Esta semana, en una entrevista para la BBC, el expresidente boliviano Evo Morales, intensificó sus críticas contra del actual jefe del Ejecutivo de su país, Luis Arce, semanas después de que este último denunció haber sido objeto de un intento de golpe de Estado que terminó desvaneciéndose en cuestión de horas.
Morales, quien mantiene una pugna abierta con su delfín político, señaló enfáticamente que su gestión ha conllevado al retroceso de muchos indicadores en Bolivia, dado que éste «se derechizó». El exmandatario ha dicho además que él es el genuino representante de la agenda de la izquierda en el país andino.
Al mismo tiempo insistió en poner en duda la supuesta intentona golpista del 26 de junio, en la que el general Juan José Zúñiga se apostó junto a un grupo de militares en las inmediaciones del Palacio Quemado de la capital boliviana, siendo posteriormente detenido por el Gobierno de Arce.
«¿Qué clase de golpe es este? Me sorprendo. Sigo viendo las redes sociales: el golpista entra al Palacio Quemado, habla con el presidente, ministro del gobierno con un militar, felices, riéndose. Está en las imágenes», preguntó Morales.
El expresidente, cuyos simpatizantes mantienen actualmente una pugna con los seguidores de Arce por el control del oficialista Movimiento Al Socialismo (MAS), ha llamado al mandatario a permitir la realización de una elección primaria para determinar quién será el candidato del partido en las próximas elecciones presidenciales, pautadas para 2025
«Yo dije eso públicamente. ¿Ningún problema, eh? Sin primarias no hay democracia en el partido. Por eso son tan importantes (…) Yo me someto a primaria, si me gana voy a hacer campaña por él. Si yo gano, que haga campaña para mí», reveló Morales.