sábado, noviembre 23, 2024
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Un tercio de los demócratas cree que el intento de magnicidio de Trump en el que fue asesinado un padre de familia es un «montaje»

La izquierda norteamericana gusta de presentar a los trumpistas como un atajo de conspiranoicos capaces de creerse la absurda teoría de una victoria secreta esparcida por QAnon. Pero la realidad es que, puestos a creerse conspiraciones disparatadas, los votantes demócratas están demostrando ser capaces de darles mil vueltas.

Que detrás de un magnicidio como el que se pretendió con Trump en Pensilvania haya una ‘mano negra’ no es una hipótesis irracional en absoluto. No sería, desde luego, el primer atentado de la historia que es fruto de una conspiración, y a Trump han intentado desde el principio quitárselo de encima por todos los medios imaginables.

Pero la teoría que adelantan numerosos demócratas en redes y medios con respecto al atentado de Donald Trump es bastante más ridícula: que se trata de un montaje organizado por la propia campaña de Trump para convertirle en un héroe.

Pero, por disparatada que parezca, uno de cada tres votantes demócrata se la cree. Una encuesta de Morning Consult reveló que el 34% de los demócratas cree que Trump fingió su propio intento de asesinato en Butler, Pensilvania. A estos teóricos de la conspiración de izquierdas se los conoce ya como «BlueAnon» y, como informa el Washington Free Beacon, esta idea en particular —que Trump fingió el intento de asesinato— se originó con el poderoso demócrata Dmitri Mehlhorn, quien ha hecho al menos diez visitas a la Casa Blanca de Biden.

Horas después del tiroteo del sábado, Mehlhorn —asesor del fundador de LinkedIn, Reid Hoffman (quien bromeó sobre asesinar a Trump la semana anterior al intento)— envió un memorando a los medios sugiriendo que retraten el tiroteo como una operación de falsa bandera con participación de Vladimir Putin, diseñado para darle a Trump una oportunidad fotográfica icónica.

«Esta es una táctica rusa clásica, como cuando Putin mató a 300 civiles en 1999 y culpó a los terroristas para aprovechar la reacción para llegar al poder», escribió Melhorn, quien no mencionó numerosas fotos, como la que muestra una bala pasando silbando por la cabeza de Trump, la obvia herida de bala en la oreja derecha de Trump o la muerte de un asistente al mitin, Corey Comperatore, quien recibió un disparo mientras protegía a su familia de las balas.

La izquierda norteamericana está fuera de sí por la existencia misma de esa foto, y va a hacer cualquier cosa para restarle fuerza. Son incapaces de reconocer que, por espantosas que les resulten sus políticas y lo odioso de sus formas, Trump ha demostrado ser un hombre de considerable valor físico.

La teoría sería que Trump confiaba lo suficiente en un francotirador como para no fallarle el tiro en la cara y así poder sacar una foto estupenda. Esto significaría que el plan era que Trump fingiera una lesión en la oreja con cientos de personas y cámaras a su alrededor, y que el tirador tendría que disparar lo suficientemente cerca de su cabeza para que resultara creíble, alcanzando a tres espectadores y matando a uno de ellos en el proceso. Y, por supuesto, la mayor parte del equipo de seguridad del Servicio Secreto de Trump y la policía local tendrían que estar implicados en el complot, por no hablar del fotógrafo.

Los izquierdistas que sugieren este disparate sin pies ni cabeza son las mismas personas que reprochaban a muchos conservadores de resistirse a «seguir la ciencia» durante los confinamientos por la pandemia. Pero es un hecho comprobable que, cuando se trata de Trump, toda la racionalidad que pueda albergar el cerebro de un demócrata salta por los aires.

Fuente: La gaceta de la Iberosfera

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