Arturo McFields Yescas,
La grave crisis de seguridad que vivía Ecuador desde hace varios años era una bomba de tiempo que estalló el pasado 9 de enero. El país con 45 homicidios por cada 100.000 habitantes es el más violento y brutal en América Latina.
Los 10 años de Rafael Correa en el poder fueron desastrosos. La seguridad y el combate al crimen se fueron por el drenaje. Le cerraron las puertas a la DEA, llegaron los asesores cubanos, se pactó con criminales y el poder judicial dejó de perseguir narcos para cazar opositores.
El correísmo y su enfermizo antimperialismo llevaron al cierre de la base estadounidense de Manta. Los puertos quedaron al descubierto y el narcotráfico sin cortapisas ni contratiempos. Una vez que entraron jamás salieron.
El presidente Daniel Noboa ha respondido a la tragedia con coraje y determinación, anunciando una guerra sin cuartel contra el terrorismo. Al menos 22 organizaciones criminales están en la mira de su plan de lucha para devolver la seguridad a 17 millones de ecuatorianos.
Firmes contra todos. Noboa ha decretado estado de excepción y ha anunciado cárcel para criminales y sus compinches, incluyendo políticos mafiosos y jueces corruptos que protejan a quienes roban la paz y tranquilidad de la ciudadanía. Enhorabuena.
Ecuador recupera cárceles y libera funcionarios. El ejército y la policía se juegan la vida y avanzan en la guerra contra los criminales y terroristas. Más de 1500 actores altamente peligrosos han sido detenidos en una tarea que apenas y comienza.
No más chatarra rusa. El presidente Noboa ha dicho que intercambiará con Estados Unidos chatarra bélica rusa por armamento de última generación. Más de 200 millones de dólares en equipo nuevo para combatir al crimen transnacional.
Aunque Ecuador no es El Salvador y Noboa no es Bukele, en ambos países apuestan por no dar tregua a los corruptos y no pactar con criminales. Pese a esto, los recursos, respaldo político y tiempo son los principales desafíos para Ecuador.
Una lucha contra reloj. El mandato presidencial de Noboa es de apenas 16 meses y le quedan solo 14. ¿Podrá en ese corto plazo cambiar toda la estructura criminal y corrupta que por años echó raíces en el país?
Apoyo regional es clave. La crisis que vive Ecuador golpea e involucra a sus vecinos y más allá. Colombia, Perú, Brasil e incluso México deben y pueden cooperar con los esfuerzos para capturar delincuentes y extraditar criminales. Inteligencia y coordinación es vital.
Ecuador es la fotografía perfecta de lo que pasará en Nicaragua, Venezuela o Bolivia cuando se vayan Ortega, Maduro y Arce. El desastre de años de corrupción, tráfico de personas, oro, armas y droga dejan secuela y pasan factura. Los tiranos se van pero el daño queda.
El socialismo del siglo XXI, en sus versiones de chavismo, correísmo, masismo o sandinismo son una amenaza a la paz, seguridad y prosperidad de las Américas. La democracia y las elecciones libres son el único antídoto. Hay que aplicarlo.