Genaro Mosquera,
La mal llamada “furia bolivariana” es una expresión que ofende, especialmente al espíritu bolivariano y pone de manifiesto la contradicción de las acciones del régimen con las ideas libertarias y lo expuesto premonitoriamente por el libertador Simón Bolivar cuando expresó en 1819……: “Las repetidas elecciones son esenciales en los sistemas populares, porque nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo ciudadano en el poder. El Pueblo se acostumbra a obedecerle, y él se acostumbra a mandarlo, de donde se origina la usurpación y la tiranía” …
Estas expresiones se hacen vigentes y la traemos a colación tras la decisión del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) en el caso de la inhabilitación a María Corina Machado quien intenta impedir su candidatura a la presidencia de la república y, pretende poner a alfiles afectos para dar continuidad a la usurpación del poder basado en el control electoral violando abiertamente los preceptos de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV) y leyes de la república, además la Convención Americana de Derechos Humanos, el Pacto de San José y el acuerdo parcial de Barbados. Y, por si fuera poco, cercena los derechos políticos no solo de la representante de los ciudadanos venezolanos.
Esta aberración convertida en táctica política ha provocado instantáneamente el rechazo de los venezolanos, incluyendo a calificados juristas, así como de expertos jurisconsultos y representantes de gobiernos del mundo libre y de diversos organismos nacionales e internacionales ratificando lo viciado, violaciones constitucionales y soporte legal en general. Una conducta que es la viva expresión de una orden cerrada del más alto nivel para parar la candidatura de la representante del poder ciudadano, cuya intención es de arrebatar el derecho ciudadano en la participación en la elección presidencial de este año, que viola y aborta los acuerdos negociados por terceros en Barbados; practica por lo demás común en la conducta oficial y que ya todo el mundo presumía sobre la intensión tramposa de compromisos que serían violados una vez que lograran los objetivos de liberar de la justicia norteamericana a quien comprometía las gestiones delincuenciales de muchos dirigentes que se definen como gobernantes y obtenían algunos acuerdos para liberarse de los controles internacionales para continuar traficando.
Las consecuencias de tal proceder han despertado la ira y han generado afectos contrarios más que proporcionales hacia el modelo político que deliberadamente ha convertido a casi toda la población venezolana en pobres de solemnidad. Ante tal circunstancia, ha llegado el momento de expresar y demostrar con mayor intensidad el repudio a quienes han traicionado el gentilicio venezolano y que han afectado la democracia, y libertad personal sujeta a la más profunda y efectiva represión.
Quizás llegó el momento en que el pueblo venezolano y su dirigencia democrática deban convertir en práctica una verdadera furia venezolanista y empezar por algo, se trata de ser dignos. No dejarnos aplastar, manosear, soportar más humillaciones y dejar de solicitar medidas revisionistas y actuaciones del régimen como por ejemplo, la política de mantener los salarios más bajos del mundo y querer mantener un sistema electoral viciado. Está muy claro que por más se proteste y se eleve el tono de la misma, no van a restablecer una política laboral adecuada puesto que es una política de estado, planeada con el objetivo de someternos y, finalmente convertirnos en borregos o en lo que eufemísticamente el régimen llama el hombre nuevo, es decir, dócil, sin educación, sin meritocracia, ignorando su formación, manipulando el gentilicio criollo y la personalidad con el fin último de convertirnos en sujetos desesperanzados, sumisos, esclavizados, pobres, sin educación ni futuro.
Llego el momento de tomar iniciativas más allá de los discursos y de las expresiones fáciles del rumor o de las frases vertidas en las redes sociales, únicas vías de comunicación libre. Esas iniciativas más allá de los llamados a la organización como elemento clave de la lucha, deben ser asumidas por los gremios profesionales quienes deben ser más beligerantes en lo que se refiere a la defensa de sus derechos. Con prioridad deben exigir los derechos electorales y detener las violaciones de la justicia; es en consecuencia necesario que la Federación de Abogados o los colegios de Abogados frente a la coyuntura de la injusticia, de juicios amañados, de expedientes falsificados y de dictámenes odiosos y con el conocimiento de tantos expedientes abiertos, validados, probados, registrados y publicados, deben tomar posición y actuar, no solo con comunicados y narrativas, sino que pongan a funcionar sus tribunales disciplinarios y sometan a ellos a todos aquellos individuos que están abiertamente violando la Constitución y las leyes, que actúan desde en los organismos de represión, y tribunales, señalándolos, abrir expedientes y expulsando de su seno a todos aquellos profesionales que le hacen el juego a la injusticia.
Buena parte de los magistrados comenten ilícitos con sus actuaciones, no poseen conocimientos, ni experiencia, solo están ahí como alfiles de un juego perverso, ocupando funciones por encargo, sustentados en credenciales insuficientes o que fueron obtenidas por debajo de la mesa o complicidad, incluso de algunas universidades. Es indigno que no se expresen y es hora que pongan a funcionar dignamente sus estamentos y ejerzan las acciones que correspondan.
La DIGNIDAD, tiene que asumirse con hechos y, uno de los más importantes, es dejarnos de pedir concesiones imposibles, regalos, bonos de guerra, o como se llamen y, le más relevante son los sueldos y salarios que nunca serán restablecidos a su condición y competencia, léase bien nunca, eso de estar mendingando, solicitar por más que se grite que se revisen los contratos de trabajo es una entelequia, nunca serán satisfechos por este régimen. Mantener la dignidad es importante para el inicio de la lucha que continua, no se puede trabajar con esos salarios, no se puede seguir con la hipocresía de ir a los centros educativos, o laborales a simular que se trabaja a cambio de nada, hasta cuando, es realmente indigno. Es como si no estuviera pasando nada ignorando la injusticia y la represión.
Los profesores universitarios debemos parar indefinidamente el sistema hasta lograr objetivos concretos, no podemos seguir tolerando trabajar por una miseria que no permite la supervivencia, sometidos a la violación de los derechos individuales y humanos en general. Una acción de este tipo encenderá la antorcha a los demás sectores los cuales se irán dando cuenta al ir verificando en carne propia sus efectos y perciban con mayor fuerza las acciones de los fanáticos del régimen que persisten en el engaño, la incompetencia y la mentira. No podemos seguir soportando la desesperanza y un liderazgo gremial cauteloso. Hasta cuándo se va continuar con eso, dejemos a un lado los mensajes inocuos, fotos y entrevistas simplemente narrativos y, por lo general subjetivos.
Los gremios educativos deben apartarse de una protesta insuficiente sustentada en el univoco reclamo de supuestos aumentos salariales, repetimos, no serán atendidos, por tanto, deben reconducir sus acciones, sigan el ejemplo de otros países, detengan la educación en todas sus fases porque no vale la pena seguir con la indignidad de dar clase en las condiciones educativas deficientes, en una infraestructura ruinosa, con hambre y financiando transporte y bienes con un salario humillante manteniendo la ilusión de que se hace acto de presencia y se motiva con el ejemplo. La verdad es que esa actuación no ha funcionado, el tema es hasta cuando soportamos estoicamente ser sometidos. Cámbienos el aula por una actitud más poderosa de protesta pacífica, de brazos caídos, a ver que pasa cuando millones de jóvenes estén en la calle sin poder asistir a centros educativos donde no hay docentes y que no le proporcionan sino lugares de encuentros sin sentido sin recibir la educación como una necesidad vital.