OMAR ESTACIO Z.
Las contradicciones en torno al secuestro y asesinato del venezolano, teniente retirado y perseguido político de la tiranía entronizada en Caracas, Ronald Ojeda Moreno, perpetrado en el corazón de Santiago de Chile la madrugada del pasado 14 de febrero, apuntan a una posible complicidad o vista gorda de alguna facción enquistada en el gobierno del hermano país austral.
El presidente chileno, Gabriel Boric, no ha vacilado en denunciar las violaciones de derechos fundamentales cometidas por el usurpador de Nicolás Maduro. De ello, ha quedado constancia, entre otras manifestaciones, en el encuentro de jefes de Estados latinoamericanos para relanzar la integración económica de los países de la subregión, convocado por Lula da Silva, en Brasilia (Junio de 2023). Lula, proxeneta y beneficiario personal de parte del saqueo de nuestro Patrimonio Público, durante la presidencia del nefando Hugo Chávez, en medio de esas supuestas jornadas “integracionistas”, pretendió minimizar la tragedia compatriota al descalificarla, como mera “narrativa”.
Oigamos la erguida réplica del jefe de Estado chileno: “La situación de los derechos humanos en Venezuela, no es una construcción ´narrativa´. Es una realidad, grave y yo tuve la oportunidad de comprobarlo: Vi el horror de los venezolanos. Esta cuestión exige una posición firme”.
Seis meses después, apenas, en específico el 19 de enero de 2024, Manuel Monsalve, subsecretario del Interior de Chile, rubricó en Caracas conjuntamente con el viceministro de Investigación Penal, al servicio de la tiranía entronizada en Miraflores, un fementido convenio de mutua colaboración internacional en la lucha contra el delito ¿Será que en un solo semestre, los desgobernantes corruptos, y culpables de los delitos más atroces, se regeneran como por arte de birlibirloque y de felones mutan, en implacables agentes del orden, la ley, la justicia, la moral y las buenas costumbres? He allí la primera de las contradicciones que mencionamos al principio .
Por otra parte, si alguien -individuo o gobierno- apesta como copartícipe de cualquier proceso de integración económica, es aún más apestoso, en la conformación de cualquier hipotética cruzada contra el hampa. Sería el equivalente de colocar a una prostituta en ejercicio como preceptora de un noviciado para Hermanitas de los Pobres.
Roberto Ampurero, excanciller de Chile, es un opositor irreductible del gobierno presidido por Gabriel Boric. Aun así, le reconoce a este último, su vocación de demócrata. Al comentar el secuestro del teniente Ojeda Moreno, Ampurero, puso el dedo en la llaga: En el equipo del señor Boric -fue su dictamen- hay enquistada una facción de adoradores, de los regímenes forajidos de Nicaragua, Cuba, Rusia, Bielorrusia, Turquía, Norcorea, Irán y ¡Faltaría más! Venezuela.
Los secuestradores de Ojeda eran venezolanos. Bastó oírlos hablar para que la esposa del secuestrado llegase a esa conclusión. Ataviados con uniformes de la policía local, insignias, cascos, chalecos, actuaron, sobreseguros, conocedores del terreno, a sus anchas, “guapos y apoyados” para no darle más vueltas al asunto. A cambio de la libertad de Ortega Moreno, nadie ha pedido rescate. Así que todo indica que la abducción fue por motivos políticos.
La tiranía de Nicolás Maduro, tiene una sobrada vocación de perseguir a sus opositores más allá de nuestras fronteras. Ocurrió con los ciudadanos norteamericanos, Eyvin Hernández y Jerre Kenemore, con el militar venezolano Franklin Alfredo Caldera secuestrados en territorio colombiano y el jueves antepasado con el referido Ortega Moreno plagiado en Chile.
Horas después, apenas, del secuestro referido en último término, el mismo, señor Monsalve, inefable funcionario de “seguridad” del gobierno del presidente Boric, declaró que las autoridades chilenas no descartan ninguna hipótesis.
“La Razón”, de Caracas, en su edición del domingo pasado, fue la primera en reseñarlo: Todo indica que a raíz de la firma del referido acuerdo de cooperación policial, se produjo alguna filtración que permitió a los esbirros de Maduro localizar, plagiar y asesinar al teniente.
El macabro episodio, ha desembocado con el hallazgo del cadáver de Ojeda Moreno. Otra madre, privada del amor de su hijo. Otros niños, despojados del apoyo de su padre. Otro duelo familiar, de amigos, colegas.
La presente semana, las autoridades chilenas han apresado a uno de los posibles secuestradores y autores materiales. Todo apunta a otro sicariato ordenado por cierto criminal y usurpador del Poder, cucuteño para más señas, con la asesoría de sus mentores igual secuestradores y asesinos intercontinentales, Vladimir Putin, el gordiflón de Norcorea, Raúl Castro, Díaz-Canel, Daniel Ortega, con la complicidad o vista gruesa de algunos tardocomunistas, infiltrados en el gobierno legítimo y democrático de la hermana República de Chile.
Confiamos en el profesionalismo de los investigadores chilenos y en la ineptitud de la tiranía chavomadurista que aparejada a su crueldad, suele dejar evidencias en acciones que avergonzaron hasta a los hampones más desvergonzados.