LA HABANA.- Estanys de la Caridad Rodríguez Aldama, una joven de apenas 20 años y madre de una niña de dos, agobiada por la pobreza, fue hasta la residencia del gobernante Miguel Díaz-Canel, ubicada al oeste de La Habana, a reclamar alimentos y una vivienda digna.
Luego de varias horas en el lugar sin que nadie la atendiera, un auto patrullero la detuvo y amenazó con cortarle internet. “Aquí nada más están viviendo los dirigentes, el pueblo se está muriendo de miseria”, comentó en su muro de Facebook.
Posteriormente, seis madres residentes en el municipio habanero de Marianao, se presentaron también con sus hijos en las inmediaciones de la casa de Díaz-Canel. A ellas las enviaron a presentar sus quejas en el Consejo de Estado, y aunque lo hicieron, tampoco han obtenido una solución a sus problemas.
“No hay materiales de la construcción ni presupuesto”, les dijeron escuetamente las autoridades a las mujeres que requerían una casa, amparadas en una normativa del gobierno que supuestamente beneficia con la entrega de viviendas a las madres con tres o más hijos menores de 17 años.
En la primera quincena de marzo varias de las madres que han protestado en Cuba conversaron con Martí Noticias sobre las amenazas recibidas por parte de las autoridades. “Sé que las represalias del gobierno cubano, contra las mujeres que se manifiestan son medidas fuertes. Lo primero que hacen es amenazarnos con quitarnos a los niños, con meternos presas y todas esas cosas y me he sentido atemorizada”, explicó Yadiuska Domínguez, madre de tres hijos que protestó en octubre de 2023 en el caserío de La Favela, en el municipio guantanamero de Maisí, en el extremo oriental de la isla.
Pero el miedo no las ha callado. En los últimos tres años, según el Observatorio de Derechos Humanos, han ocurrido cientos de protestas ciudadanas en Cuba pidiendo comida, agua potable, medicamentos y una vivienda segura. También han reclamado libertad, democracia y han dicho Patria y Vida.
No hay dinero
Gisela, funcionaria municipal, reconoce que “no hay dinero para atender todos los casos de personas y familias vulnerables”, un término eufemístico utilizado por el régimen para camuflar la pobreza extrema. “Asistencia social ha colapsado. Atiende actualmente a casi 800.000 personas. Pero probablemente el número real de ciudadanos que necesiten algún tipo de subsidio supere los tres o cuatro millones. La mayor parte de las familias que necesitan ayuda alimentaria y monetaria son ancianas, madres solteras, mujeres divorciadas que el padre de sus hijos no les pasa la manutención. Ellas cargan sobre sus hombros el déficit de alimentos y la crisis económica”.
Carlos, sociólogo, apunta que según “la última estadística fiable que conozco, al menos el 70% de los niños cubanos son hijos de padres divorciados y la mayoría de ellos quedan al cuidado de sus madres, tías o abuelas. Como los salarios son tan bajos y la voraz inflación devalúa cada semana al peso, 500 o 1.000 pesos que entreguen los padres para mantener a sus hijos es puro simbolismo. A eso hay que sumar miles de familias desestructuradas con el padre preso o que no se ocupa de sus hijos.
«La mujer en Cuba, en un alto por ciento, es el sostén principal de la familia. Después de jornadas laborales de ocho o diez horas, llegan a la casa y se ponen a trabajar en las faenas domésticas: lavar, cocinar, cargar agua y atender a sus hijos y esposos si los tienen y no pocas veces se ocupan de sus padres, sus abuelos o sus suegros. Además, tienen que salir a la calle y hacer colas para conseguir comida y medicamentos en las farmacias. No siempre cuentan con el apoyo de sus maridos, quienes en ocasiones ejercen la violencia contra ellas, una violencia que va en aumento. En 2023 hubo 89 feminicidios y en los primeros cuatro meses de 2024, 17 mujeres han sido asesinadas”, indica el sociólogo.
En alza el maltrato
Ismael, exinstructor policial, revela que “la mayor parte de las denuncias de maltrato a la mujer ni siquiera se investigan. Excepto que existan hechos de sangre o violencia desmedida. Las leyes en algunos casos son bastante laxas. El acoso sexual, por ejemplo, casi nunca se procesa. La masturbación callejera recibe una multa de 120 pesos. Existe mucha pasividad legal con respecto a la violencia contra la mujer y eso se refleja en el aumento de los casos de feminicidios en el país”.
Gretell, abogada, coincide en que “la mujer en Cuba está bastante desprotegida legalmente. La ley contra la violencia de género está guardada en el cajón del olvido en la Asamblea Nacional (parlamento). Las instituciones del Estado viran la cara y no toman medidas enérgicas para detener el feminicidio, la violencia de pareja y las amenazas a su integridad física”.
Duany, etnólogo, considera que la crisis económica y sistémica que vive el país impacta con mayor fuerza en las mujeres. «Pero afecta aún más a las mujeres negras y mestizas. Muchas familias negras residen hacinadas en cuarterías y barrios insalubres. El número de emigrantes negros es menor y no suelen recibir remesas. El machismo y las situaciones violentas son más frecuentes entre las parejas negras. Los matrimonios disfuncionales y padres que no atienden a sus hijos son más comunes entre las personas que no son blancas. Las mujeres negras cubanas sufren el doble”.
Mujeres al frente
En las protestas del 11 de julio de 2021 y el 17 de marzo de este año en Santiago de Cuba, predominó la participación femenina. Cuando estaban listos para “entrar en acción” cientos de agentes de la Seguridad del Estado y las llamadas brigadas de respuesta rápida, armadas con cabillas, machetes y estacas de madera, la represión pudo evitarse por la actitud de las mujeres que, con sus hijos cargados o de la mano, hicieron un cordón humano para proteger a los jóvenes, los padres y los hombres presentes.
En los últimos quince años, ya sea desde el activismo opositor o el periodismo independiente, la mujer ha sido líder de las voces del cambio que reclaman democracia en Cuba. Martha Beatriz Roque Cabello, Laura Pollán, Berta Soler, Reina Luisa Tamayo, la madre de Orlando Zapata Tamayo, la abogada Laritza Diversent, las periodistas Yoani Sánchez y Camila Acosta, son algunas de las protagonistas que tomaron el relevo de las primeras disidentes, como Martha Frayde, Tania Díaz Castro y María Elena Cruz Varela, entre otras.
El movimiento de las Damas de Blanco, surgido en abril de 2003, marcó un parteaguas dentro de la oposición pacífica en la Isla. La mayoría de sus fundadoras, como Laura, Berta o Blanca Reyes, hoy viuda de Raúl Rivero, no eran disidentes cuando Fidel Castro encarceló a sus padres, hijos o esposos. Las reiteradas protestas con gladiolos en las manos fueron claves en su posterior liberación y la inaudita concesión del régimen de otorgarle un espacio para manifestarse por la Quinta Avenida, en la barriada habanera de Miramar.
Como reportero cubrí varias marchas de las Damas de Blanco. La represión contra ellas era feroz. En el exterior de la casa de Laura Pollán, en la calle Neptuno, un día sí y otro también, la policía política montaba linchamientos verbales donde los que hoy acusan de ‘odiadores’ a la oposición chillaban: “al machete que son pocas o apunten, preparen, fuego”.
Ser disidente en Cuba siempre fue muy duro. Pero para las mujer es mucho peor.