luz videos con declaraciones de Abad años atrás, mucho antes de ser candidata, donde defiende posturas políticamente incorrectas. Mientras Noboa promueve un discurso de centro izquierda, Abad ha sido frontalmente liberal.
Hace apenas semanas viajó a Madrid y se reunió con Vox y líderes regionales. Ha sido abiertamente provida, antifeminista, pro Trump y Bolsonaro. No obstante, ante la tensión que ha surgido con el presidente Noboa, aprovechó el 25 de noviembre, día de la eliminación de la violencia contra la mujer, para protestar el accionar del mandatario. Es decir, tomó una fecha feminista para asumirse víctima de «violencia machista».
Por un lado, líderes feministas celebraron el video, anunciando que Verónica finalmente entendió. Por el otro la mayoría de sus coidearias están celebrando que Noboa envíe lejos a Abad. O sea que no han mostrado sororidad.
A la par surge la hipótesis de que ciertos sectores políticos buscan la fragmentación del Gobierno con fines electorales. Abad representaría el anticorreísmo que quedó huérfano con el asesinato del candidato Fernando Villavicencio. La misma Abad arguye que Noboa ha dado la espalda a ese sector.
Pues desde su discurso inaugural Noboa ha dejado en claro que lo «anti» tiene un techo, pero el «pro» es infinito. Invitó a la sociedad a superar la dicotomía que divide y la llama a estar a favor de un futuro que une.
Por su parte el exlegislador y vicepresidente del poder legislativo, también firmante de la Carta de Madrid, Esteban Torres Cobo, anunció en medios locales que el problema con la vicepresidente es que tiene su propia agenda y que esta no es compatible con la presidencia. Para comenzar, en la asunción pretendía ocupar buena parte de los asientos, como si se tratase de un matrimonio donde se dividen los bienes. Cuestión que protocolarmente no funciona así. Prima el reconocimiento a funcionarios y diplomáticos. Y lo mismo pretendía para los cargos en el Gobierno, designando puestos.
Mientras en su ciudad natal Cuenca, Verónica Abad fue recibida con honores. De hecho, su rol fue crucial en ganar esa provincia y el austro en general. Dado que en primera vuelta electoral las únicas dos provincias de la sierra (andina) donde triunfó el socialismo del siglo XXI fueron Azuay, donde es la capital Cuenca, y la vecina Azogues. Pero eso cambió en segunda vuelta, pues toda la sierra votó por Noboa.
Lo cierto es que será un Gobierno breve de poco más de un año y medio y acorde pase el tiempo la verdad saldrá a la luz. Se sabrá si fueron diferencias ideológicas que llevaron al exilio a la vicepresidente, si fue un reconocimiento a su capacidad o si una agenda política ponía en peligro a la presidencia y por eso Noboa la mandó lejos.