Cuando el presidente ruso Vladímir Putin se reunió la semana pasada con su par chino, Xi Jinping, hicieron gala ante los medios de sus lazos estratégicos, que a juicio de ambos, son “un ejemplo” para otras potencias porque están basadas “en el respeto y la franqueza”. Lo aseveraron en clara referencia a Estados Unidos, su principal enemigo.
Sin embargo, es posible que aquello que captaron las cámaras, o plasmó su larga declaración conjunta de 12000 palabras, no sea todo lo que trataron durante esa visita de Putin a China. Una pista está en las declaraciones del secretario de Estado de Defensa del Reino Unido, quien reveló cómo el gigante asiático planea proporcionar a Rusia “ayuda letal” para utilizarla en la guerra contra Ucrania.
Según Grant Shapps, “la ayuda letal está fluyendo ahora o fluirá desde China hacia Rusia y Ucrania” y que tanto la inteligencia militar estadounidense como la británica tienen pruebas de que ambos países aliados “están colaborando en equipos de combate”. La alerta no es para menos considerando que podría haber un cruce de líneas rojas que haga escalar el conflicto, a pesar de que Pekín ha negado que lo esté haciendo.
Una mano lava a la otra
En vista de que Putin y Xi Jinping planean reunirse de nuevo en julio con Kazajistán, vale la pena cuestionar si los continuos encuentros buscan enviar un mensaje a Occidente en un contexto geopolítico cada vez más tenso. El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, incluso aseveró recientemente que sí hay certeza de que Pekín suministra a Moscú componente esenciales para la guerra, es decir, aquellos que ayudan a “fabricar más municiones, tanques, vehículos blindados y misiles”. Pero que aún “no está sucediendo el suministro de armas concretas”.
Lo cierto es que China y Rusia son amigos cercanos. El comercio entre los dos países se ubicó en los 240.000 millones de dólares en 2023, aumentando así 64 % en comparación con 2021, de acuerdo con cifras oficiales del régimen chino. Luego de las sanciones contra Moscú por el inicio de la guerra, Xi Jinping se convirtió en un salvavidas como primer proveedor de materias primas, ropa y vehículos. Del otro lado, Putin provee de gas para calentar hogares en todo en gigante asiático.
No hay declaraciones oficiales del régimen chino que desmientan lo que dijo el ministro británico sobre una posible colaboración directa con armamento. Aún así, Putin no escatimó cuando dijo hace pocos días que los lazos bilaterales con el régimen amigo están en un “nivel sin precedentes”, aunque, como suelen hacer este tipo de autoritarismos, no hubo demasiado detalle respecto a qué hacía referencia más allá de puntos relevantes del encuentro como buscar “solución política” en Ucrania o establecer lazos sólidos para la “justicia en el mundo”.
Declaración de la OTAN
Por otro lado, está la OTAN, la cual asegura que Rusia “no tiene capacidad para hacer un avance estratégico en Ucrania”. En palabras de Christopher G. Cavoli, general estadounidense y comandante supremo de la Alianza para Europa (SACEUR), “no creen” que el ejército ruso tenga “la habilidad y la capacidad para operar a la escala necesaria”.
Es decir, la Alianza Atlántica descarta que Moscú tenga esa posibilidad en una guerra que se ha extendido por más de dos años. Por ende, al ser tan cercano a China, resulta válido dar créditos a la alarma del secretario de Defensa del Reino Unido.