WASHINGTON — El presidente Joe Biden continúa este jueves, día de la fiesta nacional estadounidense, multiplicando las intervenciones para intentar apagar la polémica desatada hace una semana por su desastrosa actuación durante un debate contra Donald Trump.
«Me porté mal en un debate», admitió nuevamente durante una entrevista con una estación de radio local de Pensilvania transmitida el jueves por la mañana.
Sin embargo, a su juicio, «90 minutos en el escenario no borran lo que hice durante tres años y medio», justifica.
El presidente demócrata, de 81 años, se enfrenta a crecientes llamados para retirar su candidatura para las elecciones presidenciales de noviembre, en las que aspira a un segundo mandato, debido a serias preocupaciones sobre su salud.
No obstante, la Casa Blanca rechazó rotundamente el miércoles la posibilidad de que Biden abandone la carrera.
Aumentan dudas sobre su capacidad
A menudo es agudo y atento. Pero también tiene momentos en los que sus pensamientos parecen desordenados y se queda a medias al hablar o parece confundido.
Los problemas aparentemente ocasionales de concentración de Biden pueden no ser inusuales para alguien de su edad. Pero a sus 81 años, y en busca de otros cuatro años en la Casa Blanca, los momentos en los que está fuera de juego han adquirido una nueva resonancia tras su desastrosa participación en el reciente debate contra el republicano Donald Trump.
El cara a cara del 27 de junio alarmó a los demócratas y a sus patrocinadores, en parte porque Biden pareció mucho peor que en los momentos casi rutinarios en los que es menos agudo. Y eso ha suscitado dudas sobre si está preparado para una campaña que sólo va a ser más hostil y si puede gobernar eficazmente otros cuatro años en caso de ganar.
«Error»
El presidente «no piensa en absoluto» en tirar la toalla, afirmó su portavoz Karine Jean-Pierre.
«Cometí un error», reiteró el mandatario durante una entrevista con una estación de radio local en Wisconsin grabada el miércoles. Pero «vamos a ganar estas elecciones”, prometió.
El miércoles, el presidente se reunió con líderes demócratas en el Congreso y recibió a los gobernadores de varios estados gestionados por su partido, que le confirmaron su respaldo.
Para el Día de la Independencia, festividad celebrada este jueves por las familias estadounidenses en todo el país, el presidente asistió por la tarde a una parrilla con soldados en Washington, en compañía de la primera dama Jill Biden.
El sacrificio de los militares «nos recuerda que la democracia nunca está garantizada y que cada generación debe luchar para mantenerla», escribió el jueves por la mañana en la red social X. Biden acusa a menudo a su oponente republicano Donald Trump de ser una amenaza para la democracia, sin tener argumento.
Los más mínimos gestos, así como el tono del octogenario demócrata, serán examinados de cerca cuando hable por la noche, antes de asistir a los tradicionales fuegos artificiales acompañado de Kamala Harris, que sigue apoyándolo en público.
Encuestas alarmantes
El viernes, Biden deberá seguir intentando tranquilizar a la ciudadanía cuando intervenga en un mitin de campaña en Madison, en el decisivo estado de Wisconsin, y luego durante una entrevista con la cadena de televisión ABC, que promete ser crucial.
También está previsto que la próxima semana ofrezca una rueda de prensa, en un intento de apagar la desconfianza de sus partidarios.
Su objetivo en estas intervenciones es demostrar que tiene capacidad para expresarse sin teleprónter y acallar las dudas surgidas en los últimos días sobre su capacidad para liderar el país durante cuatro años más.
Dos parlamentarios demócratas pidieron abiertamente esta semana encontrar un candidato más fuerte que Biden para las elecciones presidenciales.
Periódicos importantes, incluido el consejo editorial del New York Times, también han reclamado que el presidente desista de intentar un segundo mandato.
Dos encuestas publicadas el miércoles destacaron el crecimiento de las intenciones de voto en favor de Trump.
El multimillonario republicano se ha mantenido relativamente discreto durante varios días, dejando que la crisis empeore sin intervenir directamente.
Ello no ha impedido que su equipo de campaña aproveche la ocasión: «Joe Biden es débil, fracasó, es deshonesto e indigno de ocupar la Casa Blanca», apuntó en un comunicado difundido el miércoles.