ITXU DÍAZ,
Quizá porque anda Sánchez a la vez con lo de amordazar a los periodistas y con lo de acabar con el porno, se ha hecho la picha un lío, y ha dicho una verdad, quedando en pelotas ante toda España. Pánico en la bancada del Gobierno. Si Sánchez empieza a decir la verdad, las consecuencias son impredecibles, y se hace casi imposible calcular cuántos ministros acabarían en prisión; y sabe Dios cuándo llegará el próximo Gobierno socialista para amnistiarlos.
El presidente ha dicho, literalmente: «Sabemos que no somos fiables». La cámara ha enfocado entonces a María Jesús Montero y ha hecho un gesto alienígena que podría traducirse a la civilización humana como poh vale, a lo que ha respondido Yolanda Díaz poniendo cara de bulo. Es la primera vez que Sánchez lo admite públicamente y varios ministros temen que se haya abierto la veda. Bolaños ha adelgazado diez kilos más en sólo dos minutos.
Si el presidente empieza a cantar, entonces podría admitir que, ni reglamento europeo, ni libertad de expresión, ni la importancia de la digitalización de los medios: todo, absolutamente todo lo que intenta con su presunta iniciativa para la regeneración democrática es evitar que los periodistas sigamos contando a qué dedica Begoña Gómez su tiempo libre. Nos está saliendo carísimo que Sánchez tenga esposa, que parece que es el único español que la tiene.
De todos modos, como veo a mucho periodista despistadísimo —y a mucho empresario chupacirios feliz, echando cuentas a ver cuánto le va a tocar a su grupo de comunicación en el reparto del soborno—, para comprender el verdadero peso del Caso Begoña en todo este berenjenal, se hace necesario traducir al cristiano algunas de las frases que ha dicho Sánchez este miércoles. A saber:
«Garantizar el derecho a una información veraz»: garantizar que la información venga derecha de Ferraz.
«Los medios tienen que ser libres»: a los libres hay que quitarlos de en medio.
«No es la misión ni la intención del Gobierno repartir carnets de fiabilidad entre los medios de comunicación»: tras el pajaporte, llega el prensaporte.
«Plan contra la desinformación que ayude a proteger la democracia»: plan contra la democracia que ayude a proteger la desinformación.
«Sin medios libres y de calidad no hay democracia»: sin tetas no hay paraíso.
«Los ciudadanos deben conocer las fuentes de financiación de los medios de comunicación, el nombre de sus accionistas y las cifras de audiencia»: los ciudadanos deben conocer la marca de calzoncillos, el restaurante favorito, y la actividad sexual de los directores de medios de comunicación que investiguen el Caso Begoña; a propósito, esto ya lo hizo el felipismo con un conocido periodista que, años después, cayó víctima del síndrome de Estocolmo.
«Queremos reforzar los derechos al honor y a la rectificación de la ciudadanía»: la ciudadanía es de Bilbao, tiene 49 años, se dedica a sus labores, y se llama Begoña.
«Asegurar que no haya partidos políticos que compren líneas editoriales con el dinero de todos los contribuyentes»: el dinero de los contribuyentes a los medios solo lo puede poner el Gobierno cuando necesite comprar líneas editoriales.
«Esto es bueno para todos salvo para los que han convertido la noticia en un negocio»: se prohíbe a los medios que ganen dinero, salvo cuando se lo proporcione el Gobierno.
«El consumo reiterado de noticias falsas está directamente ligado al voto a la ultraderecha»: el consumo de noticias verdaderas sobre las actividades escandalosas de mi mujer está directamente ligado a que no me voten a mí.
«Con recursos públicos se está financiando la desinformación»: y a partir de ahora, más, que para eso vamos a regalar 100 millones a los medios para digitalizarlos de una vez, ya que, como saben, en estos momentos todos los diarios se publican exclusivamente en tablas de arcilla de Mesopotamia.
«Estas son las medidas que una amplísima mayoría de parlamentarios votó en Estrasburgo»: mis cojones 33.