CARACAS.- En Venezuela habrá elecciones, pero no libres ni competitivas, afirma el analista político John Magdaleno, y por esa razón plantea la necesidad de construir un movimiento social que edifique “una fuente de presión interna” y que obligue al régimen de Nicolás Maduro a restituir de modo satisfactorio las garantías violadas en los últimos tiempos
Magdaleno, consultor y especialista en análisis de datos en Ciencias Sociales, considera que se requiere de “la entrada en la escena política de un tercer actor colectivo” frente a las más recientes actuaciones violentas del oficialismo contra la disidencia venezolana, que comprometerían la palabra dada de efectuar elecciones presidenciales conforme a los términos del suscrito Acuerdo de Barbados, y por el cual lo consultó DIARIO LAS AMÉRICAS.
Entre los días 11 y 31 de enero, el régimen de Maduro copó con duras arremetidas todos los espacios cívicos, con el pretendido propósito de mostrar «fuerza» y amedrentar a opositores. Una agenda represiva e intimidante que procuran catapultar oficialmente a escala nacional e internacional con el nombre de «Furia Bolivariana», vigente desde el 23 de enero.
Amenazó a partidos opositores con el decomiso de bienes; a ONG de derechos humanos y formación, con la ley que les prohíbe recibir donaciones; al sector militar, con la degradación pública de 33 militares; el uso del sistema judicial, con la detención pública y con esposas de acero a funcionarios judiciales; y el cumplimiento del Acuerdo de Barbados, con la pretendida prohibición a María Corina Machado de ser candidata presidencial y de negar su compromiso. Además, intimidó desde el área legislativa con la reforma del Código de Procedimiento Civil, que afecta la transacción de inmuebles y lapsos civiles, y otras leyes “severas”.
Esto, aunque al mismo tiempo ratificaron la intención de «dialogar» y de fijar la fecha de las elecciones la próxima semana.
Amenazas en vísperas de elecciones
El panorama a la luz de estos hechos es “muy complicado”, aunque se ha visto a lo largo de los últimos 25 años y el primero que lo provocó fue Hugo Chávez, afirmó el consultor político.
Considera que las denuncias de conspiraciones por parte de Maduro, en vísperas de las elecciones presidenciales, estarían comunicando, sea ficción o realidad, que “el régimen político se siente amenazado en este momento”.
“Estamos en un momento en el que los principales decisorios del régimen político perciben crecientes amenazas a la perdurabilidad del conjunto de reglas formales y prácticas informales que lo sostienen en el poder, dice Magdaleno, quien monitorea las tensiones del país desde hace más de 20 años.
“Habrá elecciones, pero no libres ni competitivas”, aseveró. “Estamos en lo que se conoce técnicamente como régimen autoritario hegemónico, de acuerdo con la clasificación internacional, y la significación de esto es que no hay estado de derecho que es la precondición de la democracia”.
Opciones en Venezuela
Ante este escenario político, la sociedad venezolana tiene varias opciones estratégicas, lo que representa un desafío.
“La que resulta más factible es intentar una democratización desde abajo que implica para el tejido social organizarse, articularse, coordinarse en un vehículo organizativo distinto a la coalición de partidos opositores representados en la Plataforma Unitaria, que debe seguir existiendo, pero aunque tiene sus bondades, tiene hoy muchas limitaciones para canalizar el malestar y las frustraciones”, señala el analista político.
En su opinión, esto es posible solo con la entrada en escena de “un tercer actor colectivo” en el escenario que se disputan el régimen y la oposición tradicional: “Es un metamovimiento social para edificar en Venezuela una fuente de presión interna que no existe en este momento, la cual obligue o persuada al régimen autoritario hegemónico a restituir garantías violadas”.
Magdaleno advierte que este movimiento “no es para tumbar”, sino para construir y lo integrarían diversos sectores de la sociedad civil, entre los cuales incluye a “gremios empresariales y gente de la iglesia que seguramente querrán actuar con mucha discreción”.
Sostiene que lo que ha habido hasta ahora es una “fuente de presión externa” compuesta por actores internacionales, “pero no hay fuente de presión interna que lo persuada a avanzar en el camino de aproximarse al inicio de una transición que es un proceso complejo”.
“La gente desea la democratización ya, rápida, inmediata, pero estos no son procesos sencillos”, destacó.