Un comunicado de la Cancillería venezolana que se difundió este lunes condena la posición del presidente de Argentina, Javier Milei, a propósito del presunto intento de golpe de Estado que se pretendió ejecutar en Bolivia el miércoles pasado.
«La República Bolivariana de Venezuela rechaza de manera categórica el repugnante comunicado de Javier Milei, emitido este 30 de junio, donde pretende desconocer el intento de golpe de Estado en Bolivia, alimentando una narrativa creada por la derecha latinoamericana, que intenta lavarle la cara a los criminales que trataron de derrocar al legítimo presidente Luis Arce», reza el comunicado difundido por el Ministerio de Exteriores venezolano.
Lo paradójico es que este pronunciamiento enterraría también la vieja alianza existente entre Caracas y el líder cocalero, quien ha usado más o menos los mismos argumentos de Milei para poner en duda que lo escenificado la semana pasada fuese realmente un levantamiento militar.
Morales, uno de los integrantes fundamentales del ultraizquierdista Foro de Sao Paulo fue junto a Daniel Ortega, Rafael Correa y Cristina Kirchner -por listar apenas algunos nombres- una de las principales propuestas políticas financiadas por Hugo Chávez en la época de la bonanza petrolera venezolana.
Morales no compra la versión el golpe
El domingo el propio expresidente boliviano expresó a través de su cuenta en X (antes Twitter) que Arce «engañó y mintió al pueblo boliviano y al mundo» con el despliegue ejecutado alrededor de la presunta intentona encabezada por el entonces comandante del Ejército, Juan José Zúñiga.
«Frente a esa realidad, debo pedir disculpas a la comunidad internacional por la alarma generada y agradecer por su solidaridad con nuestro país. Es importante que una investigación completa e independiente demuestre la verdad de este hecho», remató el líder cocalero.
De igual modo, Morales aprovechó para profundizar la grieta abierta en el seno del oficialismo, destacando que el presidente del país «pretende quitarnos la sigla a punta de sentencias y anulando las decisiones del Tribunal Supremo Electoral», en referencia al despojo del control del gobernante Movimiento al Socialismo (MAS), con lo que se dificultaría su inscripción como candidato presidencial el año próximo.
Durante los últimos meses se ha profundizado la confrontación por el control de la formación partidista, que ha terminado prácticamente dividida entre simpatizantes del «arcismo» y del «evismo», de cara a las elecciones presidenciales previstas para 2025.