Hace unos días, Elon Musk, el empresario dueño de compañías como Tesla y de SpaceX, mencionó los beneficios y daños que podría generar la inteligencia artificial en la sociedad. En detalle, dijo que si bien “nunca más tendremos carencia de bienes y servicios, porque la inteligencia artificial y la robótica podrán hacer todo”, también aclaró lo sencillo que es para estas herramientas manipular la opinión pública.
Ejemplos que respaldan esta afirmación son abundantes. Sucedió cuando los internautas creyeron que el papa Francisco paseaba por las calles del Vaticano luciendo un elegante abrigo blanco de diseñador. También ocurrió cuando se difundió la falsa noticia de que la policía derribó al expresidente Donald Trump para “arrestarlo”. Asimismo, una ola de indignación se apoderó de aquellos que vieron la supuesta fotografía de un padre palestino cargando a sus cinco hijos en medio de bombardeos. Todas estas escenas fueron generadas con inteligencia artificial, es decir, eran completamente falsas.
Por eso es que a medida que corren los días, hay mayor recelo sobre qué podrán hacer herramientas de IA en el caso de las elecciones presidenciales de Estados Unidos. El candidato que gane en noviembre no solo gobernará la mayor potencia mundial, sino que va a liderar el mundo libre. Eso significa que hay muchos interesados en tejer redes que influyan en dicho acontecimiento. En los comicios de 2020 hubo una gran cantidad de casos al respecto.
Google controlará resultados de búsquedas
Aunque hace cuatro años China, Rusia e Irán se valieron de las redes sociales y otras técnicas para generar discordia en los entornos digitales, el riesgo se multiplica con la reciente llegada al público de algo tan poderoso como la inteligencia artificial, lo que hace que compañías y funcionarios estatales se estén preparando para contener la lluvia de fake news o manipulaciones.
Google dice que está probando nuevas funciones en su Search Generative Experience (SGE) —que aportará nuevas respuestas posibles a través de su buscador— mientras que en Bard, su chat de inteligencia artificial, analizan sistemas de aplicación de la ley “más rápidos y adaptables”, según un reporte de The Washington Times. YouTube exigirá a sus creadores “que revelen si han utilizado IA para crear o alterar contenido”. En consonancia, la vicepresidente de la empresa, Susan Jasper, dijo lo siguiente:
“En preparación para las elecciones de 2024 y por precaución en un tema tan importante, restringiremos los tipos de consultas relacionadas con las elecciones para las cuales Bard y SGE devolverán respuestas”.
Por otro lado, dentro del gobierno estadounidense, Paul M. Nakasone, director de la Agencia Nacional de Seguridad de EE. UU. está movilizando al Comando Cibernético y al Grupo de Seguridad Electoral de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) para frenar amenazas extranjeras. Sin embargo, hay algunos asuntos que deben considerarse.
No todo lo que brilla es oro
Mucho se difundió sobre la manipulación que ejercieron compañías digitales previo a las elecciones presidenciales de 2020 cuando el demócrata Joe Biden le ganó al exmandatario republicano Donald Trump. El contexto empeoró con el ataque al Capitolio. Eso provocó que los directores de Facebook, Twitter y Google tuvieran que rendir cuentas al Congreso y con Jack Dorsey siendo el único que admitió la contribución de su red social a la desinformación que circulaba en las plataformas.
Ahora las cosas podrían ir por el mismo camino si se toma en cuenta que las nuevas iniciativas de Google se trabajan de la mano con Democracy Works, un grupo sin fines de lucro que dice promover el uso de tecnología para aumentar la participación de los votantes. El detalle que no mencionan, es que la organización tiene una inclinación ideológica izquierdista. De acuerdo con Influence Watch, su principales donantes “son destacadas fundaciones privadas de centro izquierda”. Es decir, hay intereses de por medio contrarios a la línea conservadora republicana, cuyo precandidato con más posibilidades de ganar la nominación es Donald Trump.
Esa es solo una pieza de un enorme ecosistema electoral que ahora incluye la inteligencia artificial. Lo más delicado es que en 2024 no solo se celebran elecciones en EE.UU, Taiwán elegirá presidente el próximo 13 de enero en medio de tensiones por la posible invasión china, mientras que en América Latina habrán votaciones presidenciales en México, Panamá, República Dominicana, Uruguay y Venezuela.
Todas tienen algo en común: el clima de tergiversación que podría generarse en el mundo digital con la ayuda de la inteligencia artificial.