La derechista Keiko Fujimori, lideresa del partido Fuerza Popular, y el exconvicto Antauro Humala, un etnonacionalista que purgó prisión por homicidio, secuestro y rebelión, lideran las preferencias para ocupar la presidencia del Perú en las elecciones del 2026.
De acuerdo con una encuesta confidencial elaborada por Ipsos para el diario Perú 21, Fujimori ocupa el primer puesto del sondeo, seguida por Humala, hermano del expresidente Ollanta Humala, investigado en el caso Odebrecht.
Keiko Fujimori, investigada por el presunto delito de lavado de activos, ha sido congresista y candidata presidencial en tres elecciones, terminando derrotada por sus competidores en el balotaje. La última vez, en 2021, fue superada por apenas 45 mil votos por el sindicalista Pedro Castillo, hoy en prisión tras su golpe de Estado en diciembre de 2022.
Por otro lado, Antauro Humala fue excarcelado por redención de pena en 2022, luego de cumplir 17 años y ocho meses de los 19 tras ser sentenciado por el ‘Andahuaylazo’, una rebelión en los andes peruanos -realizada en la ciudad de Andahuaylas- en 2005 que segó la vida de cuatro policías.
Keiko Fujimori y la «sombra» de su padre
Sin duda, la figura del «patriarca» de los Fujimori, Alberto, pesa demasiado sobre la carrera de su hija, quien, a pesar de liderar su propio partido, no logra alcanzar la misma popularidad que tuvo su padre, cuyo mito político se asienta en su gobierno que abarcó toda la década del 90, destacando por sus reformas en el ámbito económico y la lucha contra el terrorismo, pero que devino en un régimen autoritario plagado de casos de corrupción.
Sin embargo, el recuerdo de su padre es el que garantiza su respaldo en las urnas, y su reciente excarcelación, tras concedérsele un indulto humanitario, podría servir para movilizar a los peruanos asustados por un eventual gobierno de Antauro Humala.
Antauro Humala: el «caudillo andino»
Tras abandonar la prisión, Humala recorre el país andino para recuperar sus bases y esparcir un discurso extremista, el «etnocacerismo», ideología que evoca al imperio inca o Tahuantinsuyo, proyectando un neo-Tahuantinsuyo que deberá alzarse sobre las ruinas de la «república criolla», como él y sus seguidores denominan al régimen vigente.
Conformada en su mayoría por veteranos del Ejército que combatieron en la Guerra del Cenepa (conflicto con el Ecuador) y a los terroristas del Partido Comunista del Perú-Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru, apelan también a la figura del mariscal Andrés Avelino Cáceres, héroe de la resistencia durante la guerra y ocupación chilena del Perú.
El etnocacerismo también exalta a la denominada «raza cobriza», es decir, a los peruanos con mayor porcentaje de sangre indígena, así como la dictadura del general Juan Velasco Alvarado, un militar peruano alineado a la Unión Soviética, así como el «antichilenismo»-apelan a la invasión chilena en 1879 que terminó con la derrota peruana y la pérdida de las provincias de Arica y Tarapacá- y el irredentismo.
El Congreso busca cerrarle el paso a Humala
Temerosos ante un posible triunfo del etnonacionalista Humala, los congresistas peruanos han promovido diversas iniciativas legislativas, como la aprobada en la Comisión de Constitución en diciembre del año pasado que propone que los condenados por terrorismo, tráfico de drogas, violación sexual, homicidio, secuestro, entre otros delitos, no podrán postular ni ejercer cargos públicos.
La iniciativa, impulsada por el congresista Alejandro Muñante de Renovación Popular, todavía no consigue los 87 votos requeridos para su aprobación en primera votación en el Pleno.