Erik Encinas Ortega,
Vivimos tiempos locos. Muy locos, en los que años atrás había más libertad en Occidente que ahora. Mucha más. Unos años en los se potenciaba más el talento grupal e individual que en estos momentos, donde se hace hasta totalmente lo contrario, premiando en reiteradas ocasiones a ignorantes y enchufados partidistas.
Por ello también, la política en está última década está más preocupada en crear leyes absurdas, que incluso benefician a los delincuentes, en lugar de buscar el bien común y proteger las que trabajan y defienden la libertad y la verdad. España es un claro ejemplo de ello y todo un campo de pruebas de esta escenificación y puesta en marcha de un plan muy perverso que quiere imponer un pensamiento único, con el que manipular y controlar a las masas de una manera desproporcionada usando lógicamente diversos medios de comunicación e instituciones públicas, llegando al punto de que te digan lo que debes decir, hacer, con quién debes tener relaciones o incluso lo que tienes que comer y beber.
Fuera de esas imposiciones dictatoriales que impone una élite privilegiada, eres un enemigo declarado, alguien al que no hay que potenciar o al menos intentar reducir su impacto, lo máximo que se pueda. Da igual que se tenga razón o no. Lo importante es la dictadura del pensamiento único, que debe prevalecer por mayoría frente a las alternativas que se ofrezcan, y precisamente por ello existe toda una gran maquinaria que trabaja con una enorme intensidad. Eso sí, existen varios aspectos que hacen disimular la situación un poco, pero vamos últimamente van muy de frente.
Lógicamente cuando estén leyendo este artículo, estarán pensando que eso suena a conspiración y al deseo de una élite de imponer más dictaduras en el mundo, pues la respuesta es sí, a eso me estoy refiriendo, a la creación de nuevos regímenes autoritarios en Occidente, que ya no tienen como pilar esencial la libertad y el bien de todos sus ciudadanos, y es a lo que vamos a toda velocidad.
Y esto no ha sido un proceso elaborado de un año para otro, ha sido muy bien orquestado y organizado, llevándose a cabo de forma progresiva con más o menor velocidad, influyendo significativamente en esta cuestión el contexto sociopolítico.
La parte positiva es que aquellos que creemos en la libertad, la justicia y la igualdad, podemos frenar esa ideología autoritaria y liberticida, y no confundan este último concepto con el liberalismo, porque nada que ver. Y cómo se puede hacer, pues sencillamente aplicando la inversa, del mismo modo que ellos lo están aplicando para conseguir sus fines maquiavélicos, porque no olviden que la llave la tiene el pueblo.