SAN SALVADOR — El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, del partido Nuevas Ideas, arrasó en las elecciones presidenciales por una diferencia abismal del segundo lugar, según los resultados preliminares.
Con el 31.49% de los votos escrutados 1.295.888 son para Bukele contra los 110.244 de Manuel Flores, del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, quien se encuentra en un lejanísimo segundo lugar. El partido ARENA ocupa el tercer lugar.
Una hora después del cierre de las urnas, Bukele anunciaba que ganó la reelección con más del 85% de los votos y que arrasó con casi la totalidad del Congreso, según un mensaje difundido en su cuenta en la red social X, tras lo que estallaron fuegos artificiales en la capital.
«De acuerdo a nuestros números, hemos ganado la elección presidencial con más del 85% de los votos y un mínimo de 58 de 60 diputados de la Asamblea» Legislativa, aseguró en X (antes Twitter). «El récord en toda la historia democrática del mundo», agregó.
Poco antes, el director de la encuestadora CID-Gallup, Luis Haug, divulgó en rueda de prensa un sondeo a boca de urnas que le daba un 87% de intención de voto.
«Estamos más que felices por esa victoria, vamos a tener Bukele por cinco años más», dijo eufórica a la AFP Lorena Escobar, una enfermera de 38 años que llegó a una plaza en el casco histórico de la capital, donde está prevista una multitudinaria celebración.
Los candidatos de oposición que le seguirían a Bukele son: Manuel Flores, del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), con 7 %, y en tercer lugar, Joel Sánchez, de Alianza Republicana Nacionalista (Arena). Los tres primeros partidos con mayor cantidad de votación propondrán tres magistraturas en el próximo Tribunal Supremo Electoral (TSE), reseña el diario El Mundo.
Guerra contra las pandillas
Poco antes de que cerraran las urnas a las 23H00 GMT, el mandatario elogió en conferencia de prensa su «guerra» antipandillas que convirtió al «país más peligroso del mundo en el país más seguro del hemisferio occidental».
«El Salvador estaba con metástasis, pero hicimos cirugía, estamos en radioterapia, y vamos a salir sanos ya sin el cáncer de las pandillas», manifestó el mandatario, de gorra blanca, jeans y camisa celeste, color de su partido Nuevas Ideas.
Tras un sangriento fin de semana en marzo de 2022 con 87 muertos, Bukele impuso un estado de excepción que suma casi 76.000 detenidos y redujo a mínimos históricos los asesinatos (oficialmente 2,4 por cada 100.000 habitantes en 2023) en el que antes fue el país con mayor índice de violencia criminal del mundo.
Sus críticos, organizaciones como Amnistía Internacional y Human Rights Watch denuncian arrestos arbitrarios, torturas y muertes en prisión. Unas 7.000 personas inocentes fueron liberadas, pero muchos siguen encarcelados sin poder comunicarse con sus familiares.
El mandatario defendió que El Salvador tenga la tasa de encarcelamiento más alta del planeta y afirmó que todas las policías cometen «errores» al detener inocentes.
El Salvador «jamás tuvo democracia»
Bukele, expublicista de 42 años, con una abrumadora popularidad del 90% previo a los comicios, no tuvo adversarios de peso que amenazaran su segundo mandato, por lo que pidió votos para el Congreso de 60 escaños, donde espera mantener la supermayoría calificada.
El presidente, de ascendencia palestina y quien se burla de sus críticos que le llaman «dictador», controla, además del parlamento, la justicia y el resto del aparato estatal.
«Nosotros no estamos sustituyendo la democracia, porque El Salvador jamás tuvo democracia, por primera vez en la historia (es ahora) que El Salvador tiene democracia, y no lo digo yo, lo dice el pueblo», aseguró.
Magistrados renovados por ese Congreso interpretaron la Constitución a su favor y, pese a estar prohibida la reelección, le permitieron postularse de nuevo, lo que analistas y opositores consideran inconstitucional.
«No creo que una reforma electoral sea necesaria», dijo Bukele, el presidente más popular de América Latina según una encuesta regional, sobre su reelección y un eventual tercer mandato.
La oposición está en serios aprietos. Sus cinco candidatos apenas aparecieron en las encuestas, incluidos el del izquierdista Frente Farabundo Martí (FMLN), Manuel Flores, y de la derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena), Joel Sánchez.
Bukele «tendrá suficiente tiempo para consolidar una dinámica de partido hegemónico», comentó el politólogo Álvaro Artiga, de la Universidad Centroamericana (UCA).
Viene la «prosperidad»
Este milenial asiduo en las redes sociales, que viste jeans y jersey, de barba bien cuidada y pelo engominado, llegó al poder en 2019 con un 53% de los votos y promesas de «cambio» a una población harta del bipartidismo Arena-FMLN, señalados de corrupción, que no resolvió los problemas de inseguridad y la pobreza.
«Ahora es nuestro tiempo para salir adelante. Ahora lo que viene para El Salvador es un período de prosperidad porque ya no hay un freno para poner un negocio», estudiar, trabajar o para el turismo, dijo el presidente en la rueda de prensa.
Un 29% de los 6,5 millones de salvadoreños que viven en el país son pobres, según la Cepal, y muchos siguen emigrando a Estados Unidos en busca de trabajo. Unos 3 millones viven en el exterior y envían remesas por 8.000 millones de dólares anuales, vitales para la población local.
Aún con todo y pese a su gran popularidad, el presidente no logró que los salvadoreños usaran el bitcóin que en 2021 impuso como moneda de curso legal en una economía dolarizada, según él, para dinamizarla.
Con entre cinco y siete millones de seguidores en las redes X, Tiktok, Instagram y Facebook, Bukele, padre de dos niñas, promociona también megaproyectos y el turismo en «el país más seguro de América Latina».